Anda un poco crispado por lo derroteros que lleva el mundo y ‘dispara’ rápido, pero siempre da en la diana. El ínclito humorista Ramón Araújo, maestro de la ironía (el arte de atacar y defenderse sin riesgo), en su tradicional balance del año para este periódico analiza cuestiones variopintas de aquí y de más allá, desde la economía tecno-feudal de Varoufakis hasta la carrera espacial, pasando por la insufrible crisis volcánica de La Palma o algún asunto que le suena “carpetovetónico”. Confiesa que respondiendo a las preguntas de esta entrevista ha disfrutado “como un marsupial” y, además, subraya, “me ha servido para aclararme yo mismo sobre estos temas y definir los parámetros de mi campo irónico, pues siempre quise ser un latifundista de la ironía, que es lo que nos queda a los ángeles caídos en el reino de los demonios glamurosos”. Dice que los alumbrados navideños “están bien”, pero echa en falta “otras luces” que nos alumbren. Aún así, se suma al espíritu de estas fiestas con un mensaje potente: “Feliz Navidad, ánimo y p’alante”.
El escritor estadounidense Ray Bradbury decía que hay que inyectarse a diario fantasía para no morir de realidad. ¿Cómo ve la realidad de La Palma, cree que necesita suplementación fantástica?
Alguien me preguntó con absoluta falta de delicadeza si yo tomaba alguna droga y le dije que para mí vivir en La Palma era una potente droga sicodélica y alucinógena, tal es la cambiante belleza del paisaje, la vegetación con especies únicas, los barrancos, la laurisilva, y luego el colorido de las floraciones etc. etc., vamos, una fantasía total y deslumbrante. La imaginación como cualidad creativa humana es otra cosa, tengamos la que tengamos nunca es suficiente y nos cuesta mucho estar a la altura de la isla, no es fácil. Hace tiempo escribí: “Amad la isla, amad la isla, la isla es vuestro cuerpo y vuestra alma, sin ella el mar está vacío y muerto, amad la isla”. Un momento lírico, me he venido arriba, lo sé.
¿Y esa isla amada está tan caliente como para poder extraer energía geotérmica?
Je,je,je. Muchos palmeros responderían que primero arreglen la instalación actual de Endesa, y luego hablamos de novelerías, con perdón. Sí, tenemos posibilidades geotérmicas, infinitas, pero dónde está la tecnología, los proyectos concretos, un diseño de producción creíble. Nada de pajaritos preñados.
“La lava no se enfría al ritmo que quieren los políticos”. Eso dijo un espeleólogo. ¿Qué opina al respecto?
Si esto es una metáfora del cabreo reivindicativo de los afectados por el volcán, vale, los ánimos no se enfrían al ritmo que quieren los políticos, pero es inquietante de todos modos la cantidad de fuego que existe bajo nuestros pies. Lo que de verdad deberían querer lo políticos es servir a la gente; calma, ya sé que haberlos haylos que aceptan sus responsabilidades en vez de estar todos los días en los medios inaugurando palabras.
El exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis asegura que “el capitalismo está muerto, que el nuevo orden es una economía tecno-feudal”. ¿Puede explicarme esto en lenguaje poético?
Bueno, Varoufakis dirá misa, pero el muerto goza de buena salud, y pienso en los hermanos africanos que dirán: ¿Cómo, el capitalismo muere ahora que nosotros podemos tener coche, aunque sea de segunda o tercerísima mano? Si capitalismo es acumulación de capital en pocas manos, es una cosa, y si en cambio es comercio entre ciudadanos y naciones, otra, de ahí viene la civilización y la alternativa a la barbarie. Da que pensar que los dos países de mayor éxito en la actualidad son contrapuestos políticamente, pero los dos basan su éxito en la abundancia: los Estados Unidos, estado democrático liberalísimo, y China, un gobierno comunista que ha conseguido en pocos años un avance social sin parangón, y no es que yo lo diga, repito, regímenes políticos contrapuestos cuyo enorme desarrollo se basa en una economía que genera riqueza y abundancia, en resumen, comercio. Lo de tecno-feudal se lo tengo que preguntar al Señor del Castillo, seguramente un pijo que vive en Silicon Valley y estudió en Harvard, no faltaría más.
