“Nuestra querida guardadora de libros”: María del Carmen Aguilar Janeiro, decana de las bibliotecarias de La Palma
Durante prácticamente cuatro décadas, su imagen fue la primera que el visitante esporádico, el investigador sesudo y el estudiante insular encontraban al poner un pie en los umbrales de La Cosmológica. Luego vino Ángeles Morales García y, juntas, ambas emprendieron la tarea de recibir, mañana y tarde, a cuantos necesitaron de un periódico, de un manuscrito, de materiales varios sobre fauna canaria para un trabajo en grupo entre escolares o de un libro de obligada lectura marcado por el profesor de Literatura Española.
Conocimos su lugar de trabajo como La Cosmológica, nombre de pompa internacional que puso en comunicación la ciencia humboltiana contenida en la obra Cosmos con la isla de La Palma, por más que el naturalista no pisara suelo palmero. Aunque desde luego no fue hasta poco cuando se colocaron las letras en la fachada principal, de manera que el nombre que prevaleció a menudo fue el «Biblioteca Cervantes», denominación inaugurada en 1905 en el marco celebrador del III Centenario de la publicación del Quijote, perpetuado en un cartel labrado en madera situado sobre las estanterías de la entrada.
María del Carmen Aguilar Janeiro parecía predestinada tempranamente, desde sus años como estudiante universitaria, a cumplir con el cometido del inventario, catalogación, ordenación y servicio bibliotecarios de papeles, sueltos, cosidos o encuadernados, manuscritos o impresos, de toda clase y edad, especialmente, la madura. A Fernando Gabriel Martín Rodríguez (desde 1978, maestro de la historiografía del arte en Canarias gracias a su estudio de la arquitectura popular canaria en una monografía por la que no ha pasado el tiempo gracias a su vigencia) le debe ese primer contacto serio con la gestión de materiales bibliográficos de los estantes del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna. En 1974 fue elegida decana del Colegio Mayor Universitario Santa María de San Cristóbal de La Laguna, residencia en la que promovió la fundación de la biblioteca de este centro.
Por azares del amor, su presencia profesional en Santa Cruz de La Palma derivó definitivamente en su incorporación a las filas de La Cosmológica, pese a que en su curriculum laboral existan otras especialidades: la docencia reglada en Bachillerato o en las aulas de la Universidad Nacional a Distancia en La Palma, el guiado turístico, lo que le permitió presentar la ciudad o la isla a personalidades invitadas por el Cabildo Insular de La Palma y estar en momentos de relevancia histórica contemporánea, como cuando del 29 de junio al 21 julio de 1985 actuó como guía y custodia de los fondos de la exposición «Instrumentos astronómicos de la España medieval», organizada por el Ministerio de Cultura en el histórico convento franciscano de la Inmaculada Concepción con motivo de la inauguración del complejo astrofísico del Roque de los Muchachos, fecha en la que los Reyes de España y otros jefes de Estado plantaron los naranjos que hoy ornamentan el claustro menor de este recinto.
Inquieta y deportista, además de obtener la licenciatura en Geografía e Historia por la Universidad de La Laguna, alternó sus obligaciones estudiantiles con la práctica del tenis, llegando a entrenar hasta dos horas diarias, esfuerzo que le valió la obtención de sendos títulos como subcampeona y campeona en su categoría universitaria.
Ya metida de lleno en su labor como bibliotecaria cosmológica, amplió su cometido al ser nombrada coordinadora insular de Archivos y Bibliotecas por el Ministerio de Cultura en 1991 y asesoró e intervino directamente en el estudio de la situación que en ese momento presentaban las catorce bibliotecas (muchas de ellas, cerradas) y archivos municipales de La Palma; esta responsabilidad la condujo a incorporar, entre otras herramientas de descripción, el cuadro de clasificación de fondos, cuyos resultados fueron entregados en 1995 al Ministerio de Cultura y al Cabildo Insular de La Palma en una extensa memoria con fotografías que incluía el antes y el después. También se encargó del inventario, ordenación y puesta en funcionamiento de acuerdo a las normativas modernas de otros centros como la biblioteca de la Escuela de Arte Manolo Blahnik o la de la Escuela Municipal de Teatro (desde 2011, independizada como Biblioteca Municipal de Teatro Antonio Abdo), cuyos promotores, Pilar Rey Brito (Santa Cruz de La Palma, 1944) y Antonio Abdo Pérez (Los Realejos, 1937-Santa Cruz de Tenerife, 2023) oficializaron esta labor y, ya jubilados, volvieron a agradecérselo con una tarjeta manuscrita: «A Mari Carmen Janeiro, nuestra querida guardadora de libros. Besos. Pilar Rey. 19-mayo-2010», que da título a esta entrevista.
