Cuando vine a vivir a La Palma, todos me preguntaron si había un hospital, preocupados de que no pudiera tener la asistencia adecuada cuando fuera necesario.
Este año, a principios de febrero, mi madre vino a pasar unos meses aquí y se quedó atrapada con el coronavirus. En marzo fue a un chequeo ginecológico y el médico le aconsejó que hiciera más pruebas en el hospital. Aquí descubrieron un cáncer muy grave, con metástasis, por lo tanto, no operable. Ellos sugirieron que fuéramos a los cuidados paliativos en el hospital y conocimos a algunas personas realmente especiales aquí. Nos ayudaron mucho, con competencia y mucha humanidad y, a pesar de que ninguno de mi familia pudo contactarnos, tuve un apoyo maravilloso. No sé cómo logran seguir con tanta preocupación y dulzura a tantas personas enviadas a la muerte y a sus familiares en pánico. Solo sé que estoy llena de gratitud hacia ellos y quiero agradecerles de todo corazón. Han sido mis ángeles y, si es posible, amo esta isla y su gente cada día más. Gracias
Fernanda Massa
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