Espacio de opinión de La Palma Ahora
El transporte en La Palma: propuestas de mejoras
El presente artículo tiene como principal objeto mejorar algunos aspectos, sobre lo que hoy es una cuestión de vital importancia en una sociedad desarrollada como es la de la Isla de La Palma, y que no es otro que la del servicio de guaguas (autobuses en español de la Península).
A nadie se le escapa que La Palma es una isla con una orografía muy accidentada, no en vano, a nivel global, está entre las primeras del ranking en cuanto a relación entre superficie y altura, ello ha condicionado el actual trazado de sus carreteras, que a menudo sorprenden a personas llegadas del continente europeo.
A lo largo de la historia reciente se han salvado las numerosas curvas con la ingeniería traducida en túneles o puentes como el de Los Sauces. Recalcado el contexto, sobra decir que la movilidad dentro de la propia Isla, limitada ya por su propia naturaleza, es un asunto del día a día, lejos del ideal de vida o costumbre de esas personas mayores que jamás salían de su municipio, como digo, cosa del pasado.
Por tanto, al margen de los senderos y demás trazados a pie o el asunto de las bicicletas (que daría para otro artículo), el transporte en vehículos a motor es el habitual, y sobra decir que el uso de transporte público presenta algunas consideraciones dignas de valorar, tales como el ahorro de energía y reducción de la emisión de gases contaminantes o aumentar la fluidez del tráfico y la seguridad vial, a parte de los numerosos puestos de trabajo que ha creado la Cooperativa Transportes Insular La Palma.
Por otro lado, el actual modelo se muestra deficiente en cuanto a su condición de servicio público, dado que hace falta un mayor número de frecuencias de las líneas, que deberían incrementarse tanto los fines de semana como en las tardes hasta el horario nocturno (hasta las 00:00), para conectar mejor los pueblos más alejados de los principales núcleos que población. Para ello se precisa hacer un estudio de mercado (cuestión nada dificultosa con los medios tecnológicos actuales) e ir adaptando la incorporación de nuevos vehículos, quizás algunos con menor capacidad que las tradicionales guaguas (micros de unas 20 plazas). Cuestión esta, que hoy suena a utopía, pero que si hubiera voluntad suficiente, tanto desde el Cabildo como por parte de la empresa en potenciar un servicio de mayor calidad, pudiera ser realidad en pocos años, siempre y cuando se destinaran partidas específicas anuales para adquirir un par de vehículos cada año, e ideal también sería que los mismos funcionaran con electricidad, y no con combustibles fósiles, además de que tuvieran al menos una plaza para personas con discapacidad física, colectivo este con gran dificultad, valga la redundancia, para moverse con normalidad por la Isla.
Siguiendo la línea anterior, se podrían plantear instalaciones de placas fotovoltaicas, por ejemplo en la estación de Los Llanos de Aridane, donde se podrían aprovechar los viejos locales abandonados, tras previa reforma, para la colocación de baterías y demás tecnología que permitiese un punto de recarga (gratuita) a esos nuevos vehículos, también en el nuevo centro logístico (almacén-garajes) de San Antonio en Breña Baja, y en la futura estación de La Portada en Santa Cruz de La Palma (que esperemos empiece su construcción el próximo año). Ello posibilitaría un considerable ahorro económico en combustible y una pronta amortización de lo que debe ser una inversión con miras más allá de la economía, una inversión de futuro (sobra decir que la Isla tiene el título de Reserva Mundial de La Biosfera), estos puntos se podrían habilitar para otros vehículos eléctricos, sector que está en auge (ver ejemplo de la Isla de El Hierro). Por tanto, es un posible nicho de negocio y/o reclamo turístico.
También es justo recordar que aportar por el transporte público, es hacerlo por un modelo social más humano, y en este sentido, quiero reconocer la exitosa puesta en marcha que el Cabildo Insular de La Palma ha realizado para que colectivos como pensionistas, estudiantes o personas desempleadas disfruten gratuitamente de este servicio, y me sumo, como no puede ser de otra forma, a la reivindicación de la Plataforma de Personas Desempleadas de La Palma, que solicita que se amplíe dicho pase con cargo al erario público para las personas con ingresos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional, para lo que simplemente habría que modificar los requisitos para acceder al Título Emergencia Social.
Este hecho sin precedentes, consolidaría a la Isla como pionera en la materia, con lo cual su imagen exterior también mejoraría, aparte de aliviar los sufridos bolsillos de las personas con menos poder adquisitivo.
Otro aspecto hoy algo descuidado es el estado que presentan algunas marquesinas, dónde hasta los carteles de los horarios y trayectos se encuentran rotos o no existen, u otras paradas que carecen de las mismas, no pudiéndose resguardar las personas en su espera.
En contraposición, otras se podrían calificar de obras de arte, por los murales que adornan su arquitectura, y ese debe ser el camino a seguir, y mantener. Además, los propios ayuntamientos, vecinos, distintas consejerías, como pueden ser las de Turismo o Cultura, podrían adornar estos lugares con plantas en macetas (previo asesoramiento de expertos) o colocando algún estante donde se puedan hacer ‘sueltas’ de libros en varios idiomas, dotándolas así de identidad propia.
Obviamente, todo ello debería estar acompañado con campañas de concienciación y culturización, para fomentar más la valoración de lo público, y que en ningún caso debieran colectivos como el sector del taxi o las empresas privadas que gestionan los estacionamientos, ya que el volumen de población residente y visitantes es suficientemente amplio para mantener la actual demanda y puestos de trabajo, si bien es verdad, que los ayuntamientos deberían abstenerse en estos casos de realizar nuevas concesiones, en beneficio del bien común.
A lo largo del tiempo, se podría premiar el uso del transporte público con sorteos o el canje de puntos por estancias en hoteles, viajes entre islas, camisetas, gorras o simplemente descuentos en el propio transporte.
La Semana Europea de la Movilidad, que se celebra en septiembre, podría servir de escenario para realizar alguna prueba piloto en este sentido.
Por último, quiero hacer una propuesta retando públicamente a los políticos, a que realicen su campaña electoral en la isla, desplazándose únicamente en guagua, para que puedan realizar una valoración de primera mano, y cómo no, seguramente podrán tener la ocasión de conocer in situ muchas de las inquietudes de la población.