Con ocasión del Día Mundial de las Bibliotecas en su edición de 2023, a iniciativa de Pilar Fernández García, coordinadora de las Bibliotecas Municipales de Santa Cruz de La Palma, nos acercamos a la trayectoria de María del Carmen Aguilar Janeiro, quien durante cerca de cuarenta años se ha mirado entre anaqueles, quien ha realizado un trabajo ímprobo, silencioso, sólo interrumpido por el característico sonido de las hojas de papel al pasar y por quien entrada de pronto a pedir un libro, un periódico o un manuscrito. Labor silenciosa aunque no silenciada, al estilo de una corredora de fondo. Gracias a este esfuerzo, casi siempre solitario, se ha conservado en mejores condiciones y se ha descrito con rigor un patrimonio documental que ha contribuido a dar fama en Canarias a La Cosmológica y a su célebre Biblioteca Cervantes.
Víctor J. Hernández Correa. Siendo, como eres, formada académicamente como licenciada en Geografía e Historia, ¿cómo derivaste tu carrera profesional hacia el ámbito de las bibliotecas?
María del Carmen Aguilar Janeiro. Aún siendo estudiante universitaria, mi profesor de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, D. Fernando Gabriel Martín Rodríguez, me encargó la responsabilidad del préstamo y control de libros en el Departamento de Historia del Arte. Con ello se amplió el horario establecido de consulta, sobre todo, de cara a los períodos de exámenes. Por esas mismas fechas, me encargaron también la organización y puesta en funcionamiento de la biblioteca del Colegio Mayor Universitario Santa María. Dos tareas que desempeñé con sumo agrado y que contribuyeron a enriquecer mis conocimientos en ese campo.
VJHC. ¿Cuál fue tu formación específica como bibliotecaria? ¿Qué medios existían en este entonces para complementar tu especialidad como historiadora con disciplinas como la Biblioteconomía, la Documentación y la Archivística?
MCAJ. Mi formación como bibliotecaria es sólida, adquirida en asistencia y participación en cursos, congresos y encuentros, tanto nacionales como internacionales, que superan el medio centenar, de los que cito solo los realizados en las instituciones más relevantes en la materia. Así, el curso de Catalogación y Clasificación, impartido por la ANABAD (Asociación Española de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas) en Madrid; un curso práctico en la Biblioteca Nacional, en el Departamento del Patrimonio Bibliográfico, de un mes de duración; otro curso práctico en la Hemeroteca Nacional, también de un mes de duración; otro de Instrumentos para la Descripción de Documentos, en el Archivo Histórico Nacional; de Documentación y sistemas mecanizados de gestión de bibliotecas, impartido por la UNED de Mérida; los de Archivos Insulares, niveles 1, 2 y 3, del Ministerio de Cultura; de Técnicas de trabajo en archivos municipales, ofrecido por el Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna; de Paleografía y Diplomática, a cargo del Gobierno de Canarias, etcétera, además de todos los que se han impartido en La Palma.
Con respecto a la segunda parte de tu pregunta, por esos años aún no existían estudios superiores específicos en esas materias. La realización de cursos transmitidos por reconocidos profesionales con experiencia en la investigación era lo habitual. La materia de Paleografía, impartida en la Universidad de La Laguna por las Dras. Dª. Manuela Marrero Rodríguez (La Laguna, 1921-2013) o Dª. Emma Solano Ruiz, de las que fui alumna, ayudaba, en cierta medida, a conocer lo que más tarde sería esta profesión. Posteriormente se crearían estudios específicos en el ámbito universitario y más los ofrecidos por asociaciones de bibliotecarios en Canarias y en La Palma, de las algunas de las cuales formé parte como miembro fundador.
VJHC. ¿Dónde comenzaste a desempeñar el oficio de bibliotecaria? ¿Cuándo empezaste y durante cuánto tiempo tu carrera profesional vinculada a la Real Sociedad Cosmológica?
MCAJ. Vistos los antecedentes anteriormente citados en La Laguna, comencé a desempeñar mi oficio como bibliotecaria en la Real Sociedad Cosmológica, donde permanecí por espacio de treinta y ocho años hasta mi jubilación en 2022. Al principio, de manera altruista, por lo que alternaba con la docencia como profesora tutora en el Centro Asociado a la UNED «Valeriano Fernández Ferraz de Santa Cruz de La Palma y como sustituta en varios institutos de la isla.
