Dentro del movimiento que se ha llevado a cabo en el interior del área portuaria del Pireo, también se ha desplazado gente a la zona de la estación E1, la más alejada del centro de la ciudad.
Las escenas se repiten, un mar de tiendas diseminadas por el paisaje industrial del puerto. Las tiendas se organizan a modo de barrios por nacionalidades u orígenes. El ala más al oeste del puerto es el “barrio” de los Kurdos, cualquiera que sea su país de origen. En esta serie se refleja un poco la vida cotidiana, como la actividad de una barbería en una tienda improvisada como tal.
Niños kurdos que juegan al fútbol con chalecos en los que escriben a “su manera” los nombre de sus ídolos futbolísticos y posan como profesionales del 'Rojava FC', en honor a su ciudad.
Un grupo un poco más mayor que juega a un baloncesto sin muchas normas, donde lo que vale es meter canasta. Una lona sirve de “sala de espera” del dispensario médico que Cruz Roja tiene establecido en el exterior de la terminal de pasajeros.
Cuando cae la tarde lo más chicos se concentran frente a una pared blanca de la estación, donde se improvisa un cine al aire libre con una escalera y un proyector.
Cada día se conocen historias duras, como la de Hossana, un joven periodista sirio que ha llegado, como otros, solo hasta Grecia. Durante la guerra trabajó de asistente para periodistas europeos que cubrían el conflicto. Eso le costó permanecer nueve meses detenido, malos tratos y abusos por parte de Daesh. Dos compañeros suyos no tuvieron tanta suerte y fueron asesinados por los extremistas. Orgulloso, muestra la foto de su trabajo como cámara en Siria.