La Palma sigue siendo centro de atención para la ciencia de todo el planeta, señala el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) en sus redes sociales. “Hoy estamos con nuestro colega Toshiya Mori, de la Universidad de Tokio, probando sensores ópticos remotos a bordo de un dron para la detección de dióxido de azufre (SO2) en penachos volcánicos”.
El Instituto Geográfico Nacional (IGN), informó en sus redes sociales el pasado agosto que las mediciones realizadas ese mes de las concentraciones de dióxido de azufre (SO2) eran “muy altas” en los cráteres más al sur del nuevo volcán en Cumbre Vieja a pesar de que habían transcurrido, entonces, casi ocho meses desde el fin de la erupción.
El IGN explicó que las citadas mediciones, así como de la presencia de fumarolas “con alto contenido” de vapor de agua, “es habitual” en esta fase posteruptiva.