La captura del arte de Riera

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Conocí a Nieves Riera hace algunos años, cuando trabajaba de fotógrafa en un evento. Luego vi las fotos y en ellas se dibujaba el talento. Aunque El Chester no esté muy activo últimamente, no quería terminar esta etapa a la que le quedan unas entrevistas más, no muchas, sin sentar a Riera en este sofá imaginario, donde un día decidí presentarles a través de este medio a los artistas palmeros y palmeras, que arribaron en la isla o que tienen mucho que decir de ella a través de su arte y su manera de relacionarse con el mundo. Hoy damos la bienvenida a Nieves Riera que nació en la Villa de Mazo y que desde hace décadas vive en Breña Alta. Gracias, Nieves, por sentarte en ‘El Chester’ y contarnos la manera que tienes de capturar la vida a través de una cámara. Suerte en el camino.

¿Cuál fue el primer contacto que tuviste con la fotografía?

 La fotografía ha estado muy presente en la familia de una forma muy coloquial.

 No me dejaron tocar una cámara hasta el 2001, una Zenit 12xp, la primera foto que saqué sin ayuda de nadie fue a mi madre, una foto muy casual y muy bonita para mi recuerdo. Con el paso de los años, las imágenes cobraban más interés en mí, pero sin lograr volcarme de una forma más intensa sobre esta modalidad. 

Comenzaste estudiando criminología, ¿qué experiencias puedes contarnos de Salamanca?

En bachiller quería tomarme un año sabático y tantear si meterme al ciclo de fotografía, pero la presión social, la poca experiencia y la indecisión sobre lo que realmente quería me llevó a Salamanca a estudiar criminología. La carrera me gustaba en muchos aspectos, pero hubiera necesitado más tiempo para esa decisión; en esos años me fui formando como ser humano y mi mente y comprensión crecieron por vivir fuera de casa y sacarme algunas castañas del fuego yo sola. Conocí y viví una de las épocas que con más amor voy a recordar; descubrí el amor en muchas de sus facetas y es algo que me llenó bastante. 

¿Qué cambios se producen para elegir otro destino?

Con el paso de los años me fui apagando, y comprendí que hacia donde estaba focalizando mi profesión no era algo que me moviera por dentro y sabía que me tenía que ir, a pesar de que sería una de las rupturas más difíciles que viví. Al volver caí en una especie de vacío emocional, que se fue diluyendo con la aceptación y el agradecimiento de tener a mi familia cerca de nuevo. Y en uno de esos días de monotonía y búsqueda de lo que quería ser, mi hermana encendió la chispa: “¿Y si te metes en la Escuela de Arte y haces fotografía? Eso es lo que querías hacer antes, ¿no?”. No pensé hacerle caso, pero en septiembre de repente estaba tramitando la matrícula y realizando una prueba de acceso con un estado de ánimo bastante neutro. Y el primer día de clase, al escuchar a los profesores hablar con ojos chispeantes de lo que haríamos a lo largo del año, pude ver que quizás estaba en el lugar correcto. Cuando empecé consideraba que no era muy buena, pero realmente mi corazón estaba feliz y quería aprender mucho y ese entusiasmo antes no lo tenía, incluso puedo decir que pocas veces en mi vida he sentido eso con tanta certeza. A partir de ahí he seguido formándome. Después de terminar el Ciclo Superior de Fotografía, entré en el grado de Diseño Gráfico de una de las escuelas de arte de Canarias, pero supe a los pocos meses que no era lo mío (admiro mucho esa disciplina, pero a mí no se me da del todo bien, jaja). 

Formación en audiovisuales…

Sí, luego me formé en audiovisuales (mi primera opción después de fotografía, pero por circunstancias me decanté por el diseño primero). El mundo audiovisual ha expandido enormemente mi horizonte, permitiéndome transformar mis ideas, emociones y sensaciones en imágenes en movimiento, pudiendo fusionarlas con otras disciplinas. 

¿Qué haces en la actualidad?

En la actualidad, y por suerte, trabajo en el mundo de las imágenes estáticas y en movimiento. Puedo decir que cada día sigo aprendiendo de mis compañeros de trabajo, quienes me ayudan a desarrollarme continuamente. Además, mis fallos me han brindado valiosas enseñanzas, permitiéndome perfeccionarme en este campo. Más allá del trabajo, me gustaría disponer de más tiempo para desarrollar proyectos artísticos y personales. Esto me permitiría conectarme más profundamente con la creación y el arte desde adentro, explorando nuevas formas de expresión y creatividad. 

¿Qué añadirías como punto y final a esta entrevista? 

Terminaría diciendo que es muy importante que escuches tu interior y respetes profundamente tu proceso de aprendizaje. Recuerda que el arte es terapia y que puede traer mucha felicidad a tu vida. Si te arriesgas a seguir tu corazón en cada decisión que tomes, pase lo que pase, todo te irá bien.