VJHC. ¿Qué antecedentes, en relación a la catalogación y/o al inventario bibliográficos, encontraste cuando comenzaste? ¿A qué bibliotecarios anteriores a ti conociste en La Cosmológica y qué recuerdas de su paso por esa casa?
MCAJ. Por lo que se refiere a antecedentes, existe una referencia en el rotativo Germinal: órgano del partido republicano, fechada en 1907, que habla del entusiasmo de un reducido número de personas: «Luis Van de Walle, Juan Fierro, Delmiro Carmona, que a diario vemos catalogando pacientemente los libros, clasificando, ordenándolos y mirándolos con cariño; pudiera asegurarse la vida de una verdadera biblioteca grande dentro de nuestra pequeñez». Lamentablemente, la totalidad de esos catálogos aquí referenciados no ha llegado hasta nosotros. Solamente se conservan algunos listados o inventarios testimoniales.
Más recientemente, la última referencia la constituía, en 1983, un listado de algunos títulos, sin año ni ubicación, realizado —creemos— por el profesor D. Manuel de Paz Sánchez durante la etapa en la que la biblioteca permaneció cerrada al público por obras de restauración, y que no nos sirvió de gran ayuda en la práctica. Por ello se acometió la realización del inventario y catalogación, de manera profesional, comenzando de cero, en mayo de 1986, bajo la dirección de Dª. María Régulo Rodríguez, facultativa de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
En cuanto a la segunda parte de tu pregunta, cuando me incorporé a la biblioteca de La Cosmológica, cumplía la función de bibliotecario otro licenciado en Geografía e Historia, D. Antonio Manuel Pérez Díaz, quien posteriormente pasaría a desarrollar una magnífica labor como periodista en calidad de jefe de los Servicios Informativos de Radio Nacional de España en La Palma. Él fue quien me mostró el fondo bibliográfico, fotográfico y hemerográfico de la Sociedad, que irradiaba intelectualidad. A partir de ahí, La Cosmológica me cautivó y no renuncié a ella, alternando, mientras pude, mi labor docente anteriormente citada.
Especialmente emotivo resultó para mí conocer a D. Félix Duarte Pérez (Breña Baja, 1895-1990), bibliotecario desde 1963, en el acto de homenaje con el que la Sociedad lo distinguió por su labor en 1986.
A quien sí conocí más de cerca fue a Paco Lugo (Francisco Lugo Rodríguez). Tengo mención especial y emocionado recuerdo para él, socio y vocal más fiel de la entidad. Paco Lugo fue, sin duda, cosmológico querido y respetado por todos e investigador apasionado del mundo gallístico, como pone de manifiesto su monografía Historia de las riñas de gallos en Santa Cruz de La Palma, editada por CajaCanarias en 2001. Era depositario y conocedor de todos los secretos de la entidad en épocas pasadas y protagonista destacado de logros importantes en la Sociedad Cosmológica.
VJHC. ¿Qué tareas llegaste a desempeñar como bibliotecaria?
MCAJ. Empecé con la catalogación del Fondo Antiguo de la Sociedad, es decir, con las publicaciones comprendidas entre 1500 y 1800; luego pasé a los fondos desamortizados; a las reales cédulas; a la realización de catálogos del Fondo Antiguo de Canarias y de La Palma; al inventario y estudio de las publicaciones periódicas de la isla de La Palma, canarias, nacionales e internacionales; por último, me responsabilicé de los fondos de manuscritos, entre ellos, los de la emigración, y un largo etcétera. De manera que ha sido para mí un honor haber contribuido a conservar y difundir este valioso patrimonio documental.
Asimismo, en 1991, el responsable del Ministerio de Cultura, D. Felipe López Aranguren, hijo del conocido filósofo, me nombró coordinadora insular de archivos y bibliotecas, y a esa época corresponde la publicación Guía de recursos y espacios culturales de La Palma, además de la realización de un estudio de las bibliotecas y archivos de los catorce municipios para su modernización y puesta en marcha. En esa época nació bajo mi tutela la Asociación de Bibliotecarios de La Palma.
