La carta de los Reyes
Queridos Reyes Magos, este día 5 por la noche, como todos los años, pasarán por nuestras casas mientras dormimos y nos dejarán algún detalle o pequeño regalo a todos nosotros.
Desde pequeño me hablaron de ustedes, los Reyes, esos magos con nombres tan exóticos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Después, cuando crecí, fue cuando empecé poco a poco a escuchar nombres parecidos a los de sus majestades. Que si un novillero, que si un presidente del Barça, que si un juez muy famoso...
Me enseñaron mis padres a dejarles un vasito de vino y un puñado de galletas por la noche antes de ir a dormir. Me decían que ustedes tenían que trabajar mucho esa noche de reyes visitando todas las casas y que había que darles un pequeño regalo y ser amables.
¡Qué menos! -pensaba yo-. Nos van a traer regalos, es justo darles un detalle.
También me enseñaron, queridos Reyes, que debía escribirles una carta muy pero que muy sincera. Y en ella debía contarles cómo me había portado durante el año: si había sido un buen niño o si había sido un poco pillín.
Me dijeron que no les podía mentir, que ustedes, queridos Reyes, eran magos y sabían toda la verdad. Sabían si en realidad nos habíamos portado bien o mal. Y en función de eso nos regalarían lo que en esa carta pidiéramos o... ¡carbón! Porque a los niños malos los Reyes siempre les traían carbón.
Majestades, han pasado los años. Ya no soy un niño como cuando era pequeño. Pero tengo una ilusión por vivir esta maravillosa vida que el universo nos ha regalado. Tengo ilusión por compartir momentos con todos a los que quiero. Tengo ilusión por contribuir a mejorar nuestras zonas y espacios comunes. No creo en el rencor, no creo en la rivalidad. Pero la verdad, queridos Reyes, hace mucho tiempo que no les escribo ninguna carta.
Pero este año he escrito nuevamente esta carta con algunos pequeños deseos que en realidad no son ni siquiera para mí.
En esa carta les he pedido a sus Majestades algunos pequeños regalos que sería maravilloso que nos pudieran dejar este 2025. Estoy seguro de que muchos palmeros se alegrarían enormemente si sus Majestades nos los trajeran.
Les pedimos, queridos Reyes, un trocito de LP2 que le hace muchísima falta al barrio de Las Manchas y a Fuencaliente desde hace más de 3 años y medio. Se la llevó un volcán, pero no ha vuelto.
Les pedimos, queridos Reyes, que la economía de los barrios afectados por el volcán se reactive un poquito más.
Les pedimos, queridísimos Reyes, que hagan lo posible por conseguir que vuelva un pequeño supermercado al barrio de Las Manchas. Quizás si vuelve la gasolinera a ese barrio, queridos Reyes, sabremos que hemos sido muy pero que muy buenos. Y con un solo regalo tendríamos gasolinera y supermercado.
Ojalá se puedan cumplir estos pequeños pero grandes deseos, Majestades.
Y, sobre todo, ojalá que en Las Manchas este 6 de enero no nos sigamos despertando con tanto carbón. O más bien, con tanta ceniza.
Felices Reyes Magos a todos, de todo corazón. Y ustedes, los más pequeños, disfruten este día tan maravilloso en familia. Cómanse un buen trozo de roscón y no se preocupen, porque, aunque nos traigan carbón, nuestra isla es tan optimista que no se enfadará y lo usaremos para hacer un asado en la bodega junto a toda la familia.
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