‘La Palma’ de Netflix: entre la ficción catastrofista, el debate científico y el impacto turístico (con algún spoiler)
La miniserie ‘La Palma’ de Netflix ha llegado a las pantallas con una propuesta argumental que combina drama familiar, tensiones locales y la amenaza de una catástrofe volcánica descomunal. Con solo cuatro episodios, la producción ha despertado curiosidad, preocupación y cierto revuelo mediático, sobre todo en La Palma, donde muchos espectadores han cuestionado su verosimilitud científica y, al mismo tiempo, se preguntan por las repercusiones turísticas que podría tener. Sin embargo, antes de entrar en el debate, conviene recordar que estamos ante una obra de ficción, no ante un estudio científico ni un documental.
La premisa científica bajo la lupa: improbabilidad de un megatsunami transoceánico
El principal eje dramático de ‘La Palma’ gira en torno a la idea de que un gran sector del flanco occidental de Cumbre Vieja —columna vertebral volcánica de la Isla— podría colapsar en el mar. Este hundimiento desataría un megatsunami que alcanzaría no solo las islas y el continente europeo, sino también, y de forma devastadora, las lejanas costas americanas. Esta hipótesis se inspiró en un controvertido estudio de 2001 (Ward y Day) que especulaba sobre la inestabilidad del edificio volcánico palmero y su potencial para generar olas gigantes.
No obstante, la comunidad científica ha sido clara al respecto: con la evidencia disponible, la probabilidad de un derrumbe de tales dimensiones es extremadamente baja, estimada en menos de uno cada 100.000 años. Además, estudios posteriores han desmentido varias de las premisas necesarias para este colapso. No se ha constatado la fractura profunda y extensa que el modelo original daba por supuesta, ni signos de un inminente deslizamiento masivo. Tampoco los megatsunamis históricos —como el provocado por la erupción de Santorini en la antigüedad, el Krakatoa en 1883 o el deslizamiento de la bahía de Lituya en 1958— han demostrado un impacto transoceánico de la magnitud sugerida por la serie. La ciencia, por tanto, apunta a que el escenario de ‘La Palma’ es más ficción que realidad.
Ficción versus realidad: el peso del guion frente a la historia natural
Al presentarse esta premisa sin matices, la serie obvia siglos de evidencia geológica que confirman que, si bien las islas volcánicas pueden sufrir colapsos parciales y derrumbes espectaculares, las consecuencias tienden a ser locales, no globales. ‘La Palma’ dramatiza un escenario extremo para generar tensión narrativa, algo lícito en el terreno de la ficción, pero que puede inducir a error a quienes desconozcan la base científica. Esta falta de rigor es comprensible desde el punto de vista creativo, ya que el objetivo de la miniserie es contar una historia atractiva y cautivar a la audiencia, no impartir una clase de geología. Sin embargo, la distorsión puede resultar contraproducente cuando parte del público interpreta la trama como una alerta real.
El uso de explosivos y otras licencias: fantasía argumental recurrente
Hay otro elemento sensacionalista que no incorpora la serie: la idea de utilizar explosivos en una galería de agua subterránea para acelerar el hipotético derrumbe. Este recurso, que ha aparecido en novelas y en episodios de ficción televisiva —como uno de ‘CSI: Miami’ que jugaba con el pánico a un tsunami— se mueve en el ámbito de la pura especulación. Desde un punto de vista técnico, la complejidad geológica real de un volcán activo, junto con el vasto volumen de roca implicado, hacen inverosímil que una acción humana puntual provoque un colapso de tal magnitud. Es un recurso narrativo destinado a intensificar el drama, no a ofrecer un planteamiento científico sólido.
El turismo entre el temor y la oportunidad
La visibilidad global que otorga Netflix podría despertar la curiosidad de espectadores internacionales, atraídos por el exotismo de La Palma y su entorno volcánico. Tras la reciente erupción real de Cumbre Vieja en 2021, la Isla ya estaba en el radar mediático mundial. Ahora, la serie podría acabar actuando como un inesperado reclamo turístico: personas interesadas en sus paisajes, su patrimonio y su realidad geológica, tal vez intrigadas por la trama.
Pero existe el riesgo de que la imagen catastrofista genere aprensión entre algunos viajeros, temerosos de un peligro que la ciencia considera prácticamente nulo. Las autoridades locales, el sector turístico y la comunidad científica tienen por tanto el reto de contrarrestar la ficción con información veraz. Si gestionan adecuadamente este efecto mediático, podrían transformar la curiosidad sembrada por la serie en una oportunidad para el turismo, divulgando la verdadera complejidad geológica, cultural y natural de la Isla. La transparencia y el rigor informativo serán claves para que la publicidad involuntaria no se convierta en un búmeran desinformativo.
La crítica a la serie: una ficción tibia y sensacionalista
En el terreno meramente audiovisual, ‘La Palma’ no ha cosechado el favor de la crítica especializada. Fuentes consultadas en medios culturales y reseñas en redes sociales apuntan a que la miniserie peca de un guion poco sólido, personajes planos y un desarrollo narrativo apresurado. La tensión construida alrededor de la catástrofe potencial no logra disimular la falta de profundidad dramática. La crítica califica la obra de sensacionalista y carente de la solidez narrativa que se le exigiría a una ficción ambientada en un entorno real tan particular. Como historia, no termina de convencer, y muchos espectadores sienten que la serie fracasa al intentar combinar el drama familiar con la amenaza natural sin caer en clichés o simplificaciones.
Entre realidad y ficción: la lección del debate
A pesar de estas carencias, ‘La Palma’ genera un interesante debate entre ficción, ciencia y percepción pública. Como espectadores, conviene no olvidar que no estamos ante un documental ni una investigación rigurosa. La serie puede servir como punto de partida para que el público se informe, contraste y descubra la auténtica naturaleza geológica de La Palma, sus procesos volcánicos y su historia eruptiva, muy diferentes a lo que muestra la trama. Así, la lección que deja esta miniserie es la importancia de que ciencia, medios y público trabajen en conjunto para distinguir el entretenimiento de la evidencia. La Isla, mientras tanto, con sus volcanes, permanece en su lugar, mostrándonos su belleza real, no la fantasía catastrofista que el guion ha querido proyectar.
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