No es fácil comenzar a hablar de una voz de la que poco, o casi nada, conocemos. Apenas unas breves referencias a su origen –Vallehermoso, donde nació en 1894- y un buen número de poemas y prosa poética en diversos diarios durante la década de los años 20 del siglo pasado. Falleció en Vallehermoso en 1960.
Y digo las referencias a su origen por lo siguiente. Buscando en los libros sacramentales de la parroquia de San Juan, encontré a diversas mujeres con los apellidos Pulido Salazar. Siendo párroco don Ramón Bofill, en 1893 nacería Josefa Gabriela Paula del Carmen Pulido Salazar, hija de Domingo Pulido González (natural de Santa Cruz de Tenerife) y de Herminia Salazar González, natural de Vallehermoso. Un año más tarde nacería María Candelaria y en 1896, Constantino. Pero habrá que esperar hasta 1903 para encontrar a otro miembro de la familia: María del Rosario Pulido Salazar. Por tanto, como vemos, ninguna Bohemia. Sin embargo, era frecuente que fueran bautizadas con un nombre y que éste fuese diferente al registrarla en el registro, aunque también –y por qué no pensarlo- Bohemia habla de aquella persona ensoñadora, con vitalidad, poética, sensible... todas las cualidades de nuestra poetisa. Por tanto, ¿sería acaso un sobrenombre de alguna de las féminas de la familia Pulido Salazar?
Con esos datos podríamos comenzar a construir un puzzle para poder sacar a la luz a una mujer que se labró un nombre propio en las letras canarias del momento, aunque ningún diccionario de literatura canaria, ni siquiera de mujeres escritoras, se haya acordado de su nombre ni le haya prestado la atención que se merece.
Para esta breve semblanza de su obra voy a recurrir a un periódico editado en San Cristóbal de La Laguna, pero realizado por la juventud estudiantil de La Gomera: La Voz de Junonia. Como es sabido, desde tiempos muy antiguos, la voz junonia respondía a lo que hoy sería nuestra isla de La Gomera. El nombre del periódico, por tanto, no podía haber escogido mejor nombre: un altavoz para una isla que, durante el tiempo que se editó -1921/1924- se debatía entre el progreso derivado de la exportación frutícola y las conservas y salazones de pescado, y un incipiente caciquismo que era ampliamente criticado por este rotativo.
Sin embargo, poco interesa ese aspecto ahora mismo: nos interesa saber que, gracias a la Voz de Junonia, conocemos a Bohemia Pulido Salazar, pero también a otra poetisa de Vallehermoso: Elsa Miriam. ¿Acaso un pseudónimo? ¿Dos mujeres poetisas en el mismo lugar en un mismo momento? ¿Qué tendrá Vallehermoso que ofreciera a la prensa tantos poetas que publicaron? Porque, aunque ustedes supongo que lo sabrán, aquí fue donde publicó el recordado poeta Pedro García Cabrera sus primeras líneas, pero también otros nombres singulares de la isla: los hermanos José y Pedro Bethencourt Padilla y el insigne pintor José Aguiar. Sí, José Aguiar escritor: escritos políticos arremetiendo contra el gobierno y la oligarquía local, con una soltura en la escritura comparable a la que tenía con los pinceles.
Vallehermoso, durante la década de 1920 ya comenzaba a brillar con luz propia: su parroquia por fin había adoptado la forma que hoy tiene y su economía respondía a los modelos de progreso que prosperaban en el norte de la isla. Gracias a la instalación de empresas extranjeras de exportación de frutos y a la aparición una década antes de los pescantes –recuerdos de un pasado mágico, pero también trágico por las pérdidas humanas que algunos sufrieron- Vallehermoso entró en una dinámica económica próspera y emergente, que le llevó a consolidar su población, que por entonces se estimaba en unos 4000 o 4500 habitantes, y también gracias a la creación de centros de ocio y culturales como el centro “La Unión”. Entendiendo este complejo mundo de relaciones que se dieron en estos momentos en Vallehermoso, entendemos la aparición de figuras como la de Pedro García Cabrera y la –hasta hoy- desconocida Bohemia Pulido Salazar.
