La Centinela-Ecologistas en Acción, en una nota de prensa, asegura que “La Palma se ha alejado de Europa en gestión de residuos en los últimos años”. Sostiene que “la negligencia política, la incapacidad técnica y la apatía social han llevado a La Palma a una situación alarmante en todo lo referido a la gestión de sus residuos”. Apunta asimismo que “la ilegalidad del Complejo de Los Morenos, que aún carece de autorización ambiental integrada, la irregular contratación externa de su funcionamiento, la prematura colmatación de su vertedero, los altos costes de funcionamiento del complejo y del Consorcio de Servicios, son ejemplos del despropósito y motivo de vergüenza general para una isla que se tiene por Reserva de la Biosfera”.
“Pero”, subraya, “además de lo anterior, se constata la creciente distancia entre la situación en La Palma y lo que exigen las directivas comunitarias y las leyes españolas en materia de residuos. Así se desprende de los datos publicados recientemente por el Cabildo de la Memoria Anual de 2018 del Complejo Ambiental Los Morenos en Mazo”. Añade que “en ese año aumentó el tonelaje de basura que llegó al complejo procedente de los domicilios de la Isla y creció también la porción de basura depositada en el vertedero”.
Para La Centinela-Ecologistas en Acción, “las cifras no dejan lugar a dudas: del total de 35.861 toneladas de residuos que entraron al Complejo, se depositaron 30.271 toneladas en el vertedero. Solo 2.109 toneladas salieron del Complejo con el supuesto objetivo de ser recicladas, un exiguo 6% de lo que entra, demostrando que los intentos por recuperar material reciclable de la bolsa todo-en-uno son del todo ineficaces”.
Apunta que “el depósito en vertedero, que es la opción que se sitúa a la cola en la jerarquía de la gestión de residuos por ser la menos deseable según la Directiva Comunitaria, en La Palma es el destino mayoritario de sus residuos. Mientras que en el conjunto de la UE las cantidades de residuos municipales depositadas en vertederos han disminuido de manera constante, en La Palma sigue creciendo”.
La Centinela señala que “tristes son también las cantidades recogidas a través de los contenedores amarillos, de envases, que demuestra el fracaso del modelo que ha implantado la gran patronal de los envases y la alimentación a través de Ecoembes: de los residuos que se recogen en este contenedor, en cantidades muy por debajo de lo que sería deseable, resulta que un 42% termina también en el vertedero insular, por la mala calidad de la selección por parte de la ciudadanía, por deficiencias en el triaje en el propio Complejo Ambiental, o porque Ecoembes lo rechaza. De los envases de los que finalmente se hace cargo, se desconoce cuál es el porcentaje realmente reciclado dada la poca transparencia de ese lobby”.
Asimismo, agrega, “la recogida de materia orgánica a través del quinto contenedor, el marrón, está siendo muy baja y con un alto contenido de impropios (elementos ajenos a la parte orgánica de los residuos)”.
Asevera que “estas cantidades de recuperación, reutilización y reciclaje no cumplen ni de lejos los objetivos del plan de residuos de Canarias ni las normativas española y europea. Las obligaciones legales que en materia de gestión de residuos urbanos (domésticos y similares) deben cumplir los municipios, emanan de las directivas europeas en la materia. Éstas exigen que en este mismo año 2020, el 50% de los residuos municipales sean reutilizados o reciclados. El objetivo para este año no es la meta, sino una etapa previa a los objetivos más exigentes a cumplir en los próximos años”.
Dice que “para ayudar a los Estados miembros a que cumplan los objetivos, la Comisión Europea realizó su primer estudio de alerta temprana, identificando a los estados que corren el riesgo de incumplir el objetivo para 2020. Uno de estos países es España. En La Palma la situación es aún peor que la media española y los mensajes autocomplacientes, el autoengaño y los maquillajes no van a evitar las sanciones comunitarias”.
Una de las recomendaciones de Europa “para lograr el cumplimiento de los objetivos”, indica, “es la introducción de requisitos obligatorios para separar la fracción orgánica. Ningún municipio de La Palma ha aprobado unas ordenanzas que vayan en esa línea, ni tampoco se ajustan la tasas de basuras a los costes de su gestión, no se premia a las familias que producen menos y separan bien sus residuos ni se sanciona a las que lo hacen mal”. Afirma que “la solemne firma de los catorce municipios y el Cabildo hace 3 años del Manifiesto por una Isla Limpia no tuvo efectos más allá de la foto oficial”.
“Revertir esta situación tras tantos años de desidia”, sostiene, “es difícil y requiere de un esfuerzo colectivo”. La solución, subraya, “no es invertir en más vertederos que llenar, sino evitar su necesidad reduciendo drásticamente la producción de residuos, facilitar la reutilización, liberarse de la distorsión que Ecoembes y Ecovidrio han introducido en el mercado del reciclaje y priorizar la separación y compostaje de la materia orgánica. El camino que Europa nos exige recorrer no sólo es por motivos medioambientales: a medio plazo hacerlo bien nos sale más barato”, concluye.