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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Puntos negros en las carreteras

La semana que ahora acaba nos hemos dirigido de nuevo a la Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Canarias para recordarle dos viejos asuntos que siguen sin tener respuesta: La travesía de Hermigua y la Curva de El Silbo. La primera es una vía principal, no sólo en cuanto que comunica San Sebastián con el norte de la Isla, sino porque además se convierte a su paso por Hermigua en toda una avenida; en el espacio de ocio y paseo de nuestros vecinos, con lo cual el olvido que ha caído sobre esta obra resulta doblemente doloroso. La travesía de Hermigua es un proyecto gafado casi desde el principio.

Las expropiaciones se han convertido en un obstáculo recurrente. No resulta fácil hacerse con suelo urbano. Pero también se cebaron en la Isla los recortes del Gobierno central del PP al principio de la legislatura, lo que hizo inviable la continuidad de la travesía. A partir de aquí el programa y previsiones ha ido cayendo en cascada. ¿Resultado?. Cinco millones de sobrecoste y cuatro años de retraso.

Poco más allá está la curva de El Silbo. Aquí a los retrasos se une el peligro. Por ello, el 5 de diciembre del año pasado dirigimos un escrito a la Consejería de Obras Públicas, dejándoles claro que no nos hacemos responsables de lo que ocurra. El Gobierno se vio obligado a actuar hace algunos años de forma transitoria pero el resulado ha sido nulo y el peligro sigue siendo el mismo. Este tramo presenta falta de consistencia con lo cual el asfaltado se hunde a causa de los elementos que soporta tales como muros y por supuesto del tráfico.

Los problemas en nuestras vías son recurrentes. Por ejemplo, ahí tenemos a las vallas situadas a lo largo de la GM-1 que tantas veces han sido objeto de denuncias por parte del Cabildo. El tramo que sale peor parado es el que discurre entre Hermigua y Vallehermoso. Cualquiera puede observar el deterioro que soportan Lo que en principio se nos intentó vender como elementos ecológicos, en realidad resultó que presentaban defectos de fábrica. Después de dirigirnos en reiteradas ocasiones al Gobierno logramos que se hayan repuesto parte de las vallas pero no todas.

Frente a este desinterés, el Cabildo cumple con sus compromisos. En estos momentos ejecutamos una inversión de 2,4 millones en la mejora de la pavimentación, colocación de señales horizontales y verticales y de vallas en las vías que discurren desde el cruce de Pajaritos a Igualero, Chipude, El Cercado, Las Hayas y Arure. Más que carreteras hablamos de un balcón desde el que se observan paisajes impresionantes que los senderistas pueden disfrutar con más intensidad que los conductores.

En breve sacaremos a concurso el acondicionamiento de la señalización de la red insular viaria por algo más de 165.000 euros o la colocación de barandillas en el casco de Chipude. Avanzamos también en resolver el problema generado en la vía de El Rejo a causa de los desprendimientos. El Patronato del Parque Nacional de Garajonay se debe reunir para definir la actuación. A partir de aquí la declaración de emergencias nos permitirá acelerar unos trabajos que sin duda resultan complicados y a los que destinaremos 311.000 euros.

Frente a esta actitud, vemos que el Gobierno de Canarias sigue dando la callada por respuesta ante demandas casi históricas como la variante de Arure o la conexión de Valle Gran Rey con Alajeró. Desde La Gomera nos vemos con una bolsa de proyectos por iniciar o ya iniciados que no se acaban de resolver. Y ello pese a las continuas ocasiones en las que nos hemos dirigido al ejecutivo autónomo por medio de declaraciones, reuniones, solicitudes de intermediación por parte de los diputados o a través de escritos. Únicas alternativas a las que podemos recurrir desde el Cabildo para compensar el desinterés que nos encontramos en otros ámbitos.

La semana que ahora acaba nos hemos dirigido de nuevo a la Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Canarias para recordarle dos viejos asuntos que siguen sin tener respuesta: La travesía de Hermigua y la Curva de El Silbo. La primera es una vía principal, no sólo en cuanto que comunica San Sebastián con el norte de la Isla, sino porque además se convierte a su paso por Hermigua en toda una avenida; en el espacio de ocio y paseo de nuestros vecinos, con lo cual el olvido que ha caído sobre esta obra resulta doblemente doloroso. La travesía de Hermigua es un proyecto gafado casi desde el principio.

Las expropiaciones se han convertido en un obstáculo recurrente. No resulta fácil hacerse con suelo urbano. Pero también se cebaron en la Isla los recortes del Gobierno central del PP al principio de la legislatura, lo que hizo inviable la continuidad de la travesía. A partir de aquí el programa y previsiones ha ido cayendo en cascada. ¿Resultado?. Cinco millones de sobrecoste y cuatro años de retraso.