Félix González (psiquiatra): “Factores genéticos y ambientales están en el origen de las adicciones”

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El 24º Congreso de Patología Dual reunió durante la pasada semana a más de 1.500 expertos en salud mental, que acudieron a esta importante cita en Madrid. En el certamen participaron destacadas personalidades de las Neurociencias, tanto de España como internacionales, entre las que se encontraban la Dra. Nora D. Volkow, M.D. y el Dr. Rubén Baler, PH. D., directora e investigador respectivamente del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de los Estados Unidos (NIDA, National Institute on Drug Abuse). La Palma estuvo representada por Félix González, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de la Isla e integrante de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD). 

¿Qué se entiende por Patología dual?

Hablamos de patología dual cuando una persona sufre dos enfermedades relacionadas con el funcionamiento cerebral, una de ellas una adicción y la otra un desorden mental como pueden ser desordenes por ansiedad, personalidad, depresión, bipolaridad, psicosis, etc. Y nos referimos a adicciones tanto de sustancias legales como al tabaco o el alcohol y también otras drogas que no están legalizadas. Igualmente, si se trata de adiciones del comportamiento: juego, internet… 

¿Cuál es el posicionamiento de la Sociedad Española de Patología Dual sobre las drogas legales como el tabaco? 

Pues sabemos que la mayoría de los pacientes que atendemos en la Red de Salud Mental consumen tabaco. Y este consumo se incrementa con la gravedad del trastorno que padecen. Tres de cada cuatro pacientes con trastornos mentales graves fuma y la mayoría no se propone dejar de fumar. Un asunto muy serio si consideramos que el 50% de las personas que fuman mueren a causa del tabaco. 

¿Y el alcohol? 

A pesar de que el alcohol tiene cierta publicidad que habla de sus beneficios sobre la salud, ninguna de sus supuestas bondades está demostrada si hablamos desde el rigor científico. Por el contrario, conocemos por ejemplo que su uso está directamente relacionado con el desarrollo de graves problemas de salud como el cáncer y el Alzheimer.  A pesar de que cero es la cantidad diaria recomendada para que no afecte a la salud, se conoce que la toma de más de 40 gramos de alcohol al día ya se considera que  empieza a ser de alto riesgo para el desarrollo de algunas enfermedades como son también las cardiovasculares. En el caso de las mujeres, la tolerancia está disminuida, por lo que las dosis de mayor peligro se encuentran por encima de los 20 gramos. Tengamos en cuenta que un litro de vino contiene aproximadamente 100 gramos de alcohol. 

¿Y cuando se consumen más una droga aumenta esa toxicidad? 

Es común que el que consume alcohol también fume. O use estimulantes como la cocaína. En este caso la situación se complica. Estas dos sustancias, ingeridas de forma simultánea, generan un producto altamente tóxico que se llama ‘cocaetileno’. 

¿Entonces se podría decir que también hay consumidores duales?

Pues sí. Aunque técnicamente no se le da ese nombre. Al menos aún. Y también triples o múltiples. La cocaína y el alcohol se suelen asociar a otro importante estimulante cuyas consecuencias sobre la salud quizás están subestimadas por tratarse de una droga legal que mencionábamos antes: el tabaco, que es la sustancia que con diferencia está asociada a la enfermedad y a las muertes prematuras. 

¿Qué es el ‘cocaetileno’? 

Es un metabolito altamente tóxico que se produce en el organismo cuando se consume conjuntamente cocaína y alcohol. Uno de los efectos que persiguen los consumidores usando ambas drogas a la vez, es, por una parte, atenuar la ansiedad e inquietud propia de la cocaína y, por otra, disminuir la sedación inducida por el alcohol, aumentando la sensación de euforia tanto en el tiempo como en la intensidad.  Esto se debe a que en presencia de alcohol el riñón tiene más dificultad para eliminar la cocaína y su efecto se prolonga en el tiempo. El problema es que de esta manera también aumentan los riesgos de complicaciones para la salud. 

Antes hablaba de los riesgos para la salud del ‘cocaetileno’. ¿Cuáles son? 

Pues básicamente que se acentúan los efectos que cada droga por separado ya genera en el organismo. Aumenta la frecuencia cardiaca y la presión arterial, lo que incrementa un 10% el riesgo de muerte súbita. También se activan conductas de desinhibición como por ejemplo respecto al sexo, lo que facilita prácticas de riesgo. Además, aparece con más facilidad violencia en el contexto familiar y comportamiento antisociales en las relaciones interpersonales. 

Y si sabemos de las consecuencias para nuestra salud de las drogas, ¿por qué se siguen consumiendo? 

No creo que haya una respuesta única para esta cuestión. Pero conocemos algunos factores implicados en el origen y mantenimiento de una adición. Uno de ellos es la vulnerabilidad por herencia y también los factores ambientales. Podríamos decir que no se hace adicto el que quiere sino más bien el que puede. Es decir, la carga genética con la que nacemos hace que seamos más o menos propensos a la dependencia.  

Menciona también el ambiente. 

También el ambiente. Las situaciones traumáticas en nuestra infancia. Si por ejemplo,  quienes  tuvieron la responsabilidad de cuidarnos no lo hicieron adecuadamente en las etapas más tempranas de nuestra vida, o nos descuidaron,  o en el peor de los casos cometieron abusos de cualquier tipo, o permitieron que nos los hicieran, contribuyeron a la inestabilidad al constituirse los  cimientos  de nuestras estructura psíquica,   lo que en la vida acarrearía una  dificultad para lidiar con el estrés y soportarlo sin sucumbir a la droga como una alternativa gratificante y anestésica frente a la angustia  a la vez que destructiva.

Se está hablando de que se acerca la legalización del cannabis. ¿Cuál es la posición de la comunidad científica?

 Hay que tener en cuenta la experiencia de otros países. Por ejemplo, en América del Norte están viendo que se consumen más derivados de la marihuana en los estados en los que se han legalizado. El problema es que si no se hace con cuidado, cuando se despenaliza damos un mensaje implícito de banalización, con   el riesgo de infravalorar las consecuencias perjudiciales del consumo de cannabis. Allí saben desde 1992 hasta la actualidad que el uso diario de esta droga ha aumentado 15 veces. La prohibición extrema tampoco ha funcionado.

 ¿Y en nuestro país como está la situación?

 En España ya estamos a la cabeza en Europa en consumo del cannabis, por lo que debemos ser prudentes. Consideramos que antes de que legalizar la marihuana se debe contar con los mecanismos regulatorios convenientes para su consumo. La regulación estaría dirigida a asegurar el control de la calidad y la seguridad utilizando sistemas de control y vigilancia que monitoreen el cannabis disponible en el mercado. Se debe además garantizar una información veraz y objetiva respecto a la falta de evidencia acerca de supuestos beneficios para la salud en enfermedades para las que aún no se ha demostrado la relación beneficio riesgo desde el punto de vista terapéutico, a pesar de la multitud de indicaciones para las que la promociona el mercado.  Y sobre los riesgos de su consumo, especialmente en personas vulnerables que podrían sufrir efectos irreversibles con su consumo  como el desencadenamiento de una esquizofrenia. 

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