Desafíos y avances en la gestión de gases tóxicos en La Palma: proyecto 'Alerta CO2'

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La isla de La Palma enfrenta un desafío persistente dos años después de la erupción volcánica que dejó su huella en los núcleos de Puerto Naos y La Bombilla. La amenaza constante de gases ha mantenido a los residentes en una espera ansiosa por el tan ansiado retorno seguro.

En este contexto desafiante, la implementación del proyecto Alerta CO2 surge como un proyecto que fusiona la ciencia y la tecnología para abordar los retos derivados de la erupción.

La red instrumental de Alerta CO2, respaldada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) con una inversión de 3 millones de euros, cuenta actualmente con 78 estaciones diseñadas para medir la concentración de CO2 en el aire ambiente. Esta red tiene como objetivo alcanzar 1.200 sensores, de los cuales mil deben estar instalados antes de fin de año. En colaboración con Involcan y el Instituto Geográfico Nacional (IGN), este proyecto no solo busca comprender las complejidades de los gases, sino también proporcionar una solución efectiva para la seguridad de los residentes.

Sin embargo, la puesta en marcha de estos sensores ha suscitado críticas, especialmente en cuanto al tiempo transcurrido desde el fin de la erupción hasta la implementación del proyecto. La demora ha llevado a cuestionamientos sobre la efectividad y la prioridad otorgada por las instituciones científicas a la gestión de la crisis. En este sentido, se hace evidente la necesidad de una mayor agilidad en la respuesta a emergencias de esta magnitud.

Durante meses, las instituciones científicas han estado enfocadas en sus propios intereses y estudios, relegando la búsqueda activa de soluciones para facilitar el retorno de los habitantes de Puerto Naos y La Bombilla a un segundo plano.

Esto se ha visto reflejado claramente en las disputas que han tenido lugar dentro del comité científico del Plan de Emergencias de La Palma (Peinpal) desde hace unas semanas. Las diferencias entre algunos de los miembros de varias instituciones han provocado que algunos científicos hayan antepuesto su orgullo y sus intereses a los verdaderos intereses de los habitantes de Puerto Naos, quienes llevan dos años expulsados de sus casas y negocios. Esta situación, esta semana, se ha resuelto con la mediación del presidente del Cabildo ante las instituciones que habían abandonado las reuniones del Peinpal y que volverán a participar en las mismas.

Esta demora ha resultado sorprendente, ya que, a pesar de la presencia de gases en la zona de exclusión, numerosas personas han optado por vivir y, en algunos casos, dormir en estas áreas sin que se haya reportado ningún incidente grave. Esta realidad resalta la resiliencia de la población ante las adversidades.

En este sentido, se considera urgente el despliegue, en el menor tiempo posible, de una red de seguimiento de CO2 en La Palma dada la grave crisis social y económica generada por mantener las zonas de exclusión en Puerto Naos y La Bombilla. Además, la necesidad de las instituciones gestoras de la emergencia de acometer acciones que permitan la vuelta parcial y sectorizada de la población en condiciones de seguridad.

La ejecución de este programa se realiza a través de una amplia y densa red de sensores instalada por la empresa Sieltec Canarias S.L. (subcontratada por Involcan), que registra la concentración de CO2 en el aire ambiente las 24 horas del día. También se llevan a cabo campañas científicas periódicas de observación sobre la problemática del CO2 de origen volcánico, que afecta a ambos núcleos poblacionales. La actuación incluye un total de 1.200 medidores, algunos de ellos con un sistema automático de ventilación asociado al sensor.

A pesar de que se viene hablando desde marzo de este año sobre el despliegue de sensores y del nuevo personal técnico de apoyo, la burocracia y la lentitud de la administración en casos de emergencia como este deberían mejorar su actuación.

Este proyecto de monitoreo de CO2 cuenta con una inversión significativa de 3 millones de euros y tiene como objetivo instalar el 75% de medidores de CO2 antes de final de año.

En este centro de control, se ubicará probablemente en el colegio María Milagros Acosta García, donde trabajarán dos personas fijas las 24 horas, los siete días de la semana, para monitorizar cualquier alarma que pueda surgir a través de los medidores distribuidos en los barrios afectados.

La esperanza de mejorar la situación surge con la incorporación de nuevos técnicos de apoyo al proyecto Alerta CO2. Aunque este refuerzo humano es prometedor, la monitorización aún no opera de manera ininterrumpida, las 24 horas del día y los siete días de la semana. La eficiencia del proceso también ha sido objeto de incertidumbre, a pesar de la resolución de problemas en la retención de los equipos medidores en la aduana.

Los datos recopilados hasta el momento revelan que los gases, en su desplazamiento, utilizan los conductos de alcantarillado, tuberías y arquetas de aguas y conducciones eléctricas. Este hallazgo subraya la importancia de considerar la conexión entre el sistema de saneamiento y la propagación de gases.

La reintroducción de agua en el saneamiento o la construcción de un emisario hacia el mar podría influir significativamente en la dispersión de gases, especialmente en la zona conocida como ‘Playa Chica’. La coordinación efectiva de los sensores y el centro de control es crucial para asegurar un retorno seguro, excepto en zonas específicas de Puerto Naos y La Bombilla.

La necesidad de que los distintos grupos científicos superen posibles conflictos de intereses y trabajen en conjunto para encontrar soluciones se vuelve aún más evidente. Los datos acumulados en los últimos meses indican que existen medidas adecuadas, como la ventilación o la implementación de sistemas de ventilación forzada, que han demostrado ser efectivas en algunos lugares afectados por la presencia de gases. La colaboración interdisciplinaria se presenta como un elemento clave para abordar de manera integral los desafíos que presenta esta situación.

En términos de resultados, se observa una disminución general de las concentraciones de CO2 en varias áreas, especialmente en Los Lajones, La Bombilla y Hotel Meliá. A pesar de estos avances, persisten desafíos en algunas zonas, como lo indican las nueve estaciones que registran valores superiores a 1.000 ppm. Estos datos refuerzan la necesidad de mantener una vigilancia constante y ajustar estrategias según la evolución de la situación.

En conclusión, el proyecto Alerta CO2 emerge como un hito significativo en la batalla contra los gases que han afectado a Puerto Naos y La Bombilla. A pesar de los retos continuos, la combinación de la ciencia y la acción coordinada allana el camino hacia un retorno seguro y sostenible a la normalidad en estas comunidades golpeadas por la furia de la naturaleza.

Sin embargo, la crítica constructiva hacia las instituciones involucradas y la necesidad apremiante de una colaboración más estrecha entre los grupos científicos subrayan la importancia de mantener un enfoque proactivo en la gestión de esta compleja situación. La lección aprendida en La Palma puede sentar las bases para abordar futuras crisis similares con mayor eficacia y rapidez.