Aparte del trabajo técnico, prácticamente, hice de todo, lo que, visto desde una perspectiva actual, sería impensable. Además de las tareas propias de catalogación y de bibliotecaria, realicé las de pintar, limpiar, barrer, fregar, armar muebles, cargar cajas, coser, realizar traslados, rastrear y recuperar fondos olvidados… Todo ello, acompañada de mi excelente compañera y profesional Dª. Ángeles Morales García, encargada de la biblioteca moderna, con quien compartí muchos años de trabajo formando un magnífico equipo.
Es una pena que, al igual que en 2008 se publicara el Catálogo del fondo antiguo de La Palma (1764-1950), no se ha haya seguido con la edición del Catálogo del fondo antiguo de Canarias y, sobre todo, con los dos tomos de Aproximación al patrimonio bibliográfico del fondo antiguo general (siglos XVI-XIX), en el que realizo la descripción y el estudio de obras maravillosas, algunas de las cuales no se encuentran ni siquiera en la Biblioteca Nacional. Precisamente, justo antes de jubilarme, Dª. Isabel García-Monje Carretero, jefa del Área del Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico, de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria del Ministerio de Cultura y Deportes, solicitó mi autorización como autora para que la obra fuese incorporada a esta plataforma, aunque una parte sí se había incorporado hace unos años.
VJHC. Durante los años en que desempeñaste estas funciones, ¿qué actividades principales se desarrollaron en La Cosmológica para su dinamización?
MCAJ. Conciertos, exposiciones y conferencias sobre distintos temas. En el ciclo sobre la Transición Política Española, por ejemplo, participaron como invitados D. Manuel Fraga o D. Juan Alberto Belloch, de Jueces para la Democracia… También recuerdo el ciclo de Medicina, con conferenciantes de la talla de los doctores López Ibor o Puigvert… Fueron conferencias con extraordinaria asistencia de público, que llenó las dos plantas, y que tuvieron proyección en la prensa regional. Cito, además, la encuadernación de la prensa antigua, las actividades con los centros educativos insulares, la celebración del Día de las Bibliotecas y de la festividad del Día del Libro con diferentes centros de la isla… Y un largo etcétera que le valió a La Cosmológica la concesión de varios premios como reconocimiento a su labor y trayectoria; entre otros, el Primer Premio José Pérez Vidal, la Medalla de Oro de Canarias, la Medalla de la Isla de La Palma o la Medalla de Oro de la Ciudad de Santa Cruz de La Palma.
VJHC. ¿Cuál fue tu contribución a la divulgación de los tesoros que alberga la Biblioteca Cervantes de la Real Sociedad Cosmológica?
MCAJ. La primera actuación —y creo que la más acertada— fue en 1986, cuando nos dirigimos mediante escrito a los centros escolares e institutos de los municipios de toda la isla invitándolos a visitar La Cosmológica. En segundo lugar, enviamos una circular personalizada a los concejales de Cultura de los diferentes municipios solicitando el envío de todas actividades culturales realizadas, programas, carteles… Con ello perseguíamos, por un lado, conocer y dar a conocer públicamente estos eventos y, por otro, conservar su rastro documental. Fue un hecho que tuvo mucha repercusión no solo porque las Administraciones Locales se sintiesen integradas y valoradas, sino también porque, visto desde la actualidad, haber custodiado esa documentación de cada municipio ha contribuido a difundir mejor sus tradiciones y singularidades.
Además de difundir de viva voz esos «tesoros», se fomentó la investigación entre el alumnado de toda la isla y entre personas de variado perfil que visitaban La Cosmológica. Desde 2006 y durante unos años, se publicaron cuatro Anuarios, memoria anual que contenía la sección «Joyas bibliográficas» en la que se presentaban y se explicaban las características de una obra de carácter singular propiedad de La Cosmológica.
Junto a lo anterior, también participé en congresos profesionales en los que presenté ponencias sobre determinadas obras bibliográficas, hemerográficas y colecciones custodiadas en La Cosmológica.
A lo largo de mi etapa laboral se realizaron multitud de exposiciones bibliográficas, de los índices de libros prohibidos y expurgados, de manuscritos, de programas, de historia documental de la Bajada de la Virgen de las Nieves, de la colección y diferentes ediciones del Quijote, de la prensa de Canarias y Cuba, de patrones de vestidos históricos conservados en revistas de moda de la época. En definitiva, se trata de exhibiciones de materiales custodiados en La Cosmológica que fueron muy bien acogidas por parte del público.
VJHC. ¿Qué crees que se puede mejorar para promover un mayor protagonismo de La Cosmológica en la Red de Bibliotecas de La Palma?
