Enterrados sin nombre dos de los migrantes arrastrados por el mar hasta la costa de La Gomera

Imagen de archivo del entierro de una persona migrante en Canarias

Natalia G. Vargas

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El mar arrastró hasta la costa de La Gomera tres cadáveres la semana pasada. El primero apareció el lunes. Unos pescadores faenaban al sur de la isla cuando se toparon con el cuerpo sin vida de un hombre. Al día siguiente, otro grupo de marineros encontró en la zona norte a un segundo fallecido en el océano. Llevaba un chaleco salvavidas naranja y un collar de rezo musulmán. Cuatro días más tarde, los vecinos de Hermigua encontraron a otra persona muerta en la costa. Todo parecía indicar que se trataba de nuevas víctimas de la ruta migratoria hacia Canarias.

Después de una semana en la cámara de frío del Instituto de Medicina Legal de La Gomera, dos de los migrantes han sido enterrados sin nombre. Tal y como han podido confirmar a este periódico fuentes de la investigación, uno de los hombres ha sido sepultado en el cementerio de Vallehermoso y el otro, en Hermigua. ''Se identifican con los números de diligencias que lleva el juzgado para cada caso. El ayuntamiento de cada zona tiene el registro de la ubicación en los niños de cada uno'', añaden estas fuentes.

''Las inclemencias del tiempo, la fauna marina'' y el continuo contacto del cuerpo con el agua hicieron imposible la identificación de la primera víctima, contó a este periódico el médico forense de La Gomera, Ramón Llorente. A pesar de ello, las noticias sobre recientes naufragios de migrantes en el Atlántico y las informaciones sobre cayucos que llegaron sin todos los tripulantes a bordo permitieron concluir que se trataba de un migrante. Esta hipótesis se confirmó al día siguiente, cuando apareció el cuerpo de otro hombre con un chaleco salvavidas y un amuleto propio de la religión musulmana.

''Se acercó un poco más la idea de que estaba apareciendo un grupo, tanto por la cercanía de la aparición de ambos cadáveres como por la data de fallecimiento'', añadió Llorente. Según las autopsias, las tres personas habrían perdido la vida a finales de abril. Aunque ha sido imposible determinar su edad exacta, se trata de tres hombres mayores de edad.

Cuerpos hacinados

Los dos primeros cuerpos fueron trasladados a la cámara de frío del Instituto de Medicina Legal de La Gomera, con capacidad para dos cadáveres. El hallazgo de un tercer cadáver obligó a “hacinar los cuerpos y poner uno encima de otro”.  La falta de un protocolo de actuación ante procesos con múltiples víctimas es una de las razones que ha empujado a los institutos de la provincia de Santa Cruz de Tenerife a la huelga. Las protestas comenzaron en febrero y continúan hasta la actualidad. 

En el caso de las personas migrantes que alcanzan Canarias por vía marítima, las dificultades para su identificación hacen que deban permanecer al menos una semana en las cámaras por si aparece algún familiar. Si nadie reclama sus cuerpos, es el municipio en el que ha aparecido el cadáver el que debe hacerse responsable de su sepultura. Una vez enterrados, los familiares aún pueden reclamar los restos de sus seres queridos, identificados con un código numérico, y someterse a una prueba de ADN para probar su parentesco.

En lo que va de año, al menos 126 personas han perdido la vida en la ruta canaria, la más mortal del mundo. Marzo es el mes que ha dejado más muertes, con 61 víctimas. Según el proyecto Missing Migrants de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 70 fallecimientos se produjeron como consecuencia de las dificultades del viaje (mal tiempo, falta de comida o peligrosidad del mar). Otras 28 muertes se dieron por el hundimiento completo de las embarcaciones y las 28 restantes por causas desconocidas.

Mientras tanto, en origen, las familias atraviesan importantes dificultades para denunciar la desaparición de sus seres queridos. ''Las familias, como las de cualquier otro desaparecido, sobre todo cuando estamos hablando de desapariciones masivas y que implican una macrovictimización y no solo a nivel individual, tienen una serie de derechos que muchas veces les son negados y las organizaciones estamos de apoyo y para romper algunas barreras, pero las familias tienen derecho a poner una denuncia y las autoridades tienen la obligación de buscar con todos los medios a su alcance a las personas desaparecidas y poner de forma proactiva los medios para identificar a las muertas'', señaló a esta redacción la fundadora del colectivo Caminando Fronteras, Helena Maleno.

El colectivo trata de suplir las carencias de las administraciones en cuanto a desapariciones de personas migrantes. Caminando Fronteras informa a las familias de sus derechos a través de un teléfono de asistencia para las 24 horas, dando información a las familias sobre las embarcaciones y sobre las posibles situaciones de desaparición, naufragio o hallazgo de cuerpos y a partir de ahí se trabaja con indicios que permitan tener pre identificaciones. “Tenemos unas fichas que rellenan las familias y sobre todo, lo que hacemos es facilitar el contacto de esas familias con las administraciones públicas que garanticen sus derechos. Eso es lo básico”. 

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