Lía Nociglia tiene 39 años y lleva poco más de un lustro afincada en Canarias. Llegó procedente de Nápoles (Italia), donde confiesa que nunca firmó un contrato de trabajo y se sintió insegura gran parte del tiempo. “La policía no podía hacer nada hasta que no me pusieran un cuchillo en la barriga, para que entiendas”, dice ella por llamada telefónica. Ahora vive en las islas afortunadas, de las que escuchó que tenían “el mejor clima del mundo”, trabaja como camarera (con convenio), vive junto a su pareja y es un número más de los 49.879 italianos que residen en el Archipiélago, una tasa de 22,9 por cada 1.000 habitantes, el dato más alto de toda España y que supera con creces la media nacional (5,77).
El advenimiento de miles de italianos a Canarias se ha duplicado recientemente. De los 73.033 nacidos en el país transalpino que ha ganado España en los últimos diez años, 21.676 han ido a parar a las Islas, cerca de un tercio del total. El aluvión se hace mucho más evidente si ponemos la lupa en cada región. De los diez municipios de más de 1.000 habitantes con mayor porcentaje de italianos, ocho son canarios. La Oliva (un 16,88%), Adeje (10,99%), Antigua (9,77%) y Arona (8,64%) son los cuatro primeros. Todos ellos pertenecientes al Archipiélago.
Giuseppe Bucceri, presidente de la Asociación de Pensionistas Italianos y Compatriotas en el Extranjero (APICE), exclama una única respuesta cuando escucha estas cifras: “Mamma Mía”, contesta, mostrando sorpresa y asombro. A pesar de que admite que no es una novedad, el flujo de migrantes desde Italia hacia Canarias es tan importante que ya ha desbancado de los primeros puestos a británicos y alemanes, los que hasta hace no muchos años lideraban la lista de inmigrantes europeos en la comunidad autónoma. Italia (49.879 empadronados) está muy por delante de Reino Unido (29.582) y Alemania (25.286), según la última actualización del Instituto Nacional de Estadística (INE), publicada este jueves.
“Impresionante. Mamma Mía”, continúa Bucceri entre risas. Ahora comienzan las preguntas. ¿Por qué vienen tantos? “El clima. Mucha gente mayor viene principalmente por eso. En Italia, en las ciudades del norte, puedes pasar muchas noches a menos cinco grados. Aquí no. Aquí estás a 20 grados todo el año”, destaca. Y aprovecha para soltar una motivación singular. “¡Los mosquitos! En Italia hay muchos mosquitos. Más que aquí”, señala Bucceri, todavía con la resaca de la emoción.
El profesor de Geografía en la Universidad de La Laguna (ULL), Vicente Zapata, ofrece una explicación más detallada. Hace unos años publicó junto a un colega el artículo Nuevas Tendencias de la inmigración en Tenerife, donde desgranaba todos los puntos que explican por qué un enjambre muy amplio de italianos que se ha afincado en las Islas.
“Confluyen múltiples motivaciones en ellos, no es una sola causa. Están las personas que llegan por un tema laboral o empresarial, en muchos casos. Las que vienen aquí a hacer negocio. O las que priorizan el tema residencial, personas de cierta edad que vienen ya en la última etapa de su vida”. En Canarias, el 12,4% de los italianos tienen más de 65 años. En el conjunto del Estado, el valor cae a 8,69%.
“Ahí ya empiezan a funcionar las cadenas migratorias. Las personas que se instalaron antes comienzan a correr la voz. Te dicen que es un lugar interesante tanto para vivir como emprender y trabajar. Y esa facilidad de tener otros compatriotas facilita la instancia inicial”, agrega Zapata. “Una parte muy importante se ha instalado en el sur de Tenerife, también. Hay muchas oportunidades vinculadas a la actividad turística”. Tanto el geógrafo como Bucceri hacen referencia, entre otros, al sector de la vivienda vacacional. En las Islas, el 17,8% de los pisos adquiridos por extranjeros en 2021 fueron comprados por italianos. El promedio nacional es de solo el 4,7%.
Según el artículo de Zapata y Daniel Buraschi, analista de la Red de Acción e Investigación Social (RAIS) y docente en la Universidad de Castilla-La Mancha, los principales motivos de los naturales del país transalpino para residir en Tenerife, la isla más poblada de Canarias, son el clima (64,5% lo cree así), el coste de la vida (56,5%) y la tolerancia y apertura de la sociedad canaria (46%). En último lugar están las amistades que tienen en las Islas (8,9%), la similitud cultural (10,5%) y la búsqueda de empleo (11,3%). “Aquí con mil euros vives”, recuerda Bucceri. “En Italia con eso no te da ni para comer pizza”.
