NUEVA YORK, 29 (EUROPA PRESS)
Un informe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos asegura que el líder de la red terrorista internacional Usama Bin Laden se encontraba “al alcance de la mano” en diciembre de 2001, cuando estaba “completamente confirmado” que escondía en el complejo de cuevas de Tora Bora (este de Afganistán), desde donde logró escapar a las Areas Tribales Federalmente Administradas de Pakistán, escapando ileso de una fallida operación militar que ignoró el uso del amplio espectro de recursos del Ejército estadounidense.
El comité, presidido por el senador por Massachussets y ex candidato a la Presidencia de EEUU, John Kerry, concluye que si bien la muerte de Bin Laden no habría eliminado la amenaza del terrorismo extremista mundial, “las decisiones que abrieron la puerta a su huída le han permitido emerger como una potente figura simbólica que sigue atrayendo un flujo continuo de dinero e inspira a fanáticos de todo el mundo”.
Así, las “enormes consecuencias” de la huída de Bin Laden “podrían haber sido evitadas” si se hubiera emprendido una operación por tierra con unidades ligeras del Ejército estadounidense en lugar de depender de ataques aéreos y de fuerzas afganas y paquistaníes “pobremente entrenadas” entre el 9 y el 14 de diciembre de 2001, los días más críticos de la operación, durante los cuales el líder terrorista había incluso redactado su testamento.
MÁS DE 100 BOMBARDEOS AL DÍA
El informe, titulado “Tora Bora Revisitada: Por Qué Fracasamos y Por Qué Importa Hoy”, aplaude la intensa campaña de bombardeos contra la región situada en las Montañas Blancas de Afganistán, el complejo de cuevas “al que se había reducido el mundo de Bin Laden”, acompañado de varios centenares de hombres --la mayor concentración de fuerzas de Al Qaeda vista hasta ese momento en la guerra-- que llegaron a soportar incluso un centenar de bombardeos diarios.
“Bin Laden esperaba la muerte”, asegura el informe, que recoge el testamento del líder terrorista redactado el 14 de diciembre de 2001. “Dios nos encomienda que, cuando la muerte se aproxima, dejemos un legado a nuestros padres y familiares”, escribió el máximo responsable de Al Qaeda.
No obstante, los bombardeos no fueron seguidos de una operación sobre el terreno eficaz para dar muerte al líder terrorista. “Menos de un centenar de comandos americanos se encontraban en la zona en aquel momento”, apunta el informe. “El vasto espectro del potencial militar estadounidense, desde equipos de francotiradores hasta unidades móviles de Marines, permaneció al margen”.
“En su lugar, el Mando estadounidense siguió confiando en ataques aéreos, en las desentrenadas milicias afganas y en los pobremente organizados Cuerpos Fronterizos de Pakistán para sellar sus rutas de escape”. Una de esas rutas fue la que empleó Bin Laden para cruzar la frontera con Pakistán el 16 de diciembre, “donde todos los analistas coinciden que se halla, a día de hoy”.
En este sentido, el informe señala directamente al entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y al entonces jefe de la fuerza multinacional que componía la llamada Operación Libertad Duradera, general Tommy Franks, como responsables de la huída del líder terrorista, ignorando las múltiples recomendaciones e informes de los expertos de inteligencia del Ejército de EEUU.
El Senado rechaza igualmente el argumento empleado por Rumsfeld, Franks y el entonces vicepresidente Dick Cheney de que faltaba seguridad plena a la hora de determinar la localización de Bin Laden antes de ordenar la incursión por tierra. “La revisión de los documentos existentes, los informes desclasificados y las entrevistas con las fuentes principales de este documento”, apunta el texto del Senado, “despejan cualquier tipo de duda, y ratifican que Usama Bin Laden estuvo al alcance de nuestra mano en Tora Bora”.
“Todos los informes”, prosigue, “corroboran su presencia en la región entre los días 9 y 14 de diciembre” citando, como fuente de mayor autoridad, el registro oficial del Mando de Operaciones Especiales de Estados Unidos.
CONSECUENCIAS
Ya a salvo en Pakistán, Bin Laden procedió a reorganizar la estrategia de atentados de Al Qaeda, al tiempo que reforzó sus lazos con los talibán paquistaníes. Fruto de esta renovada asociación, sus correligionarios afganos incrementaron la intensidad de su ofensiva contra las fuerzas internacionales, según las conclusiones del informe.
“Desde la frontera de Pakistán, Al Qaeda ha entrenado a extremistas relacionados con numerosas tramas terroristas, incluyendo los atentados de Londres de 2005”, apunta el informe en referencia a la cadena de explosiones del 7 de julio de ese año que se cobraron la vida de 52 personas y dejaron al menos 700 heridos.
“El resurgir del grupo terrorista en Pakistán coincide con el aumento de la violencia talibán en Afganistán, donde sus líderes escaparon en su día sólo para terminar dirigiendo la cada vez más letal insurgencia afgana”, sentencia el texto.