Ya una tiene una edad para tener que leer las noticias entre líneas para tener que enterarse de algo.
Y es que no entiendo este afán infantil de darnos las noticias en píldoras, a cachitos, como si tuviéramos que andar de puntillas. Y que unos digan una cosa y los otros desdigan...o que no digan nada o peor que digan mentiras. Que si las ayudas vienen, pero no dan la fecha, que si no nos van a dejar solos, pero ya no somos noticia...que si hay un plan de empleo con millones de presupuesto, pero no saben en qué gastarlo. Las noticias nos llegan de puntillas, sin mucha concreción, como si no lo tuvieran claro o como si fuéramos niños y nos lo van diciendo poco a poco.
De puntillas andamos estos últimos días, para que el volcán no se despierte. Pero como se duerma en serio, amigo, necesitaremos ya mismo un paso firme para retomar las riendas de nuestras vidas y mucha mucha, fuerza de voluntad. Pero desgraciadamente, para muchos palmeros, el retomar las riendas de la recuperación significa depender de otros primero para que gestionen, administren o decidan. Que se decida sobre el trazado de carreteras iniciales teniendo en cuenta el riesgo volcánico que ya no olvidaremos. Para que decidan dónde van nuevos emplazamientos habitacionales, cómo y cuándo se repartirán las ayudas, preferiblemente ahora, no cuando las personas se harten y ya hayan emigrado, sobre si se hace permuta del suelo bajo la lava, si se protegen las coladas y cuál va a ser el nuevo modelo económico o seguimos con el viejo tan desgastado y obsoleto.
Es decir, de las buenas o malas acciones de unos pocos, depende la situación laboral, emocional, habitacional y el futuro de muchos. Porque sin esos primeros pasos, no se pueden dar los segundos, porque sin este empujoncito, no se puede echar a andar. No se puede poner la nueva entrada para un piso sin las primeras ayudas, no le puedes comprar el regalo de Reyes al niño sin entregar las donaciones,...no puedes hacer las cosas más simples si tienes las manos atadas. Esto provoca mucha incertidumbre, apatía y desasosiego.
No pueden actuar y cerrar heridas los afectados sin un horizonte, pero también entiendo que desde las administraciones no se puede decidir cualquier cosa en caliente y sin consenso. Y no va a ser un camino fácil. Pero, sin duda, para un dirigente que se precie, es la posibilidad de dejar un legado permanente. Es la oportunidad de ser bien recordado, por valentía y buen hacer, por mejorar la vida de la gente que ya se ha visto forzada a cambiarla para siempre. Esto es para lo que uno se presenta a las elecciones: para liderar, para informar, para gestionar, para decidir y para contribuir a una sociedad mejor. Uno no se presenta a unas elecciones para calentar sillón, sacarse fotos o a gestionar sus redes sociales.
Pero lamentablemente la política en general va ganando en marketing, pero va perdiendo en contenido útil y, desde luego, en valentía. Y las propuestas que muchas veces nos llegan no son claras y concretas o peor incluso, defienden intereses particulares. Y observando las declaraciones públicas entrelíneas estos meses hemos visto, por ejemplo, pelotazos que no se han molestado en encubrir como el Nuevo Todoque porque a lo mejor en situación de emergencia, todo vale incluyendo saltarse la legislación de espacios protegidos. O que nos digan un día que el turismo en La Palma es seguro durante el volcán y la temporada de invierno va bien y está encaminada, para que al día siguiente se cancele toda la conectividad internacional o a la semana siguiente se cancelen la mitad de los cruceros de temporada, por falta de seguridad e incertidumbre por la seguridad.
Y leyendo entrelíneas en esta crisis, viendo detenidamente las declaraciones públicas, me cuesta saber quién es el capitán que nos lleva. Porque tenemos a muchos políticos de visita y a muchas administraciones que se solapan, distintas personas explicando sus propuestas en distintos ámbitos, pero ninguna persona con el cargo a tiempo completo para gestionar la reconstrucción, ni tampoco ningún organismo que centralice y que coordine la reconstrucción. Pevolca, lo tenemos claro, gestiona para la emergencia volcánica y para la emergencia posterior que nos va a dejar el volcán, ¿cómo se llama, Postvolca?
Y no queremos saber quién va a dirigir las fases posteriores para culpar, sino para preguntar. No para quejas, sino para que se informe de la realidad. Para exigir transparencia, incluida la transparencia de cuentas, información clara, plazos y hoja de ruta. Pero también para levantar la mano y participar. Porque si vamos a dejar que alguien le dé un empujoncito a nuestra barca para echar a andar, queremos ponerle cara y llamarlo de “tú”.
Ahora que no hay tremor, retumba en mi cabeza aquella canción de los 80, infame por no ganar puntos en Eurovisión, pero que viene a reclamar quién carajo maneja mi barca, que yo sola no puedo. Porque me siento a la deriva después de tres meses, y demando saber ¡ay quién maneja mi barca! con todo el riesgo de que no me guste la respuesta. Y lo necesito ahora, no el año que viene, porque la emergencia no es el volcán, la emergencia es el futuro. Y la incertidumbre, no permite avanzar.
Y esta urgencia viene de la necesidad, claro. De la necesidad de una vivienda digna y de trabajo digno para los que lo han perdido, de la necesidad de no hundirnos todos económicamente, arrastrados por el declive económico y de la necesidad de esperanza.
Pero también la urgencia viene del bagaje que nos han dejado los dirigentes anteriores y nosotros mismos que lo hemos tolerado. Y nos hace desconfiar y prever lo peor a pesar de todas las ayudas prometidas. Así hemos visto, sin mucha protesta, cómo la Avenida del Puente estuvo cerrada porque las obras tardaron 4 años (4 años!!), la carretera al norte lleva más de 10 años y si no me equivoco el doble de presupuesto gastado... El centro de visitantes del Roque de los Muchachos con más de 25 años de historia para terminarlo, resulta que se abre esta semana, sin pompa y sin alegría. Si es que hasta hay un chiste que dice que la carretera a Fuencaliente que comenzó en 2009 y ahí sigue en obras, en realidad ya estaba a medio camino cuando Fernández de Lugo llegó a la isla...Vamos, que aquí las obras no se terminan nunca. ¿Y eso es lo que nos espera? ¿Cuánto tiempo para decidir la reconstrucción? ¿Cuánto tiempo para informar? ¿Cuánto tiempo para actuar? ¿Será posible que no nos pidan opinión? ¿Cuánto tiempo para las ayudas? ¿Cuánto tiempo más aún que las decisiones de uno no afecten a mi proyecto de vida? Necesitamos saber: qué, cuándo, cómo, dónde y quién. Porque necesitamos ver el horizonte al que llegar. No necesitamos leer entrelíneas sino un horizonte claro que al menos en parte, hayamos creado nosotros.
Hoy un amigo me ha envíado un mensaje diciendo: “Espero que pronto recuperes la ilusión”. Y lo que se me vino a la cabeza fue que a lo mejor se podría comprar ilusión en píldoras de farmacia, como esas que vendían los charlatanes...que ahora mismo veía más fácil recuperar la ilusión con píldoras ilusorias. Que por preferir, preferiría recuperar la ilusión participando en el proceso de creación de mi propio futuro, pero que sigo a la deriva, y que el barquero, no sabe o no contesta. Así que no tengo ni idea de dónde acabará mi barca. Y que esto parece ridículo, desde luego, pero si has cantado la canción, ya tienes también una edad para NO tener que esperar a que te digan lo que tienes que hacer en tu vida.