Cada año se celebra el Día Mundial de la Salud el 7 de abril desde que la OMS (Organización mundial de la salud) así lo proclamó en 1948. Y es que la salud es un derecho por el que todos hemos de apostar, siendo este fundamental para la existencia de un latir constante de las sociedades, donde los ojos de los ciudadanos desprendan fulgor y su cuerpo una fuente de fortalezas para combatir cualquier obstáculo que pueda entorpecer su vitalidad y energía.
Este año el lema propuesto por la OMS para este gran día se asienta en la desigualdad que aún pervive en muchos países del mundo, donde miles de familias apenas tienen acceso a servicios de salud, agua, aire limpio, seguridad alimentaria, lo cual es un reto a abarcar por los gobiernos y administraciones a nivel mundial. Debemos romper fronteras y abogar por la ayuda sanitaria en otros países en vías de desarrollo, pues como bien dijo el poeta griego Homero “la unión hace la fuerza”, y no hay mejor arma para curar cualquier enfermedad e injusticia que la ayuda recíproca, aunque esto suponga cruzar bordes.
Canarias, una unidad de destino turístico que aboga por la salud tanto de sus residentes como de los turistas, cuenta con uno de los mejores sistemas sanitarios a nivel europeo, atrayendo cada año a miles de turistas que optan por recibir tratamientos en nuestras islas, debido a la calidad de estos y sus profesionales, además del precio económico que permite a muchos llevar a cabo terapias que les ayudan a conseguir una mejora en su bienestar físico y mental que en su país sería extremadamente caro, ¿por qué un derecho tan básico como la salud es aún meramente imposible de alcanzar? Esto es injusto pero evitable.
Además, uno de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) refleja la consecución de la salud y bienestar de las personas, y para poder construir un mundo con más igualdad y saludable, tanto los poderes públicos como privados han de desarrollar e implantar medidas para garantizar unas condiciones de vida y de trabajo óptimas que ayuden de manera exponencial a la salud de todos.
Es imprescindible promover más y mejores políticas sociales para la reducción de desigualdades en salud a través de la oferta de servicios de salud de calidad, reduciendo de esta manera sufrimientos innecesarios, enfermedades evitables y muertes prematuras, que pueden perjudicar a nuestras sociedades y economías.
Además, con la llegada del COVID19 muchos países han sido duramente golpeados, cuya escasez de medios y políticas en materia sanitaria han resultado en una crisis todavía más desastrosa que ha perjudicado a la salud de sus ciudadanos.
Ahora toca monitorear todas las causas que han resultado en desigualdades entre países y comunidades afectadas y actuar siguiendo las medidas necesarias para darle fin a las mismas, luchar por la calidad del sector de salud y de todos aquellos que tengan directa o indirecta relación con el mismo. Así, seguiremos forjando una mayor resiliencia en un futuro, donde la salud prevalezca como un derecho más reforzado.
Recuerda, querido lector, querida lectora, todos somos partícipes en un mundo donde la colaboración social es primordial para remediar cualquier reto que no nos permita disfrutar de un derecho básico como es la salud, sine qua non, las sociedades no podrán atenerse a un consecutivo y fructífero desarrollo económico, político, social y medioambiental.