¿De qué vamos a vivir?

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Las recientes protestas en contra de la declaración de interés insular del llamado ‘Ecoresort La Pavona’, la no aceptación por una parte de la población insular de impulsar el turismo en La Palma, más los problemas del sector ganadero, y la incertidumbre periódica que siempre vive la agricultura, asociado al hecho de salir adelante con ayudas públicas en la mayoría de los sectores económicos, hace que vuelva una vez más a la actualidad el modelo de desarrollo de la Isla y de preguntarnos de qué vamos a vivir en la Isla.

Por otra parte llegan las elecciones y es un buen momento para comparar los distintos modelos de desarrollo que nos proponen las diferentes fuerzas políticas. Aunque a riesgo de estar equivocado, no saldrán de un ABC, donde echaremos de menos el cómo, aunque sí escucharemos el qué. Me refiero a qué nos indicarán que nuestra economía se ha basado y se seguirá basando en una diversificación mesurada de agricultura y turismo, sin menospreciar otras oportunidades de menor calado, como pequeñas industrias asociadas al sector primario, o transformación de algunos insumos, sin perder de vista la tecnología. Y no escucharemos la estrategia necesaria para avanzar en esa mesurada diversificación.

No obstante, a nadie se le escapa que vivimos en una economía subvencionada, desde los incentivos a las compañías aéreas que permiten la llegada de visitantes, pasando por el sector público, hasta el sector primario, siendo pocas las actividades económicas que no reciben de alguna manera ayudas públicas, por tanto debemos de preparar la Isla para cuando no se pueda disponer de tantas ayudas, sencillamente porque haya que dedicar las ayudas a un continente tan necesitado como es África. Obviamente desconozco cuándo tendremos que desviar muchas de nuestras subvenciones a los países emisores de emigrantes, pero me atrevo a decir que será necesario aportar más a nuestros vecinos tanto por solidaridad como por egoísmo. 

Obviamente es recurrente preguntarse por el futuro económico de la Isla, y que esta pregunta  de qué vamos a vivir, ya la hacíamos hace 20 años o más, sin que hayamos encontrado la respuesta y sin que haya sido preocupante el no disponer de respuestas; pero plantearnos lo que queremos dentro de 50 años, para poder construir ese futuro con nuestras acciones de los próximos años, entiendo que es una obligación de toda la sociedad en general y de nuestros políticos en particular, sobre todo teniendo en cuenta que un día empezaremos a disponer de menos ayudas públicas que nos impedirán seguir viviendo como vivimos actualmente.

Como se ha indicado sería deseable disponer de las propuestas económicas de las distintas agrupaciones políticas. Así como conocer sus ideas para poner en marcha las propuestas. Por esta razón me gustaría saber cuantas personas cercanas a nuestros futuros gobernantes se han leído el libro presentado el pasado lunes 13 de febrero en el Espacio Cultural CajaCanarias, titulado ‘La Palma una isla de oportunidades, repensando el futuro a partir de la crisis volcánica (aquí tienen acceso a todo el libro). Su lectura para la búsqueda y discriminación de ideas es una buena oportunidad para las personas que trabajan asesorando a nuestra clase política. 

Como las experiencias vitales marcan a las personas, mi experiencia fue la de conocer a una joven que venía de Alcázar de San Juan a trabajar a Madrid, a un hombre ya mayorcito que venía de Galapagar a trabajar al Gregorio Marañón, y yo mismo que tenía que desplazarme desde Cardenal Herrera Oria a la Avenida de América, a todos nos llevaba una hora o más. Por ello mi propuesta es que aprovechemos cualquier uso razonable que se le quiere dar al municipio de Garafía, para afianzar los sectores agrícola, ganadero, residencial y turístico en ese municipio. A muchas personas les gustaría que sea un parque temático para visitar por parte de los turistas o para acudir los fines de semana, pero sin tocar sus espacios naturales protegidos se debe de impulsar la vida en ese municipio. 

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