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El miedo no puede ser la pauta

En un proyecto de sostenibilidad democrática, el miedo no puede ser la pauta. Y sin embargo, parece ser la herramienta más usual de todo gobierno para salvaguardar sus fallas o errores, su inutilidad a la hora de conformar cualquier mañana plausible, un mañana meramente aceptable para los ciudadanos que pertenecen al territorio que gobiernan.

El miedo es un importante garante, no solo abierta y directamente en las dictaduras o en todos los sistemas autoritarios, sino también, y eso lo vemos cada día más claro, en toda democracia donde sus gobernantes utilizan en su propio beneficio personal el conocimiento y las influencias que no se encuentran al alcance de los ciudadanos, o que, por otro lado, y de manera delictiva, se oculta y se aleja de los mismos. El miedo traza la pauta de toda quietud: la quietud del pensamiento, la quietud de la queja y la exigencia de toda dignidad, la quietud de reclamar explicaciones y condenas ante los delitos de fraude de quienes gobiernan, la quietud de no gritar enfurecidos las barbaries capitalistas que acaecen a nuestros vecinos, la quietud de quienes en el fondo no pueden hacer nada más que sobrevivir porque el miedo ha sido inoculado de múltiples maneras.

Y es debido a esto que, o tras esto, aparece el verbo sobrevivir. Tras el miedo siempre emerge el verbo sobrevivir. Miedo y sobrevivir es el binomio que más complace a todo gobernante en su caja de herramientas. Son elementos necesarios en el paisaje pretendido de los ciudadanos, y en u otra manera, son transmitidos, inyectados. Mientras el miedo ejerce su presunción, sobrevivir aporta y propone la asfixia. El miedo no puede ser la pauta, sobrevivir no puede ser el verbo.

Andrés Expósito, escritor

www.andresexposito.es

En un proyecto de sostenibilidad democrática, el miedo no puede ser la pauta. Y sin embargo, parece ser la herramienta más usual de todo gobierno para salvaguardar sus fallas o errores, su inutilidad a la hora de conformar cualquier mañana plausible, un mañana meramente aceptable para los ciudadanos que pertenecen al territorio que gobiernan.

El miedo es un importante garante, no solo abierta y directamente en las dictaduras o en todos los sistemas autoritarios, sino también, y eso lo vemos cada día más claro, en toda democracia donde sus gobernantes utilizan en su propio beneficio personal el conocimiento y las influencias que no se encuentran al alcance de los ciudadanos, o que, por otro lado, y de manera delictiva, se oculta y se aleja de los mismos. El miedo traza la pauta de toda quietud: la quietud del pensamiento, la quietud de la queja y la exigencia de toda dignidad, la quietud de reclamar explicaciones y condenas ante los delitos de fraude de quienes gobiernan, la quietud de no gritar enfurecidos las barbaries capitalistas que acaecen a nuestros vecinos, la quietud de quienes en el fondo no pueden hacer nada más que sobrevivir porque el miedo ha sido inoculado de múltiples maneras.