Jaime Sicilia Hernández, a sus 54 años, pese a haber estado en primera línea de la cosa pública casi tres décadas, nunca ha tenido la sensación de que la política era una “actividad para siempre”. La deja porque “estoy agotado y no tengo nada más que aportar”, ha señalado a LA PALMA AHORA. Dice que no le gustan “los derroteros que, en general (no me refiero -matiza- a mi partido, CC), está tomando la política”. A partir de ahora dedicará todo su tiempo a su familia y a su profesión de asesor fiscal y mediador de seguros.
Presentó formalmente su renuncia al acta de concejal en el Ayuntamiento de Breña Baja el pasado jueves,13 de febrero de 2014, aunque su marcha no se dio a conocer hasta una semana más tarde. Con esta decisión, uno de los pesos pesados del nacionalismo en La Palma, ha puesto fin a una carrera en la vida pública que inició, con 27 años, en 1987, cuando fue nombrado secretario general de la Agrupación Palmera de Independientes (API).
Insiste en que “estoy algo cansado; después de tantos años, uno le va perdiendo a la política ese atractivo que, al principio, tenía”. Pero además, reitera, “me siento agotado y, sobre todo, no me gustan los derroteros que, en general, va tomando. La política, reconozco, me tiene un poco asqueado” ya que, sostiene, “ahora, en estos tiempos, especialmente los políticos que están en el poder, niegan la evidencia de la dura realidad que vivimos”. Por tanto, arguye, “en esta situación, como político, me siento desplazado y, en consecuencia, decidí poner punto y final”. Considera que “en estos años, he dado todo lo que he podido y creo que, dentro de mis limitaciones, he cumplido”. En este aspecto, apunta, “me siento una persona afortunada” y “salgo de la política como llegué”.
Su primer cargo ejecutivo fue de director general de Juventud del Gobierno de Canarias en 1987. En 1995 resultó elegido concejal en Breña Baja en la lista de API y, en 1996, fue nombrado alcalde del municipio, cargo que ejerció hasta 2011.
Entre 1991-1995 ejerció de diputado regional en el Parlamento de Canarias, responsabilidad que compatibilizó con el escaño de senador por designación autonómica en la Cámara Alta de las Cortes Españolas.
“Mi mejor época como político”, resalta, “ha sido en el Ayuntamiento, en contacto permanente con los personas. Cuando llegamos, en los años noventa, se arrastraba una crisis tremenda y la Corporación estaba cargada de deudas y conseguimos sacarla adelante”.
En noviembre de 2005, concluye, “me detectaron un tumor en la cabeza y pedí entonces a mi partido que me sustituyesen en todos los cargos para, poco a poco, centrarme en resolver mi enfermedad”.