El Polisario y Marruecos se limitan a defender sus respectivas posturas

No se ha registrado un avance significante en la tercera ronda de negociación entre el Frente Polisario en Nueva York para el futuro del Sáhara Occidental y Rabat, quien ha insistido en la autonomía y advierte de que no acepta la política de los hechos consumados.

Las negociaciones empezaron este lunes, pero las dos delegaciones se limitaron a defender las tesis que cada uno sostiene. Por un lado, Marruecos defiende su propuesta de autonomía, mientras que el Polisario insiste en la autodeterminación, y entre los dos, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pide paciencia y anima a las dos partes a acercar posturas.

La agencia marroquí MAP publicó este martes el texto que el ministro del Interior, Chakib Ben Musa, presentó en las negociaciones. En él afirma que “Marruecos rechaza categóricamente la política de los hechos consumados o la política que podría atentar contra su integridad territorial” y advierte de que Marruecos se movilizará para defender los derechos históricos del país en el Sáhara que forma parte de la patria.

Por su parte el ministro de Exteriores, Taeb Farsi Fihri, fue muy claro en su mensaje al declarar a la misma agencia que “esperamos que la comunidad internacional reconozca los esfuerzos de Marruecos en la búsqueda de una solución justa al conflicto del Sáhara al plantear la propuesta de la autonomía”, señala “pero Marruecos defenderá sus derechos en el Sáhara sobre todo en la parte Este”.

Todo apunta a que la tercera ronda de las negociaciones en Nueva York que terminará este miércoles será un fracaso total, lo que podría representar un peligro porque el Frente Polisario dejó muy claro que si Marruecos no acepta en la tercera ronda la autodeterminación apostará de nuevo por las armas.

Ban Ki-moon

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, apeló en una declaración divulgada por su portavoz, Michele Montás, a que las dos partes “aprovechen al máximo la ronda de conversaciones de esta semana para progresar hacia una fase más sustantiva e intensa de discusiones”.

“El secretario general reconoce que tomará tiempo y paciencia negociar una solución mutuamente aceptable a esta larga disputa”, indicó la portavoz.

Al igual que en las rondas celebradas en junio y agosto de 2007, la delegación de Marruecos está encabezada por el ministro del Interior, Chakib Benmusa, mientras que la del Frente Polisario por uno de sus representantes más destacados, Mahfud Ali Veiba.

La actual cita, que se alargará hasta este miércoles y que también contará con la representantes de Argelia y Mauritania, se produce en medio de un aumento de la tensión entre Rabat y los independentistas saharauis, particularmente tras la advertencia del Polisario en su XII Congreso de diciembre de que está dispuesto a librar “una larga guerra” si fracasan las negociaciones.

En un encuentro previo con la prensa, Ban declinó este lunes valorar la posibilidad de que los independentistas saharauis abandonen el alto el fuego supervisado por la ONU desde 1991.

“Es un tema complicado y laborioso, y espero que esta vez se puedan conseguir avances en este tema”, agregó.

Al respecto, el presidente del Corcas apuntó que esa amenaza es “una presión inaceptable sobre la ONU y sobre las partes”.

En cambio, Khadad Mhamed defendió que su puesta en práctica “depende de la comunidad internacional”, ya que “nosotros llevamos esperando dieciséis años (desde que se creó la Minurso) a que se terminen las negociaciones”.

Los independentistas saharauis reclaman que la resolución 1.754 que dio origen al presente diálogo exige negociar de “buena fe” y “sin condiciones previas” todas las opciones sobre la mesa.

Marruecos acude a la mesa de negociaciones tras presentar una queja al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, por la celebración en diciembre del Congreso del Polisario en la localidad de Tifariti.

La región es considerada por Marruecos una “zona tapón”, no armada, entre el Sahara Occidental y la frontera argelina, y a juicio de las autoridades marroquíes la celebración del Congreso supuso una “violación del alto el fuego”.