JALALABAD (KIRGUISTÁN), 21 (Reuters/EP)
La presidenta interina de Kirguistán, Roza Otunbayeva, se comprometió este lunes a la celebración del referéndum de reforma constitucional en todo el país, incluido el sur, a pesar del estallido de violencia étnica y política desatado el pasado 10 de junio y que habría provocado la muerte de al menos 208 personas y el desplazamiento de 400.000 civiles, según el último balance oficial difundido por el Ministerio de Sanidad.
Muchas voces de dentro y fuera del país han pedido el aplazamiento del referéndum, previsto para el 27 de junio, debido al caos posterior a los enfrentamientos. “La celebración de este referéndum se ha convertido en una necesidad porque tenemos que crear un marco legal (...). Si permitimos cualquier retraso, será una amenaza de mayor inestabilidad”, afirmó Otunbayeva desde Jalalabad, una de las ciudades, junto con Osh, más afectadas por la violencia.
La presidenta interino sobrevoló en helicóptero las zonas más devastadas por la violencia, incluidos varios edificios calcinados, y después visitó la sede del gobierno regional, desde donde destacó que la ciudad se encuentra en relativa calma y aseguró que el Gobierno cree que es posible celebrar el referéndum.
Ayer mismo la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, mantuvieron una conversación en la que señalaron que el referéndum supone una oportunidad para estabilizar el país.
Ya hoy, Turquía y Kazajistán manifestaron también su apoyo a la realización del referéndum y ofrecieron su apoyo. “Esperamos que el referéndum del 27 de junio en Kirguistán se celebren como estaba previsto”, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, desde Astaná, donde se entrevistó con su homólogo kazajo, Kanat Saudabayev.
“Inmediatamente después del referéndum tenemos previsto lanzar acciones conjuntas con Kazajistán para demostrar nuestro apoyo a Kirguistán”, apuntó. Ese apoyo, insinuó, podría ser económico, diplomático o de seguridad.
En Jalalabad, donde se encontraba Otunbayeva, un enviado especial de la agencia Reuters pudo constatar que muchas de las cafeterías y comercios del centro de la ciudad se encuentran ya abiertos.
Sin embargo, la situación en Osh, la ciudad más afectada por la violencia, continúa siendo tensa, según informó un testigo presencial. Funcionarios kirguises habrían entrado este lunes el barrio uzbeco de la ciudad, protegido por barricadas, para realizar tareas de identificación y para buscar arsenales de armas ocultos.
Un activista de Derechos Humanos informó por vía telefónica a Reuters desde Osh de que varios uzbecos fueron ingresados este lunes en un hospital con signos de grave violencia física. Uno de los médicos del hospital informó de la muerte de dos de estas personas.
El Gobierno aprobó este domingo prorrogar el toque de queda y el estado de emergencia en Osh y sus tres regiones circundantes hasta el 25 de junio, dos días antes de la fecha prevista del referéndum de reforma constitucional que plantea un texto que restaría competencias a la presidencia en favor del cargo de primer ministro.
La crisis comenzó el pasado 10 de junio con ataques coordinados por parte de grupos desconocidos, con el rostro oculto por pasamontañas, que provocaron el enfrentamiento abierto entre las comunidades kirguisas y uzbecas. Barrios enteros de mayoría uzbeca quedaron reducidos a cenizas en tres días de disturbios.
En total, la cifra de muertos sería de 208, según anunció el lunes el Ministerio de Sanidad kirguís, pero la propia Otunbayeva advirtió el viernes de que la cifra definitiva podría ser diez veces superior.