MCAJ. Creo que es bueno, tanto para el usuario en general como para los investigadores en particular, que determinados fondos, sobre todo, los hemerográficos y el antiguo (en especial, el de Canarias), estén digitalizados y puedan consultarse en línea desde casa, desde otra isla o desde la Península, aunque ello vaya en detrimento de la consulta en sala. Considero que es una medida necesaria que repercutiría positivamente en beneficio de los ciudadanos. Y en ese terreno se está trabajando en la actualidad.
VJHC. ¿Cuál es tu periódico más singular de los fondos que conserva La Cosmológica?
MCAJ. Absolutamente, todos. Pero, todos. Y lo digo con profundo conocimiento de causa porque he hecho el vaciado e inventario de la prensa histórica. Los conozco bien y afirmo que de todos ellos he aprendido a conocer y a valorar mejor nuestra ciudad y nuestra isla, las distintas formas de pensar, las diferentes tendencias culturales y políticas: conservadoras y liberales, independientes, republicanas, satíricas… He seguido con atención los enfrentamientos enconados, las luchas de poder y de intereses o las pugnas dialécticas en dos siglos tan diferentes como son el XIX y el XX. Fruto de esa labor fue la presentación del trabajo de investigación «La prensa: el fondo hemerográfico de La Cosmológica» en el IV Congreso Internacional Historia del Periodismo Canario, celebrado, en 2020, que supuso una puesta al día del inventario de los periódicos editados en la isla de La Palma en ambos siglos.
Centrándonos en tu pregunta, le guardo un especial cariño a El Artesano, editado el 1 de julio de 1890, y que, curiosamente, al día siguiente cambió su nombre por el de Diario de Avisos, razón por la que éste apareció con el número 2. Y le guardo ese cariño que te he dicho por dos motivos. Primero, por su singularidad, pues sólo se conservan dos ejemplares, el de La Cosmológica y el de Diario de Avisos. Y el segundo motivo, porque tuve la suerte de localizarlo, después de muchos años desaparecido y sin noticias suyas, fuera de nuestras dependencias. Y, por supuesto, no me puedo olvidar, ni quiero, de El Time (1863-1870), primer periódico de la isla y nombre que despierta en los palmeros un sentimiento de orgullo.
VJHC. ¿Cuál es tu manuscrito predilecto de los fondos que alberga La Cosmológica?
MCAJ. Al acometer, en 1986, el estudio del fondo antiguo, me llamó la atención una caja de madera intercalada entre los libros encuadernados en pergamino. Al cogerla para inspeccionarla, observé que estaba atornillada y cerrada con un cristal. La primera impresión me hizo sentir como si estuviera ante un tesoro de los cuentos de mi infancia. Ya cuando la abrí, lo que contenía era, en efecto, un tesoro: el manuscrito Ensayos sobre Historia Natural y Civil de las islas Canarias, de José de Viera y Clavijo (Los Realejos, 1731-Las Palmas de Gran Canaria, 1813), y, en su interior, un mapa desplegable de la costa de África y las islas Canarias, de 1768.
VJHC. ¿Qué libro del fondo antiguo consideras que constituye una joya del patrimonio que La Cosmológica preserva actualmente?
MCAJ. En el fondo antiguo todo son joyas bibliográficas como así lo hice constar en mi ponencia «Aproximación al fondo antiguo de la Real Sociedad Cosmológica», impartida en la Casa Colón de Las Palmas de Gran Canaria, pero, ciñéndome a tu pregunta, he de citar la Historia Natural de Cayo Plinio, de 1624. Y también Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, glosadas por Gregorio López, de 1576, con portada a dos tintas y con escudo xilográfico imperial y encuadernación en pergamino.
VJHC. ¿En qué medida La Cosmológica se encuentra entre las mejores bibliotecas del conjunto del Archipiélago?
MCAJ. Los bienes culturales que posee datan de los siglos XVI al XIX y están compuestos de libros, documentos y publicaciones de interés especial de tipo histórico, artístico, científico y literario, colección de monedas romanas, glíptica, escudos familiares, una ventana ajimez del XVII del oratorio de la familia Arce y Rojas, la vista marítima Nobilisima palmaria civitas… Por eso La Cosmológica tiene entidad propia y suficiente para ser considerada como tal y se ha hecho acreedora de los mayores reconocimientos.
VJHC. ¿Qué recuerdos guardas de cuantas lectoras y lectores han pisado suelo cosmológico?
