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Arqueología en el Sáhara: túmulos II
El tamaño de los túmulos es muy diverso y, generalmente, aparecen entremezclados entre sí, como si se hubiesen utilizado los mismos lugares como zonas funerarias a lo largo de miles de años. Los mayores pueden alcanzar los 15 metros de diámetro, mientras que los más pequeños apenas si alcanzan los 150 centímetros de longitud. La altura actual va a depender, en última instancia, del sistema constructivo y de su antigüedad, ya que el paso del tiempo, los fuertes vientos y la arena los han ido desmantelando o sepultando, poco a poco. Este desgaste es más acusado en aquellos de forma triangular mediante la acumulación de piedras unas encima de otras que se van desmoronando por los laterales. Aun así, muchos de ellos superan los dos metros de altura. Aparecen unas construcciones de planta circular u oval, con diámetros de unos 2-3 metros, con un perímetro delimitado con lajas hincadas y un relleno de piedra más más redondeadas que recuerdan a los amontonamientos de piedra benahoaritas que están distribuidos, fundamentalmente, por los bordes de la Caldera de Taburiente, si bien en La Palma no tienen una funcionalidad funeraria, aunque nunca se ha excavado ninguno.
El sistema constructivo también presenta diferencias, seguramente relacionados con la antigüedad y la época en que se levantaron, ya que nos encontramos con estructuras delimitadas con un perímetro de lajas hincadas, mientras que otros tienen un contorno formado por muros de piedra seca y luego acumulación de rocas que se van estrechando hacia el punto más alto hasta formar una falsa cúpula en cuyo interior se depositaban los cadáveres. Muchos de ellos tienen una especie de puerta de entrada delimitada por lajas hincadas o rocas colocadas verticalmente y otra en horizontal a modo de dintel. Este acceso, generalmente, está en mal estado de conservación porque se ha derrumbado o están enterrados bajo la arena. Muchos de los túmulos, a diferentes distancias, están directamente relacionados con piedras hincadas que podrían estar relacionadas con una orientación astronómica. Este trabajo, muy interesante, es el que encargará de realizar la arqueo-astrónoma Maitane Urrutia Aparicio. También pudimos apreciar algunos ejemplos, aunque son bastante escasos, con varios cuerpos escalonados.
Aunque no son frecuentes, junto a algunos túmulos, aparecen grabados rupestres en mal estado de conservación debido al paso del tiempo y el desgaste sufrido por el viento. Los paneles pueden formar parte del relleno de las construcciones artificiales, en piedras sueltas por la parte externa de las mismas y en pequeños afloramientos rocosos situados en las inmediaciones. La temática es variada y está formada por motivos geométricos (espirales, meandriformes, círculos concéntricos, etc), antropomorfos, zoomorfos y símbolos alfabetiformes. La técnica de ejecución puede ser el picado aunque también se emplea la incisión.
En medio de los túmulos aparece una gran cantidad de restos arqueológicos superficiales entre los que destaca sobremanera una preciosa, increíble y variada industria lítica en sílex de muy diferentes texturas, pureza y colores. Mucho menos frecuentes son los fragmentos de cerámica, si bien es complicado localizarlos por el desgaste sufrido por los vientos y su mimetización con el suelo. También aparecen pedazos de molinos, morteros, trozos de cáscaras de huevos de avestruz. Existen áreas en las que, literalmente, el suelo está tapizado, sin solución de continuidad, de materiales superficiales. En una primera aproximación, este tipo de restos, se fueron haciendo cada vez más escasos conforme nos acercábamos a la zona de Aousserd.
Felipe Jorge Pais Pais, doctor en arqueología.Felipe Jorge Pais Pais, doctor en arqueología.
El tamaño de los túmulos es muy diverso y, generalmente, aparecen entremezclados entre sí, como si se hubiesen utilizado los mismos lugares como zonas funerarias a lo largo de miles de años. Los mayores pueden alcanzar los 15 metros de diámetro, mientras que los más pequeños apenas si alcanzan los 150 centímetros de longitud. La altura actual va a depender, en última instancia, del sistema constructivo y de su antigüedad, ya que el paso del tiempo, los fuertes vientos y la arena los han ido desmantelando o sepultando, poco a poco. Este desgaste es más acusado en aquellos de forma triangular mediante la acumulación de piedras unas encima de otras que se van desmoronando por los laterales. Aun así, muchos de ellos superan los dos metros de altura. Aparecen unas construcciones de planta circular u oval, con diámetros de unos 2-3 metros, con un perímetro delimitado con lajas hincadas y un relleno de piedra más más redondeadas que recuerdan a los amontonamientos de piedra benahoaritas que están distribuidos, fundamentalmente, por los bordes de la Caldera de Taburiente, si bien en La Palma no tienen una funcionalidad funeraria, aunque nunca se ha excavado ninguno.