“El intercambio de pareja pactado es hermosísimo y fortalece la relación”

Rosario Valcárcel asegura que "el sexo puede sanarte". Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Los Llanos de Aridane —

Fue pionera en la prosa erótica en Canarias y reconoce que sus inicios literarios en este género fueron “duros”. La escritora grancanaria Rosario Valcárcel, que mantiene estrechos vínculos con La Palma, considera que “hemos pasado la época medieval y la mujer hoy sabe lo que quiere: ser sujeto de su vida, estar presente en su sexo y vivirlo”, ha asegurado a LA PALMA AHORA. Valcárcel participa este sábado, a las 20.30 horas, en la semana cultural ‘La pluma de Eros’ que organiza la Asociación Tagoror 2 de Julio en un local del número 21 de la Calle Real de Los Llanos de Aridane. Ofrecerá una conferencia con el título ‘El erotismo y el amor en la literatura’ en la que abordará, entre otros temas, los secretos del amor, la vida de las parejas, el sufrimiento y la conciencia de lo efímero o la seducción de los sentidos en el erotismo. Reivindica la figura de Corín Tellado “como literatura amorosa, aunque sus novelas han sido calificadas de subliteratura, pero autores como Vargas Llosa han tenido la deferencia de mencionarla como un personaje importante, y después de Cervantes es la autora que más ejemplares ha vendido”, recuerda.

Comparte plenamente la definición que el filólogo Gregorio Morales hace del término ‘erotismo’ en su ‘Antología de la literatura erótica. El juego del viento y la luna’: “El erotismo es el motor más potente de la civilización: es una fuerza superior e indomable, nadie puede escapar de ella, ni siquiera el más acendrado anacoreta; está en el origen y en la meta de cuanto hacemos”. Valcárcel aclara que “yo uno el erotismo a la muerte, a lo efímero de la vida; el erotismo no es la penetración, y eso es algo que muchas veces la gente confunde”.

La voz erótica de la mujer ha permanecido silenciada durante siglos, y se ha visto obligada a recurrir a seudónimos para firmar. “Anaïs Nin, que fue pareja de Henry Miller, es una de las féminas que más admiro, no solo por su obra sino por su atrevimiento y valentía”, asegura.

Cuando Rosario Valcárcel decidió adentrarse por la vía literaria en los complejos dominios de Eros, se chocó de frente con las férreas convenciones sociales. “En este momento la literatura erótica está de moda, pero cuando yo empecé a escribir en el 2006, que publiqué ‘Del amor y las pasiones’, no lo estaba, y la gente me miraba un poquito rara, siendo además la pareja de Luis León Barreto”, señala. “En algún lugar en el que presenté mis libros poco menos que fui un poquito marginada, me costó que la gente entendiera lo que hacía; me sentí violentada, pero con el paso del tiempo ya empezaron a decir que mi literatura era elegante, comenzaron a aceptarme, pero los inicios fueron duros”, admite. “Algunas mujeres ya habían escrito poesía erótica en Canarias, pero no prosa, y en este género fui pionera”. “Y eso que mi primer libro erótico ”Del amor y las pasiones’ es una obra del erotismo de las emociones, no es carnal, porque en el ‘Séptimo cielo’ sí que entro más en la carnalidad y puede resultar agresivo“, admite.

A Valcárcel le preocupa particularmente la vida de las parejas. “El tema es muy importante, porque cada vez es más efímera; a las mujeres nos enseñaron que había un príncipe azul con un caballo blanco y que la vida iba a ser un cuento de hadas, y resulta que ya no hay ni príncipe azul, ni caballo blanco, ni cuento de hadas, y tenemos que ilusionarnos todos los días”. “En la pareja, que puede ser chico-chico o chica-chica, porque el sexo no tiene género, tenemos que negociar todos los días, porque el mundo es muy difícil”, insiste.

La escritora grancanaria no cree que el matrimonio sea la tumba del erotismo, pero sí que “hay que enriquecerlo todos los días”. “Voy a decir algo que puede ser que no guste, pero la realidad es que hay fidelidades pactadas; hoy no tenemos por qué tener una vida rutinaria, porque la rutina sí que es la tumba; la mujer tiene un crecimiento personal y forma parte de la vida erótica, ya no es pasiva, quiere una actividad erótica y participar de ella, tiene que exigir lo que desea porque ya no es suficiente con comunicarlo”, sostiene. “La vida sexual puede transcurrir por muchos caminos, puede ser una vida espiritual, de cariño, de ternura, pero también de cambios de pareja, y eso no destruye; de hecho, en Alemania existe desde hace muchísimos años y no ha escandalizado a nadie”, añade. “El intercambio de pareja pactado me parece una cosa hermosísma que fortalece la relación, no la rompe ni la destruye, al contrario, es un pilar que la refuerza; lo he visto en personas mayores y me ha sorprendido, no buscan sexo por sexo, pretenden enriquecerse”, afirma.

Rosario Valcárcel siempre dice que “si hay algo que me salva del mundo es el sexo, porque el mundo es muy cruel, hay enfermedad, paro, tristeza, soledad… los seres humanos estamos muy solos, nacemos solos y morimos solos, lo único que nos puede librar de ese mundo es el sexo; muchos amigos me han reprochado esta afirmación, pero entiendo el sexo como algo sublime, que me eleva, el sexo más allá de la tentación: coger una mano, dar una caricia”. “Si la gente entendiera la fuerza que tiene el sexo seríamos mejores personas porque quienes se aman con honestidad crecen y eso te puede salvar”. Está convencida de que “hay que vivir hasta el final viva, y el sexo es lo único que te mantiene viva, lo demás es una puesta en escena en el trabajo, en la familia, incluso con los hijos”, asegura. “Vivimos en una sociedad de puesta en escena, vamos con una máscara a todas partes por imposiciones sociales”.

El sexo, resalta Valcárcel, es “muy potente, puede incluyo sanarte cuando enfermas, porque detrás hay una ilusión, un ritual, y muchas cosas más”. Suscribe las palabras del sexólogo británico Havelock Ellis, quien aseguraba que “los adultos necesitan una literatura obscena de la misma forma que los niños los cuentos de hadas, como un alivio contra la fuerza opresiva de las convenciones”.

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