Espacio de opinión de La Palma Ahora
La industria del campo
La Palma es una isla eminentemente agraria. En el ámbito del sector primario, en Canarias, es una potencia, fundamentalmente, en el cultivo de exportación centrado en la actividad platanera. Tiene agua por un tubo y tierras ubérrimas para sembrar y regalar. Sin embargo, algo no cuadra: el 92% de las hortalizas del potaje que se guisa en Canarias se ha de traer de fuera; es decir, en las huertas de las medianías isleñas únicamente se planta un 8% de los productos hortofrutícolas básicos del consumo interior.
En el campo palmero, por tanto, a tenor de tales datos, no hay un simple nicho de empleo en el marco de una economía de subsistencia: hay una mina de puestos de trabajo por explotar para suministrar los ingredientes del puchero canario.
La crisis económica ha activado en La Palma las huertas familiares para abastecer las necesidades domésticas. Pero la Isla, en este terreno, tienen bastante más posibilidades y debe volver a ser en el Archipiélago, como ya lo fue, una fuente básica de la despensa.
En este sentido, la recuperación de las medianías, con una planificación eficaz, municipio por municipio, comarca por comarca, pese a los sempiternos compromisos electorales, continúa sin materializarse, entre otros aspectos elementales, con la coordinación de una agricultura moderna, ágil y capaz de atender la demanda de forma permanente y a precios competitivos.
La Palma, con más de 11.200 desempleados, no puede permitirse el lujo de seguir, sobre todo en estos tiempos, con casi 60.000 hectáreas de fértiles tierras sin producir, abandonas desde hace años, sin crear riqueza ni puestos de trabajo, mientras el mercado laboral se marchita mes tras mes y, sobre todo, la lacra paro se ceba con muchos palmeros.
La Palma es una isla eminentemente agraria. En el ámbito del sector primario, en Canarias, es una potencia, fundamentalmente, en el cultivo de exportación centrado en la actividad platanera. Tiene agua por un tubo y tierras ubérrimas para sembrar y regalar. Sin embargo, algo no cuadra: el 92% de las hortalizas del potaje que se guisa en Canarias se ha de traer de fuera; es decir, en las huertas de las medianías isleñas únicamente se planta un 8% de los productos hortofrutícolas básicos del consumo interior.
En el campo palmero, por tanto, a tenor de tales datos, no hay un simple nicho de empleo en el marco de una economía de subsistencia: hay una mina de puestos de trabajo por explotar para suministrar los ingredientes del puchero canario.