Hace casi 40 años que le conocí. Yo era entonces apenas un niño de 6 años. Su nombre nos parecía a todos un poco extraño ¿Quién podría llamarse Ventura? Eso al menos me preguntaba yo.
Poco después nos dimos cuenta de que en realidad se llamaba Francisco, Francisco Ventura.
Francisco dedicó su vida a la música folclórica canaria y también latinoamericana. Su talento era de niveles desbordantes. Desbordaba un talento inmenso e inconmensurable. En esa época en la que le conocí de niño me enseñó a tocar mi instrumento favorito: mi adorado timple.
Francisco durante años fue el líder y alma de la agrupación folclórica Volcán de San Juan. Allí , junto a él y otros grandes amigos, toqué el timple durante muchos años.
Pero luego la universidad y la vida laboral decidieron que había que reordenar mi vida y tuve que marcharme. Aunque siempre conservé el cariño y la amistad.
Recuerdo un estribillo maravilloso dedicado al Volcán de San Juan escrito por él:
“La naturaleza quiso hacer brotar el lamento, y el recuerdo está sembrado en la historia de aquel día, el campesino cultiva entre la lava dormida…” .
Dicen que el nuevo volcán solo provocó una víctima mortal por inhalación de gases. Pero todos sabemos que eso es mentira.
El Volcán Cabrón, como muchos le llamamos, se llevó a don Fidelino, doña Lencia, don Félix, don Melquiades, mi amigo Roberto… y también se llevó a Francisco Ventura. Sin duda uno de los mejores artistas musicales de isla más bonita del mundo.
Y ahora que de nuevo celebramos en Las Manchas la fiesta de lo que queda de nuestro barrio le volveremos a recordar en nuestro festival folclórico.
Hasta siempre Francisco.