Cada día, la unidad del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) número 8 de la Guardia Civil se encarga de realizar la medición de los gases nocivos que emanan del volcán de Cumbre Vieja, y que no han cesado tres semanas después del final de la erupción.
La medición se realiza en varios puntos asignados por el Comité Director del Plan por Riesgo de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) y EFE ha acompañado a los miembros de la unidad GRS de la Guardia Civil en una de las jornadas de análisis.
Uno de estos puntos es el barrio pesquero de La Bombilla, en el término municipal de Los Llanos de Aridane, por lo que los agentes acuden equipados con equipos de protección individual que incluyen máscara de gas y bombona de aire, además de hasta tres dispositivos distintos de medición de gases.
Estos equipos de medición son capaces de detectar tanto gases tóxicos como explosivos, monitorizan la posición constantemente mediante GPS e incluso emiten una alarma si detectan una caída por parte del usuario.
Los más preocupantes son gases como el monóxido de carbono (CO) y el dióxido de carbono (CO2), gases incoloros e inodoros que se acumulan en las zonas bajas de las casas, pero también se detectan otros como dióxido de sulfuro y metano.
El motivo de la aparición de estas emanaciones aún no está definido aunque existen distintas hipótesis, según explica el brigada Esteban, de la unidad GRS8 de la Guardia Civil, en declaraciones a EFE.
“Los geólogos lo están estudiando y según nos cuentan puede estar influenciado por las mareas, que empujan los gases desde el subsuelo a la superficie, o por la existencia de tubos volcánicos que se interconectan y expulsan los gases por esta zona”, detalla.
Las mediciones se repiten por la mañana y por la tarde cada día haciendo un barrido por las calles de La Bombilla con especial hincapié en las ventanas de las casas y algunos puntos más conflictivos en los que los medidores casi siempre “pitan” por alta concentración de gases, en las viviendas más cercanas a la ladera.
“La cota más baja del área de exclusión es la más problemática”, comenta el brigada Esteban, por lo que tanto la Unidad Militar de Emergencias (UME) como la Guardia Civil se reparten el terreno a cubrir para asegurar que el acceso de regantes y vecinos de la zona sea posible.
Los efectivos de la Guardia Civil no saben cuánto tiempo continuarán realizando las mediciones, pero aseguran que estarán mientras sea necesario.
“No quiero irme sin que la misión haya terminado”, comenta uno de los agentes, que considera que esta es “una de las partes más gratificantes de mi trabajo”.
El GRS8 es una unidad al servicio de la Agrupación de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil, con sede en Tenerife y está considerado como un grupo de élite dentro del cuerpo.
Su función principal es la de garantizar el orden público cuando se viven situaciones catalogadas como delicadas. Algunos miembros de este grupo también estuvieron en El Hierro durante la erupción del volcán submarino de Tagoro.