“La Palma es un paraíso que hay que preservar pero en él viven personas con derecho a una vida digna”

Abrimos esta sección de Scientia Palmensis  Scientia Palmensisdedicada a la labor científica de las personas que han nacido o trabajan en nuestra isla de La Palma con una entrevista al Dr. José Manuel Méndez Pérez, catedrático de Análisis Matemático de la Universidad de La Laguna y presidente de la Real Academia Canaria de Ciencias. El Dr. Méndez Pérez (Tijarafe-1949) realizó sus estudios de primaria en la escuela de su pueblo, de bachillerato en el Colegio de Enseñanza Media de Los llanos de Aridane -más conocido como Academia Pepe Lavers-  y de preuniversitario en el Instituto Nacional de Enseñanza Media de Santa Cruz de La Palma. Hijo y nieto de maestros, biznieto de maestra… su idea inicial fue cursar los estudios de Magisterio, pero finalmente se decantó por hacer Matemáticas. Como entonces no existían estos estudios en la Universidad de La Laguna, se matriculó en la de Zaragoza, como tantos otros canarios. A punto de trasladarse a la capital aragonesa, le sorprende el anuncio del profesor Joaquín Cascante, efectuado casi al inicio del nuevo curso, informando de la creación del primer ciclo de Matemáticas en nuestro distrito universitario. Comenzó estos estudios en el curso 1968-69 realizando el Selectivo de Escuelas Técnicas Superiores y alcanzó la Licenciatura en Ciencias (Sección de Matemáticas) en el curso 1972-73. En la festividad de San Alberto Magno de 1973 le concedieron el premio extraordinario de Licenciatura. Bajo la dirección del profesor Nácere Hayek  -que consigue se amplíen estos estudios al segundo ciclo y, por tanto, a que se imparta la carrera completa en La Laguna- y con una beca de Formación del Personal Investigador, inicia los estudios de Doctorado. Defiende la Tesis Doctoral el 5 de abril de 1979, mereciendo asimismo el premio extraordinario de Doctorado. En 1982 gana por concurso oposición celebrado en Madrid una plaza de Profesor Adjunto de Análisis Matemático III (Ecuaciones diferenciales), accediendo – con motivo de la entrada en vigor de la Ley de Reforma Universitaria, la LRU – a Profesor Titular de Universidad en el área de conocimiento de Análisis Matemático. Desde 1987 es catedrático de Universidad. Ha sido secretario, vicedecano y decano de la Facultad de Matemáticas de la ULL en el periodo 1979 –1992, así como director de su Departamento de Análisis Matemático de  1998 –2001.

-Profesor Méndez, ¿qué proyectos son los que le ocupan actualmente o en los últimos años?

-Mi actividad investigadora se ha centrado en el estudio y aplicaciones de las funciones especiales, ecuaciones diferenciales, teoría de series, transformaciones integrales y espacios de funciones generalizadas. Sobre estos temas he dirigido seis Tesis Doctorales, dos Tesinas de Licenciatura y  siete Trabajos Fin de Grado.

En la actualidad, a punto de jubilarme, estoy más interesado en las tareas de divulgación científica y de estudio de la historia de las matemáticas. Resulta apasionante adentrarse en el mundo de las matemáticas griegas, con personajes como Euclides, Arquímedes y Apolonio. O de los grandes matemáticos: Newton, Euler, Gauss, Weierstrass, Hilbert, Poicaré, Hardy, Ramanuja… Llama la atención la falta de mujeres, pero la historia es testigo de las dificultades y penalidades que sufrieron las mujeres en su  intento de acceder a las universidades, en matemáticas y en todos los campos. Por eso convendría reivindicar figuras como Sonia Kowalewskaya, por su rebeldía y lucha contra el sistema, y la grandeza de Emmy Noether, entre otras.

