Arte para rescatar la memoria de la comunidad LGTBI en Lanzarote

Dulce Suárez Morales fue la primera mujer trans de Lanzarote. En plena dictadura franquista se desplazó a Gran Canaria, donde conoció a la que sería su segunda familia: hombres y mujeres trans a quienes el régimen había empujado a los márgenes. Durante la crisis de COVID-19 de 2020, Dulce murió en la tierra que la vio nacer. Cuatro años más tarde, su figura ha resurgido en el taller Memoria visual LGTBI+ Lanzarote, impartido en El Almacén de Arrecife por la artista visual y diseñadora María Lamuy. Rescatar la memoria de la comunidad en la isla ha sido uno de los grandes objetivos de este encuentro, en el que han participado varias personas de la isla para homenajear y recordar a sus referentes a través del arte. 

Dulce Suárez fue la referente escogida por el artista, antropólogo y gestor cultural Damián González. “Nació en Arrecife y se le asignó el género masculino, pero ella siempre quería vestirse de Sissi Emperatriz y vestirse con cartones como si fuese la Virgen del Carmen con su mantón”, cuenta González. “En Bilbao trabajó para Paco España, hasta que su padre enfermó y volvió a Lanzarote, donde sus padres la aceptan y quieren verla feliz”, recuerda.

Edgar Núñez Oncina, activista por los derechos LGTBI en la Asociación Lánzate, escogió como referente a José María Oncina, que también fue activista por los derechos humanos en la isla e impulsor de la cultura y el carnaval. “Desgraciadamente un cáncer se lo llevó, no sin que antes se le hiciera una gala de despedida por parte de la isla de Lanzarote, recordando su labor social y cultural”, dice. Edgar se siente orgulloso de ser familia de Oncina y de haber heredado su activismo. “Nunca pude conocerle como lo conocieron muchas de las personas de la isla que me hablaron de él”, lamenta.

Boris Izaguirre, escritor, presentador y guionista venezolano, ha sido el referente escogido por Alberto Santana, guionista y estudiante de Psicología. Para él, Izaguirre fue una de las primeras representaciones visibles de la comunidad en la televisión. “Su personalidad exuberante y su pluma hicieron que muchas veces se señalara a las personas con pluma como ”Boris“, de manera despectiva como sinónimo de maricón”, narra el estudiante. 

El compositor Julius Eastman ha sido otra de las figuras históricas que han sido recordadas en este taller. En este caso, el profesor y músico Jorge Martínez López ha recordado su obra, “que se configura como un alegato para colocar nuestros cuerpos contra un sistema capitalista y opresor desde lo académico, paradójicamente”. “Es una figura fundamental en la Historia de la Música que pone en el centro la reflexión sobre qué es el activismo, y reivindica la protección y el avance de nuestras propias formas de vida y cuidados queer”, añade.

Sergio Rodero, profesor de Geografía e Historia, también ha participado en este taller y ha escogido homenajear a Manuel Piña, diseñador de moda español conocido por su implicación en la Movida Madrileña. “Lo he elegido porque es de mi pueblo, Manzanares, y su legado perdurable en la moda es un orgullo para nuestra comunidad”, subraya.

Siscu Ruiz, actor y autor teatral, ha optado por hacer memoria sobre la represión que sufrieron las personas de la comunidad LGTBI en Canarias durante la dictadura franquista. En su obra ha retratado la Colonia Agrícola de Tefía, un antiguo campo de concentración creado para “humillar, maltratar y castigar a las personas homosexuales” entre los años 50 y 60 en Fuerteventura. 

Por último, la artista María Arreb ha utilizado el arte para recordar a las personas anónimas: “Los anónimos, los que se fueron, los que no están, los que se quedaron, los renegados, los locos, los desviados,...”. “Me llamó mucho la atención todo lo referido a la imposibilidad de armar archivos de memoria que enfrentan estos colectivos en muchos lugares alejados de las grandes ciudades multiculturales y cosmopolitas. Por este motivo, y por todo lo que aprendí en el taller, elegí como referente a ”lxs anónimxs“, que no forman parte de los archivos”, explica.

María Lamuy también ha aprovechado su visita a Lanzarote para homenajear a Roberto Pérez Toledo, un director y guionista español conocido por su enfoque sensible en el cine independiente. Natural de Lanzarote, destacó por su representación de la diversidad y la discapacidad, así como por ser abiertamente gay. “Su legado perdura como una voz importante en el cine español”, concluye. 

El taller ha sido organizado por el Cabildo de Lanzarote y se ha constituido como un espacio de investigación, documentación y creación de una genealogía visual asociada a la búsqueda y el descubrimiento de historias individuales de la comunidad. La aspiración final es que entre todas las personas que participen se enriquezca una “auténtica representación visual de la comunidad LGTBI de la isla”. 

Lamuy nació en Terrassa en 1978 y es artista y diseñadora gráfica, con formación en gráfica publicitaria y dirección de arte. Ha puesto su conocimiento al servicio de la memoria y su carrera abarca proyectos en vídeo, videoclips, documentales, motion graphics y edición de fanzines de fotografía. Entre sus proyectos más destacados está Madrid Me Mata, que renombra las calles de la capital del país para denunciar los delitos de odio que se han cometido en ellas.