¿Y qué le parece que el primer cohete que lanza España se llame ‘Miura’?
Bueno, sobre esto pienso aquello de que no importa que el gato sea blanco o negro, sino que cace ratones. El nombre ‘Miura’ lo encuentro muy carpetovetónico, la verdad, si llevara hache intercalada, ‘Mihura’, lo prefería por el gran autor teatral cómico y satírico Miguel Mihura.
Canarias también se ha sumado a la carrera espacial y ha puesto en órbita su primer satélite, ‘Alisio-1’, que hará un seguimiento de desastres naturales. ¿No cree que tanto cacharro encima de nuestras cabezas es ya en sí mismo un desastre?
Me hubiese gustado más el nombre de ‘Guanche volador’, pero, en fin, ‘Alisio’ no está mal, y en verdad, en verdad os digo, queridos lectores, que después de haber leído hace unos días que se iban a lanzar cuatrocientos mil satélites más al espacio, pensé que pa’ todo estaba el numerito de drones de mi ciudad del alma. Y esto me hace recordar precisamente aquella novela de Bradbury en que el espacio está lleno de chatarra cósmica. Bueno, por otro lado, me parece sumamente inquietante que, si lanzan un satélite para seguimiento de desastres naturales, es que piensan que los va a haber. Ufff.
Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, y Noam Chomsky, lingüista y filósofo, han lanzado un mensaje desesperado a los jóvenes: “Vivan con causa y no caigan en el consumismo implacable”. ¿Daría usted el mismo consejo?
No soy yo nadie para contradecir a dos referentes morales de la izquierda clásica, la de toda la vida, pero, en primer lugar, a los jóvenes no les gustan los consejos ni los sermones, bueno, creo que en este país jamás nadie que yo sepa ha hecho caso a un consejo. Si Felipe II hubiese hecho caso de que la Armada Invencible fuese mandada por un hombre de mar, el marqués de Santa Cruz, seguramente los Beatles hubiesen cantado en español, y, por otra parte, lo de “consumo implacable” me imagino que se refiere a jóvenes con alto poder adquisitivo, pues son los únicos que se pueden permitir un consumo implacable. Tampoco creo que nuestro ministro o ministra de Economía esté de acuerdo en un país cuyo PIB depende fundamentalmente del sector servicios y por tanto del consumo. Y los responsables de Asuntos Sociales pedirán pasta para la cobertura pública y asistencial del estado social de derecho.
La Nasa dice que ha hallado indicios de los “componentes básicos de la vida” en el polvo oscuro traído desde el asteroide Bennu. ¿Puede derivar este descubrimiento en un conflicto con la Iglesia?
Bueno, creo que esto es una pregunta que el Papa Francisco podría contestar, ya que no he leído las últimas encíclicas sobre la relación entre ciencia y fe, y al Papa Francisco además le encanta opinar, que para eso es argentino. Pero a los católicos practicantes que conozco creo que en lo relativo a “los componentes básicos de la vida” le dan más importancia a otros polvos que a un polvo oscuro traído desde un asteroide, y en lo que a mí respecta, me interesa mucho más casa Asterio que todos los asteroides del universo.
Volviendo a la ínsula, y, para terminar, ¿qué balance hace de 2023? ¿ha sido un año para recordar o para olvidar? ¿ha habido progresos o retrocesos?
Tal vez pasadas las etapas del asombro, de la desesperación, del dolor y la desesperanza, creo que este año nos hemos caído definitivamente del guindo y hemos terminado por comprender que lo que nos ha pasado no es un desastre coyuntural como una de esas inundaciones o temporales o incendios que nos tocan periódicamente, que este desastre ha sido estructural, ha afectado a la estructura física, moral, económica y social de la isla, iba a decir al modo de hacer política, porque si somos conscientes de haber recibido un daño estructural, ya no estamos para pamplinas y ahora más que nunca, purificados por ese dolor, nos merecemos la verdad, que lo que ofrecen a las víctimas se les dé, sin alibis ni pamplinas, no es momento en La Palma para medias verdades y parches de manicura, debemos estar a la altura del desastre. Las lucecitas de Navidad están bien, pero necesitamos otras luces. Feliz Navidad, ánimo y p’alante.