Magma mía
Y yo que creía que eran los economistas los que te decían pasado mañana lo que va a pasar mañana. Bueno, también los comentaristas deportivos lo saben todo a partido jugado. Pero que los vulcanólogos me salgan ahora con que el magma se estaba acumulando debajo de la isla de mis amores, ejem, por supuesto, no creo que haga falta un estudio de no sé cuántas universidades, a partido jugado, para saber que todo ese fuego que salía de las entrañas de la isla se estaba acumulando en algún lado para después atacar durante tres meses, como quien invade Ucrania. A mí me interesaría más que me avisaran con un tiempito de anticipación y si es posible por escrito de que la olla está a punto de estallar, que mira, tampoco soy muy exigente, me basta con que no me digan que hay poquitas posibilidades y de que si va a estallar será un volcán en plan performance de fuego como el Teneguía. No es mucho pedir, simplemente sería adecuado que no digan nada que no sepan y que luego nos lo vayan contando en plan speaker deportivo, para que entonces, ya montado el show por la madre naturaleza sepamos qué precauciones tomar y por dónde van a ir los tiros. Sé que este lenguaje es muy poco técnico, pero tampoco es necesario ir a Harvard para suponer que el magma se estaba acumulando debajo de la corteza palmera. Sí que sería bonito que avisaran antes de esa acumulación, al menos los economistas sí que saben que la deuda pública de Occidente se va acumulando ahora mismo sin ir más lejos, aunque igual que los vulcanólogos eméritos tampoco saben cuándo la olla acabará explotando. Me parece bien que los vulcanólogos se dediquen a la vulcanología, pero cada vez que hacen un estudio sobre las posibilidades catastrofistas de la isla me siento como un conejillo de Indias. Magma mía.
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