BRUSELAS, 30 (EUROPA PRESS)
Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete pactaron este viernes la posición común que la Unión Europea defenderá en la cumbre que se celebra en diciembre en Copenhague sobre cambio climático, que tiene como objetivo diseñar un acuerdo que sustituya al protocolo de Kioto. El compromiso fue posible porque la UE no concretó la ayuda financiera que dará a los países pobres para ayudarles a recortar las emisiones, sino que se limitó a señalar que pagará su “cuota equitativa” de la factura de 100.000 millones de euros anuales a la altura de 2020.
Además, los países del este, que liderados por Polonia se resistían a contribuir a estas ayudas alegando su bajo nivel de renta y el impacto de la crisis económica, lograron no tener que pagar nada entre 2010 y 2012. A partir de esa fecha, el reparto de la factura entre los Estados miembros se calculará “teniendo en cuenta la capacidad de pago de los países menos prósperos”. Para determinar con más exactitud qué cantidad corresponde a cada país, se pondrá en marcha un grupo de expertos.
“Hemos alcanzado un compromiso que es bueno para el clima y tiene en cuenta las preocupaciones de los países más pobres de la UE”, se felicitó el primer ministro polaco, Donald Tusk.
Pese a la falta de concreción y las concesiones a los países del este, el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE, aseguró que el acuerdo alcanzado este viernes permitirá a los Veintisiete “continuar liderando las negociaciones” sobre cambio climático y empujará al resto de países a poner sobre la mesa ofertas similares. “Ahora podemos mirar al resto del mundo a los ojos y decirles: nosotros los europeos hemos hecho nuestro trabajo y estamos preparados para Copenhague”, afirmó por su parte el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
“Era esencial que la UE mantuviera su liderazgo y su credibilidad y lo hemos hecho”, insistió el presidente del Ejecutivo comunitario. Y anunció que en la reunión que mantendrán él y Reinfeldt el próximo martes en Washington con el presidente estadounidense, Barak Obama, le expondrán la posición europea y le pedirán que EEUU se comprometa contra el cambio climático para que Copenhague sea un éxito. La UE espera concesiones similares no sólo de EEUU sino también de otros países industrializados como Canadá, Japón o Australia.
“Mucha gente cree que la cumbre de Copenhague está en riesgo. Nosotros pensamos que podemos convertirla en un éxito, y la UE se está tomando este papel de liderazgo muy en serio”, resaltó Barroso.
La Comisión Europea había propuesto que la UE dedicara entre 2.000 y 15.000 millones de euros anuales a la altura de 2020 para ayudar a los países pobres a reducir sus emisiones. Si hay un acuerdo internacional en la cumbre de Copenhague, el flujo de ayudas debería iniciarse de inmediato, y en el periodo inicial entre 2010 y 2012 a los Veintisiete les correspondería aportar entre 500 y 2.100 millones anuales. Ninguna de estas cifras de contribución europea ha sido avalada por los jefes de Estado y de Gobierno.
Las organizaciones ecologistas WWF y Greenpeace criticaron la falta de concreción de la Unión Europea. “Es especialmente frustrante que no se haya acordado una oferta financiera europea clara para los países en vías de desarrollo”, dijo en un comunicado el responsable de Clima y Energía de WWF, Jason Anderson.
Los líderes europeos se limitaron a cifrar en 100.000 millones de euros anuales la cantidad que la comunidad internacional debe dedicar a los países más pobres a la altura de 2020 para ayudarles a reducir emisiones. De esta cantidad, entre 22.000 y 50.000 millones deberán proceder de la ayuda pública internacional. Entre los años 2010-2012 la cantidad necesaria ascendería a entre 5.000 y 7.000 millones anuales.
Alemania estaba entre los países que no querían que la UE enseñara ya sus cartas de cara a Copenhague con el argumento de que ningún otro país industrializado lo ha hecho. La canciller, Ángela Merkel, subrayó en todo caso que el acuerdo de este viernes demuestra el “papel pionero” de la UE en materia de cambio climático. Por su parte, el primer ministro británico, Gordon Brown, aseguró que las “ofertas condicionadas” pactadas por los Veintisiete “harán posible un acuerdo en Copenhague y animarán a otros países a hacer ofertas igualmente ambiciosas”.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insistió también en que el acuerdo refuerza la “capacidad de liderazgo” de la UE de cara a la “negociación difícil” de Copenhague. Resaltó además que la financiación que se dedique a la lucha contra el cambio climático “no puede poner en riesgo la lucha contra la pobreza ni la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”. Y dejó claro que España contribuirá desde el primer momento, aunque durante los tres primeros años las aportaciones sean voluntarias.
Los Veintisiete reiteraron el compromiso de la UE de aumentar del 20% al 30% su recorte de emisiones de aquí a 2020 si se logra un acuerdo en Copenhague. Y se comprometieron a reducir entre un 80% y un 95% sus emisiones de gases de efecto invernadero en 2050 en comparación con los niveles de 1990.
Finalmente, avisaron de que tomarán las “medidas apropiadas” para evitar las deslocalizaciones de empresas europeas en el caso de que no se logre un acuerdo internacional y la UE aplique unilateralmente su objetivo de reducción del 20%. Francia defiende que en este caso se imponga un impuesto verde a los productos procedentes de países que no recortan sus emisiones. “Europa está a favor de la competencia, pero la competencia leal, no la competencia desleal”, dijo el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Sarkozy anunció que, posiblemente junto a Merkel y el presidente brasileño Luiz Inázio Lula da Silva, adoptará una iniciativa sobre Copenhague para intentar poner una propuesta sobre la mesa que pueda suscitar el consenso. Es importante que Europa movilice al conjunto de los países pobres y, sobre todo a África, sobre la misma posición, subrayó el presidente francés.