Como señalé al comienzo, de su vida sólo sabemos que tuvo que nacer en 1894, en la iglesia de San Juan Bautista, por entonces en obras y cuyas celebraciones litúrgicas tenían lugar en la única parte del templo que no desapareció en el incendio de julio de 1893: la sacristía. Tuvo que haber pertenecido, por tanto, a la generación de Pedro García Cabrera y de José y Pedro Bethencourt Padilla, los poetas de Agulo. Una generación de poetas netamente insulares que cantaron, en su juventud, que es lo que hoy trataremos de analizar, a la isla de La Gomera, sus gentes, sus rincones, su naturaleza, pero también al amor, la ensoñación, la vida, la alegría, y también a la tristeza.
Cuando solemos echar la vista atrás y ver qué mujeres destacaron en la isla de La Gomera, sólo recordamos un nombre: Cesarina Bento Montesinos. Poetisa nacida en Agulo en 1844 y fallecida en 1910. Hija de una encumbrada familia de terratenientes, Bento pasó parte de su infancia y juventud en Cuba y se impregnó de una sensibilidad romántica, melancólica y sensual. Sin embargo, son pocos los textos que de ella conservamos, pero que dan buena cuenta de la sensibilidad de una mujer que escribió en –si me permiten la expresión- “tiempo de hombres”, con una fuerza comparable a la de la gran poetisa cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda, la gran romántica del siglo XIX. Sin embargo, y quitando a Cesarina Bento, ninguna mujer más en estos momentos. ¿Por qué? Les confieso que las dudas me asaltan. No consigo entender el por qué de la falta de una biografía de estas poetisas insulares, fieles reflejos de su tiempo, mujeres armadas de una pluma envidiable y de una sensibilidad exquisita. ¿A qué puede deberse este olvido? Quizá a la dificultad que entraña recopilar e investigar sobre alguien casi “anónimo”, pero es algo que tiene que acabar, estas escritoras merecen un trabajo profundo de investigación que las saque del anonimato y las muestre a la sociedad.
Ya lo decía la profesora Blanca Hernández Quintero en su trabajo Literatura en Canarias escrita por mujeres en el siglo XX: “en los recientes estudios y antologías literarias en Canarias, apenas aparecen nombres de escritoras, de mujeres poetas que han dedicado su vida y su esfuerzo a la poesía, y que tan sólo a algunas de ellas se las tiene en cuenta, tal y como es el caso de Ignacia de Lara, Josefina de la Torre, Pino Ojeda, Chona Madera o Pino Bentancor. Atrás quedan importantes nombres de mueres cuyas obras necesitan de un profundo análisis y valoración”. Estoy totalmente de acuerdo con ella, pero incluso así, ella también desconoce a nuestra poetisa.
Bohemia Pulido, como todas estas poetisas, publica sus primeros versos en concursos y en la prensa, y en este caso en La Voz de Junonia. Quiero hacerme eco de las únicas palabras –hasta el momento- que he podido localizar sobre su quehacer poético, aparecidas en 1927 en la revista Hespérides y firmadas bajo el nombre de Rafael: “Bohemia Pulido Salazar canta cuando el dolor le punza con su corona de espinas. Cada verso es un rayo de alma fuertemente atormentada. El misterio de la vida y de la muerte le aprieta con su enigmática red. Cualquier brisa húmeda de llanto hace entrar en vibración sus líricas cuerdas hechas con hilos de tristeza. El pesimismo matiza siempre sus acordes y pone trémolos desgarrados. Parece muchas veces un espíritu encallado en un barco de pesadumbre y que, por nada esperar, no intenta siquiera la salvación. Hay en sus versos –gotas de sentimiento- una gran sinceridad, y es su inspiración fuerte, demasiado fuerte. Porque llega a anular al cerebro, dejan de divagar caprichosamente al corazón. Y estos casos deben evitarse, ya que el corazón, como niño que es, puede cometer extravíos”.
