El hombre se hizo siempre de todo material, dice una canción de Silvio Rodríguez, y eso me parece, tenemos que construir nuestra personalidad, tenemos que ser la persona que queremos ser aprovechando los materiales que tenemos a mano, los que sean, y así los antepasados palmeros han sorribado el malpaís y construido huertos fértiles en las paredes de los barrancos. Ahora también se hace algo parecido cuando en el Valle de Aridane se aprovechan materiales volcánicos para construir pistas y carreteras. Por mi dedicación al humor pienso lo mismo de los grandes cómicos que admiro y pienso en los materiales tan sencillos con los que han construido sus personajes, pienso en el bigote y los pantalones caídos de Cantinflas, en el bastón y los zapatones de Chaplin, en el teléfono de Gila o en el rostro inalterable de Buster Keaton. Se crea la abundancia sobre elementos muy simples. Crecer, construir sin olvidar las raíces. Creo que China se está comiendo la tostada porque su espíritu colectivo se basa en cosas muy sencillas, visión histórica a través del culto a los antepasados y sentido metafísico de la vida que consiste, entre otras cosas, como sus raíces taoístas, en que cada cosa que construimos y creamos mejora nuestra vida y la de nuestros descendientes. Y creo que o Europa sale del frívolo carpe diem en que se ha metido a pie juntillas o el gigante asiático nos adelantará por la izquierda y por la derecha. Sí, ustedes ríanse y luego me cuentan. (Recomiendo el libro ‘Observar el arroz crecer’ de Julio Ceballos, ayuda a entender China, y a tener una visión crítica de nosotros mismos).