CHERNOBIL (UCRANIA), 26 (Reuters/EP)
El presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, ha visitado la central nuclear de Chernobil (Ucrania), 25 años después del grave accidente provocado por la explosión de un reactor, y desde allí ha abogado por que se aprueben nuevas normas internacionales sobre la seguridad en las plantas atómicas.
Medvedev ha afirmado en una ceremonia junto a su homólogo ucraniano, Viktor Yanukovich, que el que fue el peor accidente nuclear de la historia mundial ha enseñado a los gobiernos que deben decir toda la verdad a los ciudadanos.
Estas palabras se interpretan como un reconocimiento de culpa, ya que la Unión Soviética --de la que Ucrania formaba parte en 1986-- tardó varios días en admitir la enorme magnitud del accidente.
“El deber de un Estado es contar la verdad a los ciudadanos. Hay que reconocer que el Estado no siempre se comportó como debía”, ha declarado el presidente ruso, que ha insistido en la necesidad de “ser honestos y ofrecer información totalmente exacta sobre lo que ocurre” para “evitar tragedias como ésa”.
Respecto a la situación de Japón, donde siguen intentando controlar la crisis desatada en la central nuclear Fukushima-1 por el terremoto y el tsunami del mes pasado, el líder del Kremlin ha dicho que lo sucedido allí, al igual que en Chernobil, pone de manifiesto la necesidad de establecer nuevas normas para usar la energía nuclear de forma segura y pacífica.
“Hoy he enviado a los líderes (mundiales) una serie de propuestas (...) cuyo fin es garantizar la necesaria utilización de la energía nuclear en el mundo mientras se evitan consecuencias mundiales catastróficas”, ha informado.
LOS HECHOS
El 26 de abril de 1986, después de una prueba de seguridad fallida, el reactor número 4 de la central de Chernobil explotó y se incendió, emitiendo una radiación que llegó a varios países europeos.
Un total de 31 personas murieron inmediatamente, pero luego han fallecido muchas más a causa de enfermedades relacionadas con la radiación --como el cáncer--, muchas de ellas en lo que hoy es Bielorrusia. Decenas de miles de personas fueron evacuadas de Prypyat --la ciudad más cercana a la central, con unos 50.000 habitantes-- para nunca volver.
Aunque la localidad de Chernobil resultó muy poco afectada, Prypyat sigue siendo una ciudad fantasma. Se encuentra en el centro de la zona de exclusión, que abarca un radio de 30 kilómetros desde la planta atómica y donde apenas vive nadie.
NUEVO SARCÓFAGO
La semana pasada, la comunidad internacional se comprometió a aportar 550 millones de euros para contribuir a la construcción de un nuevo sarcófago que cubra el reactor que explotó en 1986 y sustituya al sarcófago provisional, por el que ha empezado a escaparse la radiación. Esta cantidad se sumará a los fondos entregados previamente.
Yanukovich ha señalado que “Chernobil constituyó un desafío de dimensiones planetarias” al que “solo la comunidad internacional puede dar respuesta”. “Durante mucho tiempo, Ucrania estuvo sola frente a esta calamidad, pero, afortunadamente, ahora ya no estamos solos”, ha resaltado en un comunicado.
PROTESTAS ANTINUCLEARES
La conmemoración del accidente ha dado lugar a protestas antinucleares en varios países europeos. Unas 120.000 personas se manifestaron este lunes en 80 lugares en Alemania, principalmente junto al reactor nuclear de Grohnde --20.000 personas--.
En Rumanía, decenas de personas se han concentrado este martes junto a edificios gubernamentales de la capital para pedir a las autoridades que cancelen los planes para construir nuevos reactores a la orilla del río Danubio, en Cernavoda.
En Viena protestaron el lunes unas 700 personas, y se han organizados más actos para este martes. Una de esas personas es el canciller austriaco, Werner Faymann, que ha abogado por que los países europeos dejen de usar la energía nuclear.