El Consejo de Seguridad de la ONU se mostró este sábado de nuevo incapaz de consensuar una declaración de petición del alto el fuego que evite la escalada hacia una guerra abierta entre Rusia y Georgia por el conflicto en la región separatista de Osetia del Sur.
Los quince miembros del máximo órgano de la ONU se reunieron por segunda vez en menos de 24 horas para tratar de negociar, de nuevo sin éxito, un texto que logre detener el conflicto armado que sacude al Cáucaso.
Rusia y Estados Unidos, el principal aliado de Tiflis, reflejaron en las cuatro horas de negociaciones en el máximo órgano de la ONU sus amplias diferencias sobre el origen del conflicto y los pasos necesarios para detener la violencia.
Moscú insiste en que mantendrá su contraofensiva hasta que Georgia acepte regresar a las posiciones que mantenía en Osetia del Sur hasta el pasado miércoles, antes de que comenzaran los combates, según fuentes diplomáticas.
Por contra, Washington y Tiflis sostienen que lo primordial es que se declare un cese de las hostilidades que ponga fin a lo que consideran una invasión rusa de territorio georgiano y a los bombardeos de la aviación moscovita, agregaron las mismas fuentes.
Las dos partes parecían estar cerca de un acuerdo si se agregaba al texto la necesidad de respetar la soberanía de Georgia por un lado y, por el otro, que Tiflis ha violado los acuerdos suscritos anteriormente con los secesionistas.
Sin embargo, el presidente del Consejo de Seguridad, el embajador belga Jan Grauls, anunció la suspensión de las negociaciones y la convocatoria a otra reunión para mañana para dar más tiempo a que las partes realicen consultas en sus capitales.
El embajador de Georgia ante la ONU, Irakli Alasania, aseguró que su país está de acuerdo en sentarse a negociar con Rusia y las autoridades de Osetia del Sur aliadas de Moscú si primero se declara un alto el fuego.
Alasania rechazó la posibilidad de que las Fuerzas Armadas georgianas abandonen la parte de Osetia del Sur que han logrado ocupar en los dos días de combates.
“No podemos regresar al statu quo, no podemos ceder lo ganado a estas bandas armadas porque volverán a amenazar la seguridad de la población civil georgiana”, apuntó a la salida de la reunión.
Tiflis culpa del inicio del conflicto a los bombardeos efectuados por fuerzas separatistas contra localidades georgianas.
Mientras, Rusia y las autoridades de Osetia del Sur aseguran que Tiflis trata de arrebatar por la fuerza el control de la región secesionista.
El embajador de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, exigió del Gobierno georgiano una “disculpa” y aseguró que se debe “castigar a los responsables” de las hostilidades.
“No dejaremos que la muerte de nuestros compatriotas quede impune, los responsables tienen que pagar”, afirmó durante su intervención en el segmento abierto de la reunión.
Acusó a los georgianos de realizar “una limpieza étnica” de la región y emplear “la táctica de tierra quemada” para aterrar a la población civil.
En uno de los momentos más tensos de la reunión, Alasania preguntó directamente a Churkin si está “preparado para detener a los aviones que están en el aire dispuestos a bombardear” a sus compatriotas en Georgia.
El diplomático ruso respondió que Tiflis debe “pedir perdón” por la “aventura” bélica en Osetia del Sur, que ha alterado la paz en la región quince años después del último gran conflicto en el Cáucaso.
Por su parte, el embajador de EE.UU., Zalmay Khalilzad, aseguró que su Gobierno “deplora el ataque militar ruso, que supone una violación de la soberanía y la integridad territorial de Georgia”.
“Instamos a Rusia a poner fin a sus ataques, ya sean por aire, con misiles o con fuerzas de combate terrestres”, señaló a la salida de la reunión.
También destacó que Churkin fue el único embajador que no abogó públicamente por un cese de las hostilidades.
Moscú lanzó el jueves una contraofensiva contra las fuerzas armadas georgianas en Osetia del Sur, para arrebatarles el terreno conquistado en los combates contra los separatistas.
También inició una extensa campaña de bombardeos aéreos del territorio georgiano.
Se calcula que al menos un millar de personas han muerto en los combates, entre ellos doce soldados de paz rusos desplegados en la zona para mediar en el conflicto.
Osetia del Sur y la otra región separatista, Abjasia, se escindieron de facto de Georgia a comienzos de los años 90, tras sendos conflictos armados en los que, según Tiflis, los secesionistas contaron con la ayuda de Rusia.