Hay viajes que son de ida y no tienen regreso. Eso quizá debió pensar el músico francés Féloche (1973) cuando visitó La Gomera con 11 años y descubrió el silbo. Quedó para siempre en su imaginario. No en vano, al profundizar años más tarde en este peculiar dialecto autóctono, se percató de la sonoridad y musicalidad del mismo y decidió contar su historia, aquella que vivió siendo niño junto a Bonifacio Santos, un gomero vinculado al Mpaiac que le enseñó no sólo a silbar, sino a amar una pequeña isla volcánica situada en el corazón del Atlántico.
Un número 1 en las listas de éxito
“Existe un lugar en el que los hombres hablan como los pájaros”. Con esta frase se inicia una canción que puso a La Gomera en boca de los franceses porque, ¿dónde estaba esa isla? ¿Qué era eso del silbo? La canción narra los recuerdos de infancia de Féloche, cuando su madre conoció a Bonifacio Santos, un vecino de la zona alta de Agulo y exmiembro de Mpaiac y decidió enviarle un verano, con 11 años, a descubrir la isla natal de su padrastro.
Aquí no sólo descubrió el silbo gomero, sino que además se empapó de muchas cosas que, al fin y al cabo, son el germen de esa canción –‘Silbo’- que dio la vuelta al mundo y que estos días presenta en Canarias acompañado del músico Rogelio Botanz.
Recuerdos de niñez
Recordaba hace unos días en una entrevista en El Día que durante ese verano también descubrió los productos gastronómicos de Canarias: el gofio, las papas, el potaje o el mojo picón, elementos que incorporó a su canción. “Debo ser el único franchute de París que como papas con mojo y practica la lucha canaria”, apuntaba entonces.
De Francia a La Gomera
Pero sabemos que internet es un mundo sin fronteras y, una vez compuesta y publicada, llegó al conocimiento de una maestra de francés del colegio de Hermigua quien trabajó con los alumnos esta canción y fue quien dio el aviso en La Gomera que allá en París vivía un músico que había puesto a la Isla en los primeros números de las listas de éxito.
Dicho y hecho. La canción sonó en La Gomera por sus cuatro puntos cardinales. Se convirtió en una especie de himno patrio, si pudiésemos llamarlo así. Fue tal el éxito y el esfuerzo colectivo que, finalmente, Féloche volvió décadas después a La Gomera no sólo para redescubrirla, sino también para rodar el videoclip de su éxito. La Isla Colombina sonó más que nunca en Francia gracias a un músico que descubrió que, desde Las Rosas al casco de Agulo, si enfilas Abrante y silbas con fuerza, te responderá con la velocidad de los pájaros que él imaginaba de niño. Este sábado actúa junto a Rogelio Botanz en el Auditorio Insular de La Gomera en un concierto organizado dentro del Otoño Cultural de CajaCanarias y cuya recaudación irá a parar íntegramente a beneficio de la Asociación de Mujeres ‘Gara’ de La Gomera.