“Estos motivos evidencian que la inmigración italiana en Tenerife no se justifica solo por razones relacionadas con el clima, ni únicamente por motivos económicos, sino que pesa (...) un factor de atracción relacionado con la tolerancia y apertura de la sociedad canaria”, concluye el estudio, que recoge datos de una encuesta realizada en 2019 por el Observatorio de la Inmigración de Tenerife (Obiten).
El cónsul de Italia en Canarias, Carlos de Blasio, ahonda en esta idea. “Hay una presión migratoria muy fuerte aquí. Un jubilado viene y ahorra dinero, porque el pago de la calefacción en Italia se puede disparar a los 800 euros mensuales. Pero también vienen jóvenes que buscan trabajo, licenciados, nómadas digitales… El italiano viene y donde un español no ve negocio, él sí”. Y prosigue: “Es el clima y la tranquilidad. El otro día estuve en un restaurante en Puerto del Rosario (Fuerteventura) y de los seis empleados que había, los seis eran italianos”.
Zapata y Buraschi recuerdan en su investigación, publicada en 2019, el último ciclo de la emigración que está viviendo Italia desde la entrada del milenio. Un periodo caracterizado por la mayor presencia de mujeres, de personas de procedencia urbana y de un perfil diversificado. El italiano que llega a España (y a Canarias) no es homogéneo. Puede haber sido empujado a marchar por el desempleo, el empobrecimiento, el aumento de las desigualdades sociales o la falta de perspectivas. Esto último, entendible en un país con un contexto cultural y político “asfixiante” donde solo en el siglo XXI ha habido diez cambios de mandato en el gobierno.
Hay espacio para los jóvenes, especialmente por los programas Erasmus, en los que España destaca por ser el primer destino de estudiantes universitarios italianos. Y también hueco para un flujo migratorio “moderno”: la denominada sun migration, o lo que es lo mismo, el traslado de pensionistas a regiones del sur de Europa con mejor tiempo. Según el texto de Zapata y Buraschi, la mitad de las pensiones italianas pagadas en el extranjero en 2017 son de jubilados residentes en algún país europeo. “Un aspecto sin duda interesante es que España (y en especial Tenerife) es un territorio en el que estas nuevas tendencias son particularmente evidentes”.
Y todo esto cobra mucho más sentido si tenemos en cuenta la presión fiscal en Canarias, mucho menor que la que se ejerce en Italia, aclaran fuentes del sector consultadas. En el país transalpino, los jubilados deben declarar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) más un tributo local y otro regional, que varían según la región. Así, los expertos indican que existe un doble ahorro al tributar en Canarias: uno más directo, porque los impuestos aplicables son menores; y otro indirecto, porque se reducen gastos como calefacción, electricidad o agua. “Cada mes, se pueden ahorrar entre 200 y 400 euros”, añaden estas mismas fuentes.
La rebaja que garantiza la Zona Especial Canaria (ZEC), donde el Impuesto sobre Sociedades es del 4% mientras que en Italia se acerca al 25%, o los instrumentos que brinda la Reserva para Inversiones de Canarias (RIC), entre ellos la reducción hasta en un 90% de la base imponible de los Beneficios No Distribuidos (BND) también en el Impuesto sobre Sociedades, son otros ejemplos.
Giorgio Marone aterrizó por primera vez en Canarias en 1998 de vacaciones. En Turín (Italia) tenía un restaurante, pero se fue cansando de la vida italiana, de “ver siempre la misma gente”, de lo costosa que es allí la rutina, y mientras el historial de vacaciones en el Archipiélago iba aumentando (porque viajó en más de una ocasión, recalca), en 2018 se asentó definitivamente en las Islas, también abriendo un local de restauración en el sur de Gran Canaria, La Cucina Italiana.
Él enfatiza que el tiempo aquí “nunca es malo”, que hay mucha diversidad cultural, pero no es oro todo lo que reluce. “En Italia se creen que todo es barato. Pero no es así. Conozco a muchos compañeros que vinieron, abrieron un bar o una heladería y cerraron un mes después”. A Giorgio, ya con 58 años, nadie lo saca de Canarias. “No. Absolutamente no. Quiero morir aquí”, concluye.