Un gran parte de mi tiempo libre lo dedico a la Real Academia Canaria de Ciencias. Creo que merece la pena. Podemos hacer muchas cosas desde esta institución, pero necesitamos más apoyo institucional. La relación con el Cabildo de Tenerife es excelente, pero el Gobierno de Canarias lleva cinco años sin darnos ninguna ayuda. Está vigente un convenio de colaboración con el Cabildo de La Palma, que deseamos revitalizar. Pienso que la Real Academia Canaria de Ciencias, en la medida de sus posibilidades, ha mimado a nuestra Isla, organizando una serie de actividades culturales y de divulgación científica que han tenido muy buena acogida. Por otra parte, al margen de Tenerife, La Palma es la única isla que cuenta con Académicos Colaboradores, cuatro en total. Uno de nuestros objetivos es incrementar este número, y hacerlo en el resto de las islas.

-¿Qué visión tiene usted de la situación actual de las Matemáticas en la isla de La Palma?

-En mi época, la enseñanza tanto en las escuelas como en los institutos, se sostenía sobre dos pilares básicos: la lengua y las matemáticas. Si una persona no sabe expresarse oralmente o por escrito, ni es capaz de razonar y de mantener un discurso con un cierto grado de ilación, ¿cómo puede afrontar el estudio de otras materias, o enfrentarse a los retos de la vida cotidiana? En mis estudios de bachillerato en La Palma, en los años 60 del siglo pasado, todos los profesores que tuve de matemáticas procedían de otras titulaciones, fundamentalmente eran químicos, pero tenían una buena base matemática. Simplemente, no había en Canarias ni en España suficientes licenciados en Matemáticas para atender las demandas de los centros docentes. Guardo muy buenos recuerdos de todos ellos y les agradezco profundamente sus enseñanzas matemáticas. Pero, por desgracia, los actuales grados en química, biología e ingenierías han experimentado una drástica reducción de los contenidos matemáticos y de los créditos asignados a esta asignatura, lo que implica que los egresados de ahora no pueden poseer los mismos conocimientos matemáticos que los de antaño.

En este sentido, no cabe duda de que la creación de los estudios de Matemáticas en la Universidad de La Laguna han contribuido a mejorar sustancialmente la calidad de la docencia en Matemáticas que se imparte en los centros de secundaria y bachillerato. Esta disciplina está explicada actualmente, en su mayoría, por especialistas, es decir, por matemáticos formados en gran parte en la ULL. Esta mejoría se percibe en toda Canarias y, por supuesto, en La Palma. Hay magníficos profesores de matemáticas palmeros, que ejercen estas enseñanzas con loable profesionalidad, no sólo en La Palma, también en centros de otras islas. Y en las universidades canarias y  peninsulares. A menudo cuento esta anécdota: Los tribunales de las antiguas oposiciones a cátedras de universidad estaban compuestos por cinco catedráticos de la misma área de conocimiento, de los cuales dos eran nombrados por la universidad que sacaba a concurso la plaza y los tres restantes salían de un sorteo a nivel nacional entre todos los catedráticos de la especialidad que no fueran de la universidad convocante. Los dos elegidos éramos palmeros y el azar hizo que dos de la terna sometida a sorteo también fueran palmeros: uno de la Universidad Complutense de Madrid y otro de la de La Rioja. ¡En definitiva, cuatro de los cinco miembros del tribunal eran palmeros, catedráticos de Universidad de Análisis Matemático! Es muy difícil que esta circunstancia vuelva a producirse.

Más preocupante, diría que lamentable, es la presencia de las matemáticas en las titulaciones de Magisterio (del Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria prefiero no opinar). Prácticamente se ha eliminado de sus planes de estudio. Mi padre fue maestro y, al igual que sus compañeros de generación, tenía una excelente formación en Matemáticas elementales. Él me inculcó amor y pasión por esta antigua ciencia. Probablemente hice matemáticas por eso.  Pero si desde pequeño se recibe una mala, o nula, enseñanza en matemáticas, estamos creando estudiantes con un muy deficiente currículo matemático, lo que explica el rechazo a esta materia. 

-¿Qué diría usted a los jóvenes palmeros que quieren dedicar su vocación al cultivo de la ciencia?