Estas palabras, muy poéticas como pudimos observar, nos hablan de una personalidad propia, ligada al lirismo y a la tristeza, como señalé al comienzo del texto y que comprobaremos a lo largo de la lectura de alguno de sus poemas más adelante. Y además, por si estos elogios fuesen pocos, es la única poetisa de la que hacen referencia en la publicación, situándola junto a nombres como los de Eliseo Jerez, Pedro García Cabrera o Andrés Fernández Bethencourt, nombre propios de la literatura insular. Entonces, ¿por qué este olvido? Casi un siglo después hemos querido rastrear su pista a través de la prensa y hemos conocido algún dato más sobre ella.
Su primera poesía conocida fue publicada en 1920 en Gaceta de Tenerife y tiene por título Evocación.
Para mi querida amiga Erenia Ascanio.
Pensando en ti, transcurren presurosas
Las horas de mi vida de misterio...
Y dirijo mi vista a lo pasado
Que ilumina mi triste pensamiento.
Busco aquel tiempo en que mis ilusiones
Ante la luz del mundo florecieron:
Aquel tiempo feliz, que dejó en mi alma
El perfume ideal de un lindo ensueño.
Místicas rosas de mis ilusiones
Que dormís deshojadas en mi pecho:
Revivid, revivid, que yo es conjuro
Por el sol bienhechor de tu recuerdo.
Si, he querido añorar porque me alegren
las tan divinas horas que se fueran...;
Porque en ellas estás, querida Erenia,
Mis pesares y goces compartiendo.
Por eso en estas tardes apacibles
Te evoco como musa de mis versos;
Y a tu espíritu ofrendo estas notas
Que han nacido en el fondo de mí pecho.
Hoy quiero decirte, desdoblando
Los pliegues que te ocultan aquel tiempo;
Cuando a solas las dos con ansia loca
Buscábamos la sombra y el silencio.
Y por eso han brotado estos renglones
Añorando las horas que se fueran....
Estas horas que saben a ambrosía,
A, néctares de los dioses supremos. .. ,
Pues quiero que conozca todo el mundo
Que nuestras almas por amor se unieron.
Por un amor tan grande que resiste
A todas las distancias y los tiempos.
Por eso he levantado ante tus ojos
El velo del pasado tan sereno:
Que como era tan tenue y vaporoso
Se lo llevó en su soplo el aire ledo.
Dejándome tan solo aquí en el alma,
Como dulce, gratísimo recuerdo.
Tu amistad que llevársela no pudo
Porque está unida a mí con lazo estrecho.
Adiós, querida Erenia; no me olvides
Y cuando eleves tu oración al cielo.
Acuérdate que aquí tu fiel amiga
También mezcla tu nombre entre sus rezos.
Para pedirle al Dios de las alturas
Que podamos las dos volver a vernos:
Gozando de felices realidades.
Ya que las ilusiones se murieron...
Bohemia Pulido Salazar.
Vallehermoso, Agosto de l920.
Fíjense qué curioso, una mujer que le escribe a otra mujer. ¿Acaso no estamos ante algo realmente mágico? En una profunda sociedad patriarcal, en estos momentos dominada por los hombres, una mujer se atreve a declarar su amor y profunda amistad a otra mujer. Con un lirismo que bebe aún de los recuerdos del romanticismo, sus versos –algunos verdaderamente significativos- evocan la tristeza y la melancolía de la que nuestro crítico antes hablaba. Y todo esto cuando apenas contaba más o menos con veintipocos años, una verdadera poetisa que comenzaba el camino hacia la búsqueda de su propio estilo. Y además, lo publica en el que por entonces era el periódico más importante, o al menos de los más significativos: La Gaceta de Tenerife. Un año más tarde, en 1921, volverá a publicarlo en La voz de Junonia.
