Bueno, no hay mal que mil años dure ni alcalde que lo resista. El volcán calla, pero no nos fiamos. María José habla de esperar unos días, yo creo que el silencio del volcán será firme y definitivo cuando vaya acompañado por el silencio de los vulcanólogos, que ahora que por fin lo saben todo sobre nuestros volcanes ya no tienen quien les escriba, como aquel coronel del célebre libro de García Márquez. Me quedo con los relatos volcánicos del gran Morcuende que infundían en nosotros un espíritu estoico frente a las desgracias y con las crónicas de cercanías de Juan Arturo, un ejemplo de periodismo al servicio de la gente y de la verdad. Al parecer muchas casas del Valle padecen de gases, con perdón, y me hablan de un hilillo de lava que me recuerda aquel hilillo de plastilina al que se refería el señor Rajoy cuando la catástrofe del Prestige en las costas gallegas. Toquemos madera y que no cunda, Virgencita de las Nieves.