El alergólogo Antonio García, del Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria, y el profesor de Ingeniería Rafael Cascón defienden la necesidad de estudiar si el aumento de mortalidad en La Palma durante la erupción se debió a gases y cenizas volcánicos, según han expuesto en el foro La Palma Opina.
El especialista del Hospital Doctor Negrín indica que si el fenómeno eruptivo dura más de dos meses podría entrañar riesgos importantes para la salud y el profesor de Ingeniería Mecánica de la Universidad Politécnica de Madrid apunta que el incremento de defunciones en La Palma fue casi el doble que en Canarias entre septiembre y diciembre pasados, justo los meses de la erupción volcánica.
El médico especialista en Alergología e Inmunología Clínicas Antonio García y el profesor de Ingeniería Mecánica Rafael Cascón han coincidido en la necesidad, por interés científico y responsabilidad social, de investigar cómo ha influido en la salud de la población palmera, tanto en mortalidad como en morbilidad (enfermedades), la contaminación por gases y partículas emitidas por el volcán de Cumbre Vieja.
A esa conclusión llegaron ambos expertos en un debate organizado por el foro de opinión La Palma Opina, que puede verse completo en Youtube https://www.youtube.com/watch?v=ize-YXo4Cn0&t=440s y en Facebook https://www.facebook.com/100078107153768/videos/524261879374992.
“Los datos de la mortalidad son muy potentes, pero ahora hay que estudiar si se deben a la erupción”
Antonio García Dumpiérrez - licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de La Laguna y especialista en Alergología e Inmunología Clínica- explicó que no se puede aún responder a la pregunta de cómo afectó a la población esta contaminación por el volcán, pero sí dejó claro que los gases y cenizas emitidos “lógicamente pueden afectar a la salud del ser humano”.
En este sentido, este médico -que trabaja como alergólogo en el Hospital Universitario Doctor Negrín y la Clínica San Roque de Gran Canaria- señala que hay pocos estudios estadísticos sanitarios sobre erupciones como para poder sacar conclusiones, en especial sobre los efectos en la salud a medio y largo plazo, pero advierte de que “cuando se excede más de dos meses una erupción volcánica, desde el punto de vista de la salud, puede tener una repercusión importante”.
Lo que sí parece incuestionable es que los gases emitidos por los volcanes pueden ser “dañinos” para el ser humano, añade García Dumpiérrez, como dióxido de azufre, dióxido de carbono... y otros componentes gaseosos en contacto con el óxido, la radiación solar o la humedad, y también con el agua del mar, como ocurrió en esta erupción al llegar las lavas al mar, donde se generaba ácido clorhídrico. En cuanto a la ceniza, que se emitió en grandes cantidades durante esta erupción, el científico cree preciso estudiar también cuál fue su composición, si tenía mucho o poco cuarzo o sílice o iones ferruginosos.
El alergólogo detalla que ante la mala calidad del aire como a la que se expuso la población palmera por este fenómeno geológico, “los pacientes más susceptibles son los que ya tienen una patología de base cardiorrespiratoria, una enfermedad obstructiva crónica, pues los pacientes que son asmáticos ya tienen inflamada la vía aérea desde el punto de vista genético”.
En cualquier caso indica que la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, tiene ahora un proyecto para hacer una investigación sobre lo ocurrido en La Palma, y que está pendiente de obtener el visto bueno del Comité Ético del Hospital de la Candelaria, a lo que se une que “hay informes del Servicio Canario de Salud,que hablan de que es necesaria la realización de un estudio”, por lo que se muestra “convencido de que este estudio se va a hacer”.
En cuanto a cómo se debe abordar esta investigación, el alergólogo reconoce que los datos que ha puesto sobre la mesa Rafael Cascón, con cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la mortalidad durante los meses de la erupción, “son muy potentes” pero ahora “hay que buscar la relación” de causa efecto.
Detalla que hay que estudiar si ese incremento anormal de la mortalidad se da en personas que ya tenían patologías de base, si ha habido picos de atención de pacientes en Urgencias hospitalarias o en ambulatorios -y con qué patologías- coincidiendo con el aumento de la concentración de gases y partículas en el aire, cuántos pacientes continuaron con problemas o la localización geográfica de los datos en los diferentes centros de salud para ver si hubo diferencias entre comarcas.
Preguntado por las recomendaciones y los confinamientos ordenados por el el Comité Director del Plan de Emergencias Volcánicas (Pevolca) por la calidad del aire, que en numerosas ocasiones fue “extremadamente desfavorable”, el peor nivel en la terminología oficial aplicada en estas emergencias, afirma que no estaba en La Palma durante la erupción, pero entiende que fueron las “correctas”.
“La anomalía en la mortalidad en La Palma ha desaparecido tras la erupción”
Por su parte, Rafael Cascón explicó que el número de fallecimientos en La Palma aumentó prácticamente el doble que en Canarias durante el periodo de la erupción volcánica. Así, mientras en el conjunto de la región la mortalidad se incrementó entre septiembre y diciembre de 2021 un 18,2% con respecto a la media de los últimos cinco años, en el caso de la Isla Bonita este aumento fue del 35,9%. Este año la evolución de la mortalidad en La Palma ya no presenta anomalías con respecto a la evolución del conjunto del Archipiélago.
A su juicio, y aunque deja claro que él no puede vincular los datos con una causa en concreta porque no es médico, “un exceso de defunciones como se ha producido en La Palma, si no hay una causa detrás, es tremendamente improbable que ocurra”, por lo que se trata de investigarla, pero a la vista está que la estadística indica que esa anomalía se dio durante los meses de la erupción y de forma sostenida.
“Si, normalmente, las muertes que puede haber es esas 13 semanas de la erupción en la isla de La Palma, considerando los 5 años anteriores, estaba en el orden de 190, en esas semanas de 2021 serían de 260 defunciones, es decir, 70 decesos adicionales y, además, mantenidos en una época del año donde no suele haber excesivas variaciones”. “Cuando terminó la erupción, ese exceso de mortalidad ha vuelto a la normalidad que existía antes de la erupción”, subraya.
Por ello, sostiene que es preciso desarrollar un estudio médico al respecto, pues “este volcán es una experiencia que los científicos tienen que aprovechar, porque no hay muchos estudios de este tipo”.