¿Recuerdan que comenté que estas mujeres comenzaron publicando en la prensa y en concursos literarios? Pues Bohemia Pulido Salazar también. En 1921 recibió un premio literario en el Real Casino de Junonia en San Sebastián, donde dio lectura a sus poemas, siendo además premiados otros literatos como César Casanova, Vidal Negrín y Antonio Macías, y todo ello en medio de una fiesta que contó con una conferencia del por entonces diputado en cortes y gran escritor canario Benito Pérez Armas.
Prestemos ahora atención ahora a este poema publicado en 1922 en La Voz de Junonia y titulado “Homenaje a Vallehermoso”.
Acepta bondadoso pueblo mío
El parabién que me propongo darte,
Y mi cariño suple en estos versos
Lo que no pudo coordinar el arte.
Te felicito, pues, ¡oh! Vallehermoso
Por tu elevada idea de cultura,
Prosigue hacia delante, no desmayes,
Dela de la ignorancia la clausura.
Y al fin verás con entusiasmo un día
Tornar en realidad lo que fue un sueño,
Y una corona ceñirá tu frente
Como trofeo de tu noble empeño.
Marcha con arduo anhelo hasta el oriente
De ese horizonte azul que se te ofrece,
Y verás en la senda de tu vida
Como la unión y libertad florece.
¡Unión y libertad! ¡lemas augustos!
¡Peldaños de la escala del progreso!
¡ascendamos por ellos, y rompamos
La red en que el espíritu está preso!
Y mientras llegue el día en que yo vea
Coronada de gloria tu alta frente:
¡Un cariño sin límite te ofrezco!
¡Y un alma que te adora eternamente!
Efectivamente, ¿de qué nos está hablando nuestra poetisa sino del progreso y la libertad de Vallehermoso? ¿Recuerdan que habíamos señalado a Vallehermoso como símbolo del progreso y la cultura? Aquí Bohemia lo recuerda claramente, aunque para ello pide que no desfallezca en el camino. Sus versos son sencillos, puros, limpios y de rima fácil, pero llenos de verdad y deseo. Bohemia representa el anhelo de una nueva sociedad ávida de consumir cultura, de revelarse contra lo impuesto, de enseñar y ser enseñados; en definitiva, muestra la grandeza de una mujer admirada en su tiempo y por su pueblo y con una lealtad hacia sus principios de cultura y educación como no se conocía –o al menos yo lo desconozco- en La Gomera hasta su figura.
En 1923 compone uno de sus mejores poemas, al menos bajo mi punto de vista y que vuelve a titular “Evocación”:
Para mi amiga Carmen Mora Bethencourt
Leve soplo de brisa matutina,
Suave ambiente de flores perfumado,
Indescriptible manto de neblina,
Recuerdos imborrables Del Pasado;
¡Venid a mi! ¡Vuestra compaña quiero
En este mundo en que viviendo muero!
Recuerdos que jamás os hacéis viejos
Y que vagáis cual mariposa inquieta,
“mas ricos de color cuanto más lejos”
Como decía nuestro gran poeta.
¡No me abandonéis nunca, en el sendero
Del triste mundo en que viviendo muero!
Recuerdo del pasado que la mente
A su capricho sin cesar moldea;
Y cual barquilla audaz eternamente
Sobre la mar de la existencia ondea.
¡Sé tu mi guía en mi viajar postrero
Por este mundo en que viviendo muero!
Haz que de nuevo mi ilusión te vea,
Brota el anhelo que mi mente abriga,
Como brota en los campos de la idea
De la ciencia dorada espiga;
¡Dame la clama! ¡ que con calma espero
Después del mundo en que viviendo muero!
Leve soplo de brisa matutina,
Suave ambiente de flores perfumado,
Indescriptible manto de neblina,
Recuerdos imborrables del pasado;
¡Venid, venid! Y cuando yo sucumba
Bajad conmigo al fondo de mi tumba.
Vallehermoso, enero de 1923.
