Juego de patriotas

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Hace un par de días que celebramos el aniversario de la Constitución española. Supongo que como España perdió ante Marruecos, la fiesta patriótica quedó arruinada y más de uno se quedó con las ganas y no le quedó más remedio que defender, cual caballero medieval, a la Constitución española con los colores de la bandera de fondo. Así que mientras la mayoría de los mortales celebramos el día de la Constitución sin mucho interés, todo lo más, felices de tener un día festivo, los caballeros del zodiaco salieron a la calle en movilizaciones homenaje a la Carta Magna. Un poco raro todo, porque el año pasado no lo hicieron, ni el anterior. Tampoco recuerdo que en los 44 años de Constitución tuviesen tantos ánimos constitucionalistas. Así pues, repartieron copias de la Constitución e hicieron declaraciones de amor magno ante la prensa. Los más osados cargos públicos ‘presentaron’ la Constitución en colegios, habida cuenta, por supuesto, de que los profesores de primaria no tienen ni idea de presentaciones o de constituciones. Todo ello, claro está, publicado en redes sociales, que de todos es sabido, es lo realmente importante.

Seré breve: la Constitución, la bandera y el himno aún sin letra, son de todos los españoles. La manía que tiene la derecha española de apropiarse de los símbolos de país y de una cultura para excluir a los demás es tan ridícula como querer comprar la Luna: nunca será tuya, aunque la puedas pagar. Pues lo mismo con los símbolos de un país. No hay graduaciones de españolidad… No tienes un 10 por ser el ‘defensor’ de los tópicos, por repartir copias puerta a puerta de la Constitución o por santificar tu ideología como la única que es única y verdadera. Hay españoles, a su pesar. Hay españoles a los que les da igual. Los hay que tienen la bandera en casa y la camiseta de la ‘roja’. Y los hay que celebraron que Marruecos ganara o incluso, aquellos que ni se han enterado del partido. ¿Y? ¿Quién nos va a decir lo que tenemos que pensar o sentir?

Ser español no son los símbolos sino el contenido. Ser española es que te duelan los incendios forestales de este verano o que se muera el Mar Menor. Es presumir de parques nacionales y de patrimonio, de historia y del Quijote. Son los acentos y el olor a fritura para la salsa en aceite de oliva o la cerveza al fresco cuando hace calor.

Yo lo celebré el 6 de diciembre podando rosales en mi jardín. Y no fue menos homenaje. Sin Constitución y derechos fundamentales a lo mejor no hubiese tenido rosales, o casa, o educación o siquiera la suficiente formación como para entender la democracia y querer defenderla. Es llamar dictadura a lo que fue y a la vez, ser consciente de que el 3% de los niños españoles están sin escolarizar, a pesar de estar recogido el derecho a la educación en la Constitución. O que España pierde cada año más de 6.000 millones de euros en evasión de impuestos por parte de grandes empresas y fortunas. O que el derecho a la salud y a la protección de la salud está también reconocido en la Carta Magna pero no es una realidad. O que no hay pleno empleo o distribución de la renta y las desigualdades económicas se han incrementado con el covid y el aumento de la inflación.

Sabemos que tenemos derecho a un trabajo según la Constitución (artículo 35) pero todos conocemos a alguien en paro. Podría haber sido peor. En la crisis de 2008, los bancos fueron compensados por la crisis para que no se desmoronara el sistema, pero no así las personas. En ésta, se ha pensado indudablemente, mejor o peor, en las personas: Erte, subida del salario mínimo, decreto energético…porque las personas son las que forman el sistema y quiero creer que se ha establecido el bien común de otra manera. Me da escalofríos pensar en los miles de millones de euros del rescate bancario y de lo que podríamos haber sufrido esta vez de haber tenido un gobierno de derechas…

Es cierto que la Constitución no se cumple en muchos de sus artículos. Si hay que defenderla se defiende, pero con sinceridad, más allá del papel en el que está escrito. Más allá de aparentarlo.

Los pregoneros defensores de la Carta Magna serían más creíbles, empezando por Feijoo o Abascal, si en lugar de sacarse fotos alzando una copia de Constitución para salir en las redes, defendieran cada uno de sus artículos. Se me ocurre que el PP podrían empezar por dejar de bloquear la renovación del poder judicial o defender la equidad de renta (artículo 1), la igualdad real de la mujer (artículo 14), la libertad de expresión (artículo 20, ¿para cuándo eliminamos la Ley Mordaza que ellos aprobaron?) o el pago de impuestos de manera progresiva según los ingresos, donde hasta ahora los más ricos se libran (artículo 31). ¿Y qué me dicen del derecho constitucional a tener una vivienda (artículo 47)? Ahí le hemos dado. Que se lo digan a los afectados del volcán y que le den las gracias a los malos gestores y a todos los especuladores que han multiplicado los precios.

Y concluyo. A esos caballeros del zodiaco de pacotilla les diré que no se puede defender con una mano la Constitución, mientras con la otra se impide el avance de la sociedad votando en contra de iniciativas que permitirían acortar camino en el cumplimiento de los derechos y deberes de la Constitución. Votando en contra de la subida del salario mínimo, de las pensiones o del mínimo vital se impide una vida digna. Se retrasa llegar a la equidad y se facilitan las desigualdades, votando en contra de las medidas para controlar la inflación, de la reforma laboral, a la vez que permitiendo y facilitando la sanidad privada, desmantelando la pública, o potenciando los colegios concertados en detrimento de los públicos. Caballeros defensores, pero solo del papel. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Sacando mesas informativas en toda España para destacar la defensa de la Constitución mientras sus acciones dan patadas a los derechos constitucionales. Yo no los llamaría patriotas. Realmente cambiaría patriota por hipócrita. Lo veo más acertado.