Espacio de opinión de La Palma Ahora
Peligroso TTIP (1)
No recuerdo si fue el Che Guevara quien dijo: “O se está a favor de las corporaciones o de la Humanidad”. También Allende supo ver esta gran disyuntiva de nuestro tiempo. Y ahora, cuando el juego se llama cerrar pactos postelectorales, para mí el verdadero cordón sanitario es el que divide aquellas formaciones políticas que apoyan el TTIP de las que no lo apoyan; aquellas que son multi-nacionalistas (parafraseando al compañero Pedro Arcila), de aquellas que defienden, de verdad, lo público. Lamentablemente, la ciudadanía que solo se informa a través de la prensa de papel y de la televisión es probable que nunca haya oído hablar del TTIP. Y de eso se trata: de ocultar el contenido del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones que negocian UE y EE.UU, y que literalmente coloca a los estados a los pies de las transnacionales, creando un gran mercado desregulado y privatizado de consumidores-trabajadores a destajo.
El TTIP es peligroso para el bienestar social de las mayorías, promueve la privatización de nuestros ya mermados servicios públicos, e hipoteca el futuro de nuestros hijos a cambio de promesas de empleo y riqueza que a posteriori, como bien han revelado precedentes tratados comerciales a gran escala establecidos en el mundo, se han tornado gigantescas falsedades. Véase las nefastas consecuencias del TLC entre México y EE.UU, por ejemplo, en forma de empobrecimiento y destrucción de la producción local.
El TTIP no se centra en las barreras al comercio porque los aranceles son ya muy bajos, sino en reglamentos y derechos. Persigue liquidar normas y derechos laborales, y eliminar regulaciones en materia ambiental, abriendo la puerta al fracking, a los alimentos transgénicos y a sustancias químicas tóxicas que hoy están prohibidas en Europa. La seguridad alimentaria y la protección de los trabajadores se consideran obstáculos para el desarrollo de las transnacionales, y al tiempo se crean perversos mecanismos de arbitraje para resolver disputas entre Estados y grandes empresas, otorgándoles a estas últimas y a sus intereses privativos el mismo grado de legitimidad que a los propios Estados que actúan en representación de la ciudadanía, socavando aún más la soberanía de los pueblos.
mvacsen@hotmail.com
No recuerdo si fue el Che Guevara quien dijo: “O se está a favor de las corporaciones o de la Humanidad”. También Allende supo ver esta gran disyuntiva de nuestro tiempo. Y ahora, cuando el juego se llama cerrar pactos postelectorales, para mí el verdadero cordón sanitario es el que divide aquellas formaciones políticas que apoyan el TTIP de las que no lo apoyan; aquellas que son multi-nacionalistas (parafraseando al compañero Pedro Arcila), de aquellas que defienden, de verdad, lo público. Lamentablemente, la ciudadanía que solo se informa a través de la prensa de papel y de la televisión es probable que nunca haya oído hablar del TTIP. Y de eso se trata: de ocultar el contenido del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones que negocian UE y EE.UU, y que literalmente coloca a los estados a los pies de las transnacionales, creando un gran mercado desregulado y privatizado de consumidores-trabajadores a destajo.
El TTIP es peligroso para el bienestar social de las mayorías, promueve la privatización de nuestros ya mermados servicios públicos, e hipoteca el futuro de nuestros hijos a cambio de promesas de empleo y riqueza que a posteriori, como bien han revelado precedentes tratados comerciales a gran escala establecidos en el mundo, se han tornado gigantescas falsedades. Véase las nefastas consecuencias del TLC entre México y EE.UU, por ejemplo, en forma de empobrecimiento y destrucción de la producción local.