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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Prisioneros” (“Prisoners”): con el alma en vilo

¿Sabe usted hasta dónde sería capaz de llegar si le arrebataran aquello que más ama? Si ha respondido que sí... ¡mentiroso! Conocemos tan sólo los límites de aquellas situaciones que hemos vivido o con las que somos capaces de empatizar realmente, pero hay otras que escapan de nuestras manos... y de nuestro control.

Sinopsis. Dos niñas desaparecen misteriosamente a la vez. La única pista a seguir es una vieja caravana que estaba por allí aparcada; pero no será suficiente. Esta es la historia de un padre desesperado y capaz de cualquier cosa por recuperar a su hija.

“Brillante”... es la palabra que mejor define el guión de Aaron Guzikowski (Contrabando), con personajes únicos, tan reales y psicológicos que rozan lo inquietante; con una historia que te mantiene pegado al asiento y el corazón helado (incluso más allá del final). “Perfecto” sería la que correspondería al reflejo de esta historia en la gran pantalla, obra de Denis Villeneuve (Maelström, Incendies), director de esta sorprendente película en todo su conjunto (y es difícil poder decir eso de una película de esta temática).

El reparto elegido cumple a la perfección con los roles que les toca desempeñar, destacando como tónica general la emoción y el sufrimiento contenido. Es el caso de algunos de sus protagonistas, principalmente de las madres de las niñas, Viola Davis (La duda, Criadas y señoras) y María Bello (El bar Coyote, Una historia de violencia), y el padre de una de ellas, un notable Terrence Howard (La sombra del cazador, En la carretera), teniendo en cuenta su no demasiado destacable trayectoria interpretativa.

Pero si hay tres actores a destacar por su interpretación en este film son Jake Gyllenhall (Brokeback Mountain, Zodiac) con un registro que, si bien no es totalmente nuevo en su filmografía, sí que debe ser destacado por la madurez interpretativa que ha alcanzado en su “breve” carrera (*especial atención merece el logrado tic de su personaje); un exultante Hugh Jackman (Los miserables, La lista), quien sorprende con la dureza y profundidad interpretativa que un padre desesperado y capaz de todo requiere; y un escalofriante Paul Dano (El club del emperador, Looper), capaz de hacer a su personaje merecedor del mayor desprecio posible y de una repentina y contradictoria lástima en tan breve espacio de tiempo como es el de la duración de la película.

Jóhann Jóhannsson (Efectos personales), compositor islandés aún bastante desconocido al otro lado del Atlántico pero que, teniendo en cuenta el trabajo realizado en este film, no sería de extrañar que en breve su nombre nos resulte familiar, es el encargado de la banda sonora que acompaña a tan intensa historia. Excepcional trabajo de ambientación, logrando la tensión que la trama requiere y contribuyendo de sobremanera a tenernos en vilo hasta el final.

Por último, destacar el trabajo de fotografía de Roger Deakins (El hombre que nunca estuvo allí, Jarhead...y un maravilloso y largo etcétera) que, como siempre, despunta entre los numerosos elementos que componen una película para darnos como resultado una imagen única, perfectamente acorde con lo que el guión requiere y que tarda en salir de nuestra retina.

Una película que, si bien la temática puede parecer de un film televisivo de sobremesa en fin de semana, vale la pena ver y disfrutar técnica e interpretativamente. No decepciona.

¿Sabe usted hasta dónde sería capaz de llegar si le arrebataran aquello que más ama? Si ha respondido que sí... ¡mentiroso! Conocemos tan sólo los límites de aquellas situaciones que hemos vivido o con las que somos capaces de empatizar realmente, pero hay otras que escapan de nuestras manos... y de nuestro control.

Sinopsis. Dos niñas desaparecen misteriosamente a la vez. La única pista a seguir es una vieja caravana que estaba por allí aparcada; pero no será suficiente. Esta es la historia de un padre desesperado y capaz de cualquier cosa por recuperar a su hija.