Aquí evoca al pasado, al recuerdo, a la tristeza, a la melancolía. Las palabras de Rafael en 1927 bien podrían haber descrito este poema. Son versos puros, nuevamente sencillos, pero mucho más cuidados y estructurados, con un vocabulario que nos recuerda a las poesías del último romanticismo del siglo XIX. Versos cuya rima a-b-a-b-c-c estructuran toda la composición de una manera armónica. Pero eso ahora no es lo que nos interesa, sino apreciar cómo una mujer de esta talla componía unos versos cuanto menos significativos dentro de la literatura canaria y su injustificado olvido.
De todos modos, no hemos de olvidar que se tratan de poemas escritos en su juventud, por lo que es presumible que su calidad literaria se viera ampliada merced se acercaba su madurez, aunque aún es pronto para aventurarnos en saber cómo son sus poemas después de estas fechas, si es que continuó escribiendo, algo que también desconocemos. Sea como fuere, no he pretendido proponer una lectura continuada de poemas, ya que ustedes podrán hacerlo en la exposición que hemos realizado para esta ocasión, sino simplemente sacar del anonimato a una mujer escritora de esta isla de La Gomera, una olvidada, una mujer querida en su tiempo e ignorada en el nuestro. Esto es algo para la reflexión.
Como hemos podido observar, Bohemia Pulido es una voz propia y singular dentro del panorama literario canario. Mujeres que, como señala Elica Ramos “hablan de la complejidad del ser femenino en su relación con el mundo, en su estar en el mundo, la relación del ser consigo mismo y la relación del ser con el otro: paisaje, cuerpo, mujer, amante, madre, hija...”. Mujeres que no dejaron callar su voz y lograron, no sin dificultad, publicar y editar sus poemas en la prensa y en libros. Mujeres durante mucho –demasiado- tiempo olvidadas y que, en estos días tan señalados dedicados a honrar su memoria merezca la pena acordarse de ellas, porque no todo tiempo pasado fue mejor, es cierto, pero ellas –como Bohemia- dejaron su huella en la memoria de las letras canarias, aunque hoy nadie la recuerde ni la conozca, pero para eso estamos haciendo todos este esfuerzo en darla a conocer y sacarla del anonimato.
Sin embargo, algo más sabemos sobre Bohemia. Gracias a los recuerdos de doña Mari Luz Vega, hemos podido saber que trabajaba –tanto ella como su familia- en la central de telefónica de Vallehermoso, lo cual no da pie a poder continuar por ese camino la investigación en un futuro próximo. Pero además, y yéndonos un poco más adelante en el tiempo, y adelantando una etapa bastante oscura respecto a las noticias sobre nuestra poetisa, sabemos que en 1931, en el periódico grancanario La Voz del Norte publicará un poema titulado noviembre, y cuya información remite a un poemario próximo a publicarse titulado “Mujeres Canarias”.
Por tanto tenemos ya dos libros, dos obras que nos hablan de una pluma inquieta presta a publicar y, fíjense qué curioso, un libro titulado Mujeres Canarias, de nuevo una mujer hablando y escribiendo de mujeres, algo inaudito en su tiempo, y que nos está hablando de un ser absolutamente privilegiado en el sentido que supo ganarse la libertad para publicar sobre las féminas, de nuevo, en tiempo de hombres, escritos y poemas sobre mujeres que hablan a mujeres. Y es que, no hemos de olvidar, que eran los inicios de la segunda república, de la supuesta libertad, de la paridad, de la igualdad entre hombres y mujeres, de promesas no siempre cumplidas, del deseo de una educación para todas las personas. Y, en medio de esta vorágine de libertades, Bohemia cantando a otras mujeres, canarias como ella que comenzaban a abrirse paso en el difícil mundo de la literatura escrita por mujeres. Ya estaban aquellos nombres de los que hablé como Pino Ojeda o Chona Madera, ambas grancanarias a las que se sumaba, en estos momentos, la de Bohemia Pulido.
