Ya no sé lo que contar
para tenerlos contentos
sólo cuento mis lamentos
por no poder trabajar.
Me tuve que jubilar
de una manera forzosa,
dejé mi vida gozosa
en la ULL de San Fernando
para estar pendoneando
entre Abades y La Rosa.
Jócamo, 8.X.2023
NOTA: Se sabe que jubilación viene de júbilo, es decir disfrutar o gozar en la etapa postrera al trabajo. Y así seguramente lo sientan muchos, pero generalizarlo es erróneo y puede resultar hasta irónico.
El himno académico “Gaudeamus igitur”, realista y cartesiano, nos invita a disfrutar mientras somos jóvenes, porque después toca la “incómoda vejez”, en la que más que disfrutar toca sobrevivir. Es la molesta senectud.
¿Una visión pesimista? Quizás, pero la “curva de la vida”, como la campana de Gauss es una función matemática, que disfrazamos con legítimos mecanismos de autodefensa, que ya son más propios de la religión o de las letras que de las ciencias. Eso sí, en todas las disciplinas hay doctores y sobre cuál es la mejor opción para perseguir la felicidad, discutible. El “pendoneo” lo entiendo como una postura ecléctica, que se alimenta de diferentes tendencias. De momento, nadie me ha convencido de que exista otra filosofía mejor. Disculpen, debe ser el calor.