-A nuestros jóvenes estudiantes de bachillerato les queda poco tiempo para encontrarse ante la primera gran encrucijada de su vida: ¿qué carrera elegir? Hay quien lo tiene claro, o cree que lo tiene claro, mientras que la mayoría se mueve en un mar de dudas. Lo primero que tiene que hacer un joven ante este problema es, en función de sus gustos y de sus capacidades, pensar en qué profesiones encajaría y se sentiría mejor. Elegir por presión familiar, porque se gana más, sin pensarlo muy bien…puede conducirle a la frustración.

La ciencia trata de explicar cómo funciona el mundo, busca explicaciones racionales a todos los fenómenos que ocurren... Si te gusta indagar, buscar explicaciones a cualquier suceso, poner en dudas las cosas que otros admiten como dogmas, preguntarte el porqué de las cosas más simples… tienes madera de científico. Por eso, si has decidido dedicarte al estudio de la ciencia, has elegido muy bien y, si lo has hecho meditadamente, no te arrepentirás. La ciencia constituye la base de las ingenierías y de los avances tecnológicos; por tanto, contribuye al bienestar de nuestra sociedad.

Recientemente leíamos en el periódico La Opinión que las titulaciones de Matemáticas, Física y Medicina de la Universidad de La Laguna figuran entre las mejores del mundo. Pero también puedes optar por los Grados en Biología y Química, que también gozan de gran prestigio. Puedes dedicarte a la docencia o a la investigación, o bien a compaginar ambas tareas. Cuando yo estudiaba se consideraba que la única salida de las matemáticas era para dar clases. Hoy el panorama es muy distinto. La Real Sociedad Matemática Española y la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas han manifestado recientemente en el diario El Mundo su preocupación por la falta de profesores de esta materia en los institutos. En las últimas oposiciones no se han cubierto todas las plazas y faltan más de 300 profesores para atender las demandas de esta disciplina en enseñanza secundaria. A los matemáticos parece que cada vez les gusta menos dar clases, al menos a estos niveles, y prefieren incorporarse en el sector tecnológico, en informática, en empresas, en la banca, en economía… Consideran que la docencia está mal vista y valorada socialmente, y se encuentran más cómodos y con buenos sueldos en otros campos, donde sí se aprecia su capacidad de razonamiento y la forma de enfocar la solución a distintos tipos de problemas.

-¿Quiere añadir algo más?

-Acaba de comenzar el nuevo curso académico en la universidad española y cientos de jóvenes palmeros seguirán sus estudios principalmente en la Universidad de La Laguna y, menos, en la de Las Palmas de Gran Canaria y otras centros, pero ¿cuántos de ellos retornarán a La Palma después de concluir sus estudios?  Para responder a esta pregunta hay que analizar cuántos médicos, matemáticos, biólogos, informáticos, físicos, historiadores, maestros...necesita La Palma. Sin lugar a dudas, un número muy inferior a la cantidad de egresados palmeros que salen cada año de las universidades. Por tanto, una gran mayoría de ellos tienen que buscarse la vida fuera de su Isla: unos, porque no encuentran la posibilidad de ejercer su profesión aquí; otros, porque prefieren hacerlo fuera, donde hay muchas más facilidades para mejorar, actualizarse y promocionarse en el ejercicio de sus oficios.

La Palma siempre ha poseído una alta tasa de estudiantes universitarios, que su tejido productivo no puede absorber. ¿Se puede hacer algo para revertir la situación? Con los pies en la tierra, creo que hay poco margen de maniobra. Quizás se pueda intentar hacer algo para atenuar esta sangría humana, pero desde fuera se percibe que en La Palma cuesta mucho realizar cualquier cosa. Fabricar un nuevo hotel, construir el balneario de la Fuente Santa, edificar un centro de visitantes, instalar un telescopio… Todo son dificultades. La Palma es un paraíso, sí, y hay que preservarlo, también. Pero en ese paraíso viven personas, que tienen derecho a una vida y un trabajo dignos. Para mí, que resido en Tenerife desde 1968 por razones de estudio y de trabajo, vivir en este paraíso es un lujo, nunca he cortado amarras con mi tierra. Es más, cada vez voy con más frecuencia, aunque –como dice Ezequiel Perdigón en la canción  Isla mía – vuelva a marcharme  otra vez. Pero siempre retorno. 

Justo Pérez Cruz

Catedrático de Física de la Universidad de La Laguna