Pero no sería justo cerrar estos pocos datos biográficos si no concretáramos que, tras la Segunda República, vino la Guerra Civil, y con ella la dictadura y, como fuerza viva, la Falange; y Bohemia procuró acercar las enseñanzas falangistas en Vallehermoso en 1938 mediante un denominado “taller patriótico”, pero ese es otro tiempo y queda, por el momento, fuera de nuestro objeto de estudio, pues no he conseguido documentar poemas en este período, por lo que su faceta literaria queda en estos momentos oscurecida por el silencio de su voz y su pluma en la prensa canaria.
Este breve recorrido sólo ha pretendido dar a conocer los comienzos literarios de nuestra poetisa, pues estamos comenzando nuestra investigación sobre ella. Pero sí resulta oportuno, y ya que le estamos dedicando este breve espacio y tiempo a la década de 1920, que es de la que conservamos mayor número de poemas, concluir con un homenaje que el pueblo de Vallehermoso le tributó a su poetisa en 1926. Aún ella era una jovencita que no llegaba a los 30 años de edad, pero cuyo valor fue reconocido por todos sus vecinos. Para ello, transcribiré la nota de prensa que relató este homenaje.
Homenaje a la poetisa Bohemia Pulido
En el centro la “Unión”, de Vallehermoso, se acaba de rendir homenaje de admiración a la notable poetisa señorita Bohemia Pulido Salazar, hija de aquella localidad.
Tomaron parte en el acto distintos elementos de ambos sexos y concurrió un gran gentío, en su mayoría señoritas.
El primero en hacer uso de la palabra, fué el joven y culto Administrador de Correos de aquel pueblo, don Adolfo Hernández, vice-presidente de la sociedad, quien hizo la apertura del acto, y después de presentar a sus compañeros de tribuna, hace un breve resumen de la homenajeada en unas cuartillas originales, las que al terminar su lectura le valieron muchos aplausos.
Le sigue la bellísima señorita Susanita Moreno, que hizo un breve canto de amistad a su amiga y paisana, recitando a continuación una poesía titulada “A Dios”, la cual fué premiada con nutridos aplausos.
El cura párroco, don Manuel E. Cortés, después de saludar al público, dio lectura a un bonito cuento moral, de su propiedad, titulado “La gota de hiél”, que conquistó muchos aplausos.
A continuación la señora doña Lucrecia Salazar, derrochando hermosura, pronunció un bello discurso, lleno de emociones y alegría siendo interrumpida varias veces por las entusiastas ovaciones del público.
Ocupa luego la tribuna la bella y simpática señorita, maestra nacional, Nélida Ascanio, la que dio lectura a un trabajo original, señalando las virtudes que a los pueblos aporta la enseñanza; señalándola como el principal don que la naturaleza nos concede para librarnos de una esclavitud ignominiosa, cual es la ignorancia de las primeras letras.
Luego ocupó la tribuna el joven don José Manuel Fernández, que dio lectura a un trabajo suyo, en el que hace resaltar las virtudes de la mujer, y da las gracias a los pueblos de Agulo, Hermigua y San Sebastián, por los homenajes que le han tributado a la señorita Pulido.
Se levanta y hace uso de la palabra, el joven abogado don Sebastián Ascanio, quien exponiendo sus buenas dotes oratorias, en breves y emocionantes párrafos, puso de relieve la personalidad literaria de Bohemia, en el difícil y bellísimo arte de la poesía, que producen indescriptible entusiasmo.
Por último, en medio de la emoción que a embargaba, habla la señorita Pulido.
Saluda al público y da las gracias por el homenaje que se le tributa. Da lectura a varias de sus poesías, cada una de las cuales producen en el auditorio gran entusiasmo, siendo premiada con nutridos y prolongados aplausos, el arte sublime de nuestra paisana, honra y orgullo del pueblo que la vio nacer, en cuya sombra como expresa el título de su libro Sombras, comenzó a ocuparse de la literatura.