En la apertura del XXII Congreso Estatal del Voluntariado, recuerdo oír una declaración tan bonita, tan verdadera: “La solidaridad es el soporte de la vida”, afirmaba José Luciano Poyato, presidente de la Plataforma del Voluntariado de España, una plataforma que acoge a más de 29.000 asociaciones que se dedican a eso: a ser solidarios.
Este lunes, 5 de diciembre, un año más, celebramos el Día Internacional de los Voluntarios, una iniciativa que surge a raíz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el fin de reconocer y promover la incansable labor de los voluntarios de todo el mundo, tal y como se recoge en su página web.
El voluntariado es tan esencial en nuestra sociedad que es, de hecho, un pegamento social ante algunas grietas que se les escapan a las administraciones competentes. Los voluntarios y voluntarias son, en palabras de la concejala de Acción Social de Santa Cruz de Tenerife, Rosario González, los aliados de la sociedad. Y qué acertada es esta afirmación. El voluntariado en una sociedad es sumamente importante y temo que no se reconoce como se debería si todavía en mi ciudad se oye decir que los voluntarios quitamos trabajo, o, que hacemos gratis el trabajo de los operarios del Ayuntamiento, como he podido oír, mientras hago limpiezas comunitarias de espacios naturales.
Por suerte, la mayoría de personas, o eso creo, valoran positivamente la acción de los voluntarios, pues, en el Congreso se consideró al voluntariado como el articulador de las democracias participativas.
Una democracia participativa, en la que todos tengamos cabida, donando uno de nuestros bienes más preciados, el tiempo, es, sin duda, una democracia más sana, un sistema más justo con todos y todas.
El voluntariado es un modo más de participar en la sociedad. Que haya un reconocimiento, a través de Días Internacionales como este, es fundamental para seguir impulsando y apoyando el trabajo de los que creen que pueden aportar y mejorar, con sus acciones, el mundo, el país o la isla en la que viven.
Recordemos juntos a todos los voluntarios que, de una manera u otra, colaboraron durante la erupción volcánica que hemos vivido, pero que también lo siguen haciendo después de la misma. Su labor ha sido reconocida con el Premio Extraordinario Estatal de Voluntariado 2022, que convoca el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.
Una gran ovación merecen todos los que dedican su tiempo ayudando en las emergencias y no solo en ellas, sino en otro ámbito, sea el social, el ambiental, el sanitario o el educativo. Gracias, voluntarios.
“Sin la solidaridad, la humanidad no existiría”, señalaba Luciano Poyato.
Sigamos contribuyendo a una mejor humanidad mediante nuestras acciones altruistas, dedicadas a ayudar a los demás, para en definitiva, ayudarnos a nosotros mismos, a nuestra especie.