Valle Gran Rey

Valle que mira a poniente
de cantiles y palmeras,
con piteras y tuneras,
que caldea el sol ardiente.
Poblado de recia gente
por caciques explotada,
sin derecho de pernada
como los conquistadores,
sufridos trabajadores
que trabajaban por nada.
Jócamo, 10.I.2025
Nota: A pesar de la enorme transformación ambiental que han sufrido las islas Canarias tras siglos de ocupación humana, todavía permanecen muchos enclaves singulares, que pese a su elevado grado de alteración conservan un armónico y bello equilibrio entre sus componentes naturales y antrópicas.
Resulta paradigmático el caso de Valle Gran Rey en La Gomera, un barranco que inicia su recorrido en la meseta insular y, tras superar el pueblo de Arure, se alonga por la asomada sobre Guadá, conformando un profundo cañón orlado de imponentes acantilados mirando a poniente, hasta la rambla litoral .
Contrasta la verticalidad de los cantiles, refugio de endemismos de la flora y fauna locales, con los bancales agrícolas que se asientan sobre los derrubios acumulados a pie de risco. Las gráciles palmeras (Phoenix canariensis y Ph. dactylifera); las exóticas tuneras (Opuntia sps.) y piteras (Agave americana); junto a los cañaverales (Arundo donax) del fondo del cauce, dan paso a los cultivos tropicales (plátanos, mangos, aguacates y papayas) de la rambla litoral, que ceden frente al avance de las urbanizaciones turísticas.
La diversidad natural del Valle, no se entiende sin la recia historia de su pueblo, plagada de leyendas y realidades heroicas y caciquiles.
Pasajes que revive con encendida pasión el amigo Juan Montesino Barrera, biólogo natural del Valle, autor de la foto que nos ilustra.
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