Al menos 51 personas han muerto en un nuevo naufragio en la ruta migratoria hacia Canarias. El colectivo Caminando Fronteras ha informado de la tragedia en la que han perdido la vida once mujeres, tres menores y 37 hombres. Los migrantes pasaron ''ocho días de horror'' en una neumática a la deriva, ha señalado la activista y defensora de los derechos humanos Helena Maleno.
La embarcación partió de Tan Tan y solo hay cuatro supervivientes, que se encuentran hospitalizados. Se trata del segundo naufragio en una semana. El primero de ellos tuvo lugar el pasado 21 de junio y murieron al menos 37 personas. Esta tragedia puso de manifiesto la descoordinación entre España y Marruecos en decidir qué Estado se encarga del rescate y el consecuente retraso en la asistencia a los náufragos.
Unas grabaciones publicadas en exclusiva por la Cadena SER confirmaron que España delegó en Marruecos el rescate de la patera, en la que murieron tres personas, entre ellas una niña, pese a las dudas del piloto. El oficial insistía en que las aguas en las que estaba la barca eran zona de búsqueda y rescate españolas. Sin embargo, desde el centro coordinador de Salvamento Marítimo de Las Palmas insistían en que eran aguas marroquíes. Las autoridades de Marruecos llegaron 12 horas después.
''La muerte en la frontera se instala por falta de medios de rescate y la escasa colaboración entre los países para defender el derecho a la vida'', apuntó este sábado Helena Maleno en relación a la nueva tragedia. Por el momento, no han salido a la luz más datos sobre el estado de salud de los supervivientes ni de qué pasará con ellos.
En los últimos diez días, también ha muerto rumbo a Canarias una mujer embarazada. Su cuerpo fue hallado en una lancha neumática por un pesquero a pocos metros de la costa de Lanzarote.
El último informe de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) evidenció que el control fronterizo y el aumento de autoridades en las costas no estaba reduciendo el número de muertes en la ruta canaria. Por el contrario, esta vía de acceso a Europa sigue siendo una de las rutas migratorias más mortales de todo el mundo.