MCAJ. Los mejores. De todos he aprendido a lo largo de estos años. Sobre todo, de la humildad y generosidad de los grandes investigadores, independientemente de su formación. Del esfuerzo, constancia y sacrificio de los opositores, independientemente de los resultados. De los padres y profesores que inician a los pequeños en la lectura y visita a las bibliotecas. ¡Son tantas las anécdotas…! De todos ellos solo tengo buenos recuerdos y agradecimientos.
Sí recuerdo con especial cariño las caras de sorpresa y el interés de los niños cuando visitaban el fondo antiguo, situado en la parte alta del edificio. En mi deseo de acercar a los más jóvenes a este patrimonio, seleccioné una serie de libros que en su momento me habían sorprendido a mí al haberlos abierto para catalogarlos porque contenían secretos. Y así llamé a la actividad, «Los secretos de los libros». Creo recordar que empecé con este programa didáctico en 1990 y todavía algún niño de aquella época, hoy profesional, rememora la impresión que le produjo y lo que le había gustado. A unos, el libro falso convertido en caja fuerte, a otros, el mechón de pelo del padre Díaz o el desplegable del acueducto de Segovia: para sujetarlo necesitaba la ayuda de cinco alumnos voluntarios, emocionados, que lo mostraban a sus compañeros de colegio.
VJHC. ¿Qué servicios consideras que no deben faltar en cualquier biblioteca del mundo? ¿Crees que en La Palma se desarrollan?
MCAJ. La organización interna desde un concepto profesional, el servicio de préstamo, adaptarse e incorporar las nuevas tecnologías para facilitar e invitar a participar al usuario. En cuanto a si se desarrollan o no, por lo que respecta a lo que yo conozco, sí existen, aunque deben ponderarse más y en velocidad paralela o similar al avance o progreso de estas tecnologías, como medida para no quedarse atrás. Pero, sobre todo, por encima de todo eso, lo primordial es estar ilusionada con tu profesión y con el deseo de seguir aprendiendo para prestar un mejor servicio a los demás.
Centrándome en La Cosmológica, por su singularidad, es urgente y necesaria la restauración, en primer lugar, de fondos únicos del acervo cultural palmero y, después, todo lo demás.
VJHC. Durante los años en los que fuiste bibliotecaria de La Cosmológica, ¿cómo evolucionó el servicio de préstamo en sala y de préstamo a domicilio?
MCAJ. El servicio de préstamo se realizaba de manera artesanal mediante listados y, en 1994, pasamos a informatizarnos con el programa Absys de bibliotecas, momento en el que la Sociedad se incorporó a la red con la realización del curso de usuarios del sistema integrado de gestión bibliotecaria Absys Windows, impartido por servicios de tele-documentación de Baratz.
VJHC. ¿Crees que las palmeras y los palmeros en general conocemos el valor intrínseco que La Cosmológica tiene como centro pionero en su género en el conjunto de la isla y como espacio para la conservación y el disfrute de libros, manuscritos y periódicos inexistentes en otras bibliotecas?
MCAJ. Doy fe de ello, según te he respondido con anterioridad. Han sido muchas las personas (con especial referencia al alumnado de nuestros centros docentes) que la han disfrutado y conocido, como demuestran las estadísticas anuales de usuarios y visitantes. Y conozco multitud de casos que la han utilizado siendo estudiantes y que más tarde lo han hecho como profesionales de distintas materias (profesores, médicos, abogados, agentes de la policía local y nacional…).
VJHC. ¿Crees que las bibliotecas en La Palma —o La Cosmológica en particular— se han convertido en meras salas de estudio de apuntes tomados en clase y que su papel como universo abierto al apetito lector ha quedado relegado? ¿Consideras que existen estrategias para contrarrestar este destino incierto?
MCAJ. Un bien patrimonial sin función social es un objeto aislado. Por ello es importante que no pierda esta labor social, de reunión de estudiantes, de investigación, de actividades culturales que dinamicen la Sociedad.
Pero debemos recordar siempre que La Cosmológica, desde su fundación en 1881, ha sido pionera y ha marcado un hito cultural y de modernidad, siempre abierta y en contacto con las diversas corrientes culturales de España, Europa y América. En definitiva, no le auguro un futuro incierto, sino todo lo contrario.
Todavía hoy, después de casi cuatro décadas, me sorprende y me emociona contemplar el amplísimo horizonte que un grupo de palmeros abrió a la sociedad canaria. Continuar en esa línea aportando mi trabajo y contribuir a seguir esa trayectoria ha sido todo un orgullo para mí.
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