El nombre de Maraconesia proviene de las palabras griegas μακάριος o makarios (feliz o bendecido) y νησιά o nisiá (islas), que literalmente significa Islas Afortunadas. En la antigüedad, la mitología griega ubicaba en el Océano Atlántico a unas islas paradisíacas donde moraban los héroes o virtuosos tras su muerte. Y durante la conquista de América y la colonización de África se convirtieron en ejes de las principales rutas marítimas comerciales. En la actualidad, el término define unas características climáticas, geográficas, geofísicas y de biodiversidad similares entre cuatro archipiélagos: Cabo Verde, Canarias, Azores y Madeira (incluyendo las islas Salvajes). Ahora, la recién creada Asociación Canaria para el Progreso de la Macaronesia, junto a sus homólogos en los demás archipiélagos, quieren que pase a ser también una realidad cultural y social.
La asociación se presentó de forma oficial el pasado 19 de enero en Las Palmas de Gran Canaria para “crear una corriente positiva de opinión a la Macaronesia” y tener “un espacio común bien definido” , tal y como indicó su presidente y cónsul de Cabo Verde en Canarias Juan Cárdenes. De forma paralela, “también se está creando una asociación caboverdiana para el desarrollo de la Macaronesia; en Azores y en Madeira, lo mismo… en breves tendremos cuatro asociaciones para el desarrollo de la Macaronesia en los cuatro archipiélagos. Ya veremos si se crea una unión superior, como una federación de asociaciones, o si seguimos así. Se intentará que cada asociación trabaje en su territorio, vea los temas que preocupan, qué se puede aportar y ponerlo en común en un próximo encuentro, que sería con una cumbre de la Macaronesia, con representantes de los archipiélagos, además de España, Portugal, Cabo Verde y la UE”, detalla Cárdenes.
Los cuatro archipiélagos están conformados por 29 islas y una veintena de islotes y una población de 3 millones de personas. Desde hace más dos décadas, la Unión Europea financia el programa Interreg-Mac, que tiene como objetivo la cooperación entre tres regiones ultraperiféricas europeas como son Canarias, Azores y Madeira con países africanos, desde Cabo Verde a Senegal o Mauritania, para desarrollar proyectos entre territorios vecinos. Y dentro de esta iniciativa se enmarca Integra, una iniciativa enfocada exclusivamente en los cuatro archipiélagos, que busca avanzar en la cooperación en ámbitos comunes como el turismo, el comercio o la economía azul además de incrementar el conocimiento de la Macaronesia en sus territorios.
Del 18 al 19 de enero se celebró en la capital grancanaria el tercer encuentro del proyecto Integra, que profundizó en la vecindad de los archipiélagos que conforman la región macaronésica, especialmente en aspectos económicos y sociales. En el acto se dio a conocer el Libro Blanco de la Macaronesia, en el que se ha trabajado durante los dos últimos años. Recoge un diagnóstico de sus realidades junto a una hoja de ruta que sirva de referencia para que gobiernos, empresas y ciudadanía puedan generar sinergias y acercar a cuatro archipiélagos situados a distancias que oscilan entre los 500 kilómetros que hay entre Canarias a Madeira y los 2.400 que separan Azores de Cabo Verde.
Además, durante la primera jornada, el jurista Ángel Llorente aseguró que la Macaronesia ya cumple con las condiciones necesaria para ser un ente con personalidad jurídica propia. Lo posibilita la figura de la UE denominada Agrupación Europea de Cooperación Territorial y una reciente modificación, que permite la asociación con países terceros siempre y cuando la integre dos países europeos como mínimo y, en este caso, serían España y Portugal con Cabo Verde. Esto abriría las puertas a la creación de la agencia europea de la macaronesia, que tendría capacidad para operar de forma autónoma, con presupuestos y personal propio en pos de llevar a cabo proyectos como fomentar el transporte aéreo y marítimo entre los archipiélagos, la creación de un circuito de cruceros o de una autopista marítima que facilite el comercio con el continente africano.
Es en este escenario en el que se ha considerado idóneo crear la Asociación Canaria para el Progreso de la Macaronesia porque, como explica Cárdenes, “hace falta un motor para acelerar los procesos” de la acción política e institucional. En este sentido, recuerda que desde hace años se han llevado a cabo proyectos y trabajos entre los cuatro archipiélagos en numerosos ámbitos, “de la botánica, la vulcanología o de las características fisiológicas o geográficas, todo esto se ha puesto en valor y se ha ido avanzando”, pero aún no ha trascendido como una realidad cultural y social en las islas.
“Hace muchos años que se habla de la Macaronesia, pero no se define ni está tan presente como la Polinesia, la Micronesia o la Melanesia (…) uno de nuestros objetivos es que las Naciones Unidas la reconozca como un espacio singular con características propias”. Cárdenes defiende que la Macaronesia “no se ha inventado ahora”, sino que se trata “de recuperar lo que hubo hace siglos, cuando los archipiélagos estaban más unidos, cuando eran los ejes de las rutas comerciales, hay una historia común y compartida de hace muchos años y pretendemos compartir ese espacio”.
La asociación se ha marcado numerosos objetivos: desde fomentar la participación de la sociedad civil en procesos colaborativos o estimular la creación de una conciencia comunitaria macaronesica hasta instar a las instituciones a desarrollar el reconocimiento de la región y llevar a cabo política específicas de cooperación. Para ello, a pesar de su corta existencia (se inscribió en el registro el 14 de diciembre), ya cuenta con 65 socios activos, que se comprometen a elaborar estudios sobre los problemas comunes de los archipiélagos, divulgar información o conocimiento a través de redes sociales, piezas audiovisuales o la creación de una página web y premiar a personalidades que aporten al ideal macaronésico, entre otras acciones.
“Los objetivos son muy amplios, algunas ideas serán utópicas, otras muy difíciles de lograr pero otras sí serán posibles”, reconoce Cárdenes, si bien básicamente se trata de “cohesionar el territorio” a través de, por ejemplo, “aprovechar las relaciones de cada archipiélago para generar sinergias”. En este sentido, expone que “Cabo Verde, aunque es un país independiente, sigue teniendo vínculos con Europa por haber sido portuguesa hasta 1975. Pertenece a África, pero su relación con Portugal aún no la ha olvidado. Cabo Verde también tiene un tratado con EE.UU para que todo lo que se fabrique en las islas entre en el país norteamericano sin aduanas. Canarias ha tenido fuertes vínculos con latinoamérica, sobre todo Venezuela, Cuba y Uruguay. Azores tiene una relación muy estrecha con Estados Unidos y quieren mantener esa dualidad o influencia, tiene uno o dos vuelos diarios”.
Además, uno de los objetivos que recalca Cárdenes es el de “profundizar en la Macaronesia del conocimiento”, es decir “crear centros de investigación en común, pero también de arte o de música… ahora mismo hay dos personas de la asociación en Cabo Verde para crear la escuela de verano de la Macaronesia y lo replicaremos en las Azores, Madeira y Canarias, para que haya un tránsito de jóvenes entre los archipiélagos”. Según insiste Cárdenes, “todo sirve para tener un espacio cultural, económico y una cohesión territorial más profundo, al final, lo que se pretende conseguir es un espacio común bien definido, con sus reglas de juego”.