PINCELES DEL AYER

Siro Manuel: un enamorado de los paisajes de su tierra

Santiago Jorge

Santa Cruz de La Palma —

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Hace ya unos cuantos años, en plena Bajada de la Virgen de las Nieves (Fiestas Lustrales de la isla de La Palma), me encontraba paseando algo inquieto por la sala de exposiciones de la Casa Salazar, en Santa Cruz de La Palma, espacio en el que colgaba mis cuadros, de esta manera participando de dicha fiesta. En un momento inesperado entra un señor con semblante sereno y con mirada de curiosidad, camina por la sala deteniéndose un buen rato en cada una de mis obras, sin prisas, como debe ser; mira con la actitud de alguien que entiende mucho de arte. Se acerca hacia mí con paso lento y media sonrisa en la cara, me ofrece su saludo y me comenta que le ha parecido muy interesante mi exposición y especialmente mis acuarelas. Yo, lógicamente me siento halagado y al instante comenzamos una conversación muy amena sobre las maravillas y dificultades técnicas de la acuarela.

En ese instante se presenta – Soy Siro Manuel – con un tono de humildad, típico de las personas grandes, seguidamente y con entusiasmo, se ofrece para apadrinarme y tener la opción a entrar en la histórica Agrupación de Acuarelistas Canarios; yo no salía de mi asombro y lógicamente asentí con la cabeza.

En un espacio de tiempo tan corto, apenas cuarenta y cinco minutos conozco a un acuarelista palmero reconocido y además se me abre la posibilidad de entrar en tan honorable colectivo de acuarelistas, maravillas del azar.

Sin ninguna duda fue uno de esos momentos mágicos que no olvidaré jamás. Todo mi agradecimiento y recuerdo a uno de los mejores artistas y gran persona que ha dado nuestra tierra. Este artículo está escrito desde el agradecimiento, el respeto y la admiración.

Palmero universal, pintor acuarelista y cineasta

Palmero universal, pintor acuarelista y cineasta. Siro Manuel Lorenzo Salazar (1926-2003) estudia en la escuela de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, terminando su formación en Barcelona, ciudad en la que afincó su residencia al contraer matrimonio desde 1955. Su obra de toque impresionista siempre destacó por la armonía con que trabajaba la luz, gran colorista, transmitiendo sentimientos y emociones, trabajo lleno de pulcritud e intimismo. Era un enamorado de la luminosidad y de los colores del paisaje, especialmente de su tierra; innovador en la técnica de la acuarela, rompiendo moldes. Ejerció de canario fuera de su tierra, apasionado de la cultura aborigen guanche y cultura canaria en general y gran conversador.