Hoy comienza el juicio contra Continental Airlines por el accidente del Concorde en julio de 2000

PARÍS, 2 (Reuters/EP)

Casi diez años después del accidente que sufrió un avión Concorde en el que murieron 113 personas, hoy se abre en el tribunal correccional de Pontoise el juicio contra la compañía estadounidense Continental Airlines en el que se tratará de determinar su responsabilidad en lo ocurrido.

Las investigaciones previas han concluido que una de las ruedas del Concorde estaba perforada por una pequeña pieza de metal que se había caído de un avión de Continental Airlines que iba a despegar, lo que hizo que llegasen restos a los depósitos de combustible del avión, que causaron un incendio.

Continental niega ser responsable del accidente, y su abogado, Olivier Metzner, dijo la semana pasada que hay 28 testigos que discuten esa versión de los hechos. Los resultados del juicio podrían tener importantes implicaciones en la forma en que la industria aeronáutica mantiene sus aviones y en la rigurosidad de las medidas de seguridad.

Según explicó el experto en seguridad aérea Ronald Schmid a Reuters Televisión, el juicio “se centrará en la pregunta de quién sabía qué y quién, a pesar de saber algo, no actuó, y si esa persona, por lo tanto, podría ser procesada”.

SEIS ACUSADOS

Continental Airlines, John Taylor --un soldador que trabajaba para Continental cuando se produjo el accidente-- y Stanley Ford --su supervisor-- serán juzgados por homicidio involuntario. También están acusados Henri Perrier --el máximo responsable de probar el programa del Concorde antes de convertirse en su director--, Jacques Herubel --ex ingeniero jefe del avión-- y Claude Frantzen, antiguo director del organismo de aviación civil de Francia.

Metzner señaló que Continental está decidida a demostrar que no tiene la culpa del accidente e insistió en que aún quedan muchas preguntas por responder sobre el nivel de seguridad y mantenimiento del Concorde.

“Lo que está en juego, por encima de todo, es un asunto moral. Continental Airlines es una empresa con una excelente reputación y no quiere que se destruya su imagen, que es respetada por los pasajeros, y no va a aguantar que la hagan responsable”, subrayó.

El Concorde, de Air France, estaba intentando despegar desde París el 25 de julio de 2000 para llevar a un grupo de turistas --la mayoría alemanes-- al Caribe, donde iban a pasar sus vacaciones a bordo de un crucero, cuando se incendió un motor.

Incapaz de ganar altura y dejando un largo rastro de fuego y humo, la aeronave se estrelló contra un hotel de la localidad de Gonesse, seis kilómetros al suroeste del aeropuerto parisino de Charles de Gaulle.

Las cajas negras han permitido saber que el capitán de la aeronave intentó desesperadamente bajar hacia el suelo de nuevo pero no le dio tiempo. Los 109 pasajeros que iban a bordo, incluidos tres niños, fallecieron, al igual que cuatro empleados del hotel.

Schmid manifestó que “los supervivientes esperan (...) un juicio justo y una investigación sobre el accidente”. “Quieren saber por qué sus familiares tuvieron que morir y, quizá, quién es el responsable de esto”, añadió.

CAUSA DEL INCENDIO

Los fiscales aseguran que la pieza de metal del avión de Continental estaba mal ajustada y era de titanio, que es un metal más duro que el aluminio --lo que se suele utilizar normalmente-- y, por lo tanto, era más fácil que pudiese causar pinchazos en ruedas. Metzner adelantó que sus testigos, entre los que hay pilotos y bomberos, atestiguarán que la pieza de metal no fue la causa del incendio que sufrió el Concorde.

El accidente aceleró la desaparición del poco económico Concorde. Las dos empresas que lo gestionaban, Air France and British Airways, lo sacaron de servicio en 2003. Schmid opinó que la primera lección que se debe sacar de esa tragedia es que “la seguridad es lo más prioritario y es más importante que hacer dinero y que el prestigio que pueda tener un avión”.