La candidatura de los grabados rupestres benahoaritas para ser reconocidos como Patrimonio de la Humanidad está en su etapa final, pendiente de la decisión del Consejo Nacional de Patrimonio Histórico sobre su inclusión en la lista indicativa, paso previo para optar al reconocimiento mundial de la Unesco.
El inspector de Patrimonio Cultural del Cabildo de La Palma, Jorge Pais, ha destacado al comienzo de las Jornadas sobre Grabados Rupestres que se celebran en La Palma los días 12, 13 y 14 de diciembre, que la isla cuenta con 520 estaciones de grabados inventariadas, lo que representa un fenómeno único a nivel global.
“No hay otra isla en el mundo que en un espacio tan reducido tenga tanta concentración de petroglifos. Aunque los motivos, como espirales y círculos, pueden parecer comunes, su técnica, temática y ubicaciones son únicas”, ha subrayado el arqueólogo palmero.
Para Pais, entrar en la lista indicativa ya supondría un logro significativo que impulsaría la conservación y mejora de los parques arqueológicos y yacimientos visitables de la Isla.
El director general del Patrimonio Cultural de Canarias, Miguel Ángel Clavijo, ha subrayado la importancia de ser prudentes en este proceso, indicando que la candidatura será evaluada en el Congreso Nacional de Patrimonio, programado para enero en Murcia.
Según Clavijo, “si logramos incluir los grabados en la lista indicativa ya sería un éxito”, aunque ha reconocido que “alcanzar el reconocimiento final situaría a La Palma en el mapa cultural mundial y en la élite de los yacimientos arqueológicos”.
Además, el director general ha destacado que este reconocimiento implicaría una responsabilidad global en la protección del patrimonio cultural de La Palma, reforzando su carácter único y milenario.
El arqueólogo del Cabildo de Gran Canaria y director del proyecto de Patrimonio Mundial de Risco Caído, José de León Hernández, que participa como ponente en las jornadas, ha aportado detalles sobre el riguroso proceso de evaluación de la Unesco, resaltando la necesidad de demostrar el “valor universal excepcional” de los petroglifos benahoaritas frente a otras manifestaciones similares en el mundo.
Según De León, este tipo de reconocimiento trasciende el ámbito turístico, siendo, sobre todo, un motivo de orgullo y autoestima para las comunidades locales.
Lograr que los petroglifos benahoaritas sean Patrimonio de la Humanidad posicionaría a La Palma junto a sitios emblemáticos como Machu Picchu o la isla de Pascua, un reconocimiento que, según los expertos, contribuirá a valorar y proteger